¿Me acompañás con el mate? [Privado]

Ya estaba yo muy feliz en el Jardín Principal de la escuela, sentada entre algunos árboles que, por suerte me producían la suficiente sombra. Estiré los brazos, hinché el pecho y solté un gran bostezo que haría parecer a cualquiera que me estaba dejando la vida en ello. Simplemente tenía sueño. Con mi mano derecha tomé un termo lleno de agua caliente que mostraba tener una pequeña aura de vapor a su alrededor, y con mi izquierda manoteé una especie de calabaza hueca, llena de hierbas y una bombilla que salía de ésta. Me dispuse a echarle agua para preparar el tan anhelado mate. Algunas gotas de agua hirviendo resbalaron y cayeron a mis piernas, que en ese momento estaba cruzadas, haciéndome dar un pequeño gritito. — ¡Carajo, quema! — ¿Para qué secarme cuando puedo seguir tomando mate?. Y eso hice, me llevé la bombilla a la boca y mil sabores fantásticos rodearon mi boca y rozaron mi pa…¡Quemaron mi paladar!. Cerré los ojos arrugándolos y saqué la lengua esperando que se enfriara. No tuve precisamente en cuenta que podía pasar algo así.

Di un fuerte suspiro y apoyé mi cabeza contra el tronco del árbol contra el que estaba sentada. — Estoy aburrida, ojala aparezca alguien para así divertirme… Pero no el gallego ese, porque es muy boludo. — Me levanté, dejando todos los complementos a un lado y tomé una pose de baile. — Ah, tendría que practicar un poquito, hm, no hay compañero para tango…— Mi rostro cambió a uno pensativo “¿Cómo era ese baile español?, ¿flamenco?...” — Creo que comenzaba así — Cambié mi posición de baile a otra un poco más extraña para mí. — ¿Y olé?... No, no era así…Carajo — Suspiré, cayendo al suelo otra vez y apoderándome nuevamente del equipo de mate para volver a repetir lo anterior, exceptuando las gotas que resbalaban.

Spoiler:

Ajá, y para mi desgracia alguien se acercó a molestar. Y no era cualquier “alguien” era nada más y nada menos que… ¿Cómo se llamaba?... Bueno, no importa, en fin, el punto era que quería saber si había visto una tortuga de un tamaño… Normal. ¡Que pelotudo! He visto muchas tortugas a lo largo de mi vida, pero, la pregunta es, ¿por qué tenía una tortuga en la escuela?, está bien, no era demasiado importante saber datos como ese, simplemente debería limitarme a responder. Y eso hice, dejé el equipo de mate a un lado y levanté la cabeza, tapando con mi mano el reflejo que producía el sol y que me lastimaba los ojos. — ¿Una tortuga?, ¿por qué car*jo tenés una tortuga acá?... Es el instituto… — Suspiré, cansinamente y entrecerré los ojos —No, no vi pasar ninguna, aunque si la hubiera visto, no te lo diría, ¿sabés?. —

Meneé la cabeza, cebando otro mate, y como modales no me faltan… O eso me parece a mí, elevé la mezcla, seguramente extraña para el otro chico — ¿Querés?... — Esperé pacientemente a que respondiera, observándolo cuidadosamente a ver si podía sacar por “su cara” el nombre del pibe este que sinceramente, no podía recordar. — Eh, por cierto, che, ¿cómo se llama esa tortuga tuya? ¿Querés ayuda para encontrarla? — Me arrepentiría seguramente de haber preguntado eso, ahora tendría que levantarme y ayudar pero, en fin, ni que tuviese algo mejor que hacer, ¿verdad?... Me levanté con muchísima pereza, todavía con el mate en la mano. Con la otra mano, libre que tenía en ese momento, me sacudí la falda y la ropa, para acabar por dar un pequeño bostezo.