Acomodando todo [Juan Gustavo]

Gustavo se encontraba parado justo frente a la puerta, listo para entrar y ordenar todas sus cosas en su cuarto, al fin lo había logrado, había conseguido entrar al mismo colegio que Ángel, tomo un respiro profundo, sabía que él estaba ahí, pero ¿Dónde encontrarlo?, se rasco la cabeza en señal de fastidio y entro al cuarto.

Su cara no podía dar crédito a lo que veía, Ángel estaba ahí durmiendo como un "Angelito", con su mp4 encendido, se acerco a él y con mucho cuidado le quito los audífonos, dio media vuelta, lo mejor sería comenzar a arreglar sus cosas.

Antes le dedico un pequeño vistazo a las cosas de Ángel y sonrío al ver todo ordenado, volvió a mirar a quien podría nombrar como el "amor de su vida" y volvió a sonreír lleno de satisfacción, los dioses o alguna cosa en el espacio estaba de su parte.

Comenzó a ordenar nada tenia que quedar fuera de lugar.

Ángel sintió como le quitaban los audífonos, se revolvió un poco y siguió durmiendo, seguía cansado por el largo viaje hasta ese lugar. Siguió durmiendo plácidamente por mucho rato hasta que comenzó a despertar poco a poco.

Abrió los ojos, mirando al techo y se sintió como que algo le faltaba... buscó en sus orejas y no estaban sus audífonos, los encontró a su lado; miró a su alrededor, confundido y vio a Gustavo acomodando sus cosas en su lado de la habitación. Abrió los ojos como platos, no podía creérselo, en serio era él su compañero de cuarto... era... era.. insólito, increíble, inimaginable...

-¿Cómo llegaste aquí? -preguntó completamente sorprendido, parándose en medio de la habitación

Tavo se dio por aludido que su amigo acababa de despertar de su sueño, y el corazón le comenzó a latir veloz mente, se volvió en dirección de Ángel, al verlo sonrió abiertamente, la felicidad que sentía era desbordante.

Cuando Ángel le dijo que se cambiaría de colegio, el pelicastaño sintió que todo el mundo caía sobre él, pero ahora aquí estaban uno frente al otro como siempre.

Era como si todo el universo conspirara para ver cumplir el eterno sueño de Tavo, y ahora que estaban en el mismo colegio, en el mismo cuarto, no descansaría hasta verlo hecho realidad.

-Pues, igual que tú - Le respondió en tono burlón, para luego comenzar a carcajearse - Es que acaso pensabas dejarme tirado y abandonado, pues no señor, por lo tanto heme aquí - Sonrió mientras se acercaba peligrosamente al pelinegro - ¿Me extrañaste? - Le preguntó

Miguel Ángel se que quedó mirando a su amigo por largo rato, no, no podía creerlo, él no podía estar aquí. No era que no lo quisiera o que estuviera huyendo de él, simplemente estaba muy sorprendido por que el de cabello rizado estuviera allí, colocó una cara seria y lo miró de arriba abajo.

-¿Extrañarte?, para nada... -mintió, si lo había extrañado, a él y a todos, pero más a él- pero bueno, ya estás aquí así que no puedo hacer nada -se puso sus audífonos y se tiró en la cama, luego recordó algo- ¿Trajiste tu laptop? -le preguntó, mirándolo un poco serio.

- ¡Ah! O sea que a mi laptop si la extrañaste, pero a mi no - Lo miró simulando disgusto en su rostro - Pues claro que la traje, pero cierta personita, que no quiero mencionar no la va ha usar por algún tiempo, ese será tu castigo.

Se dirigió a una de las maletas que aun no había organizado y saco una de menor tamaño, saco su laptop y la puso sobre su escritorio, mientras volvía a ver a Ángel y le mostraba la lengua juguetonamente.

- Los chicos te mandan saludos, y me pidieron que te digiera, que no te olvides de ellos, ni que te convirtieras en un niño de papi y mami ahora que estas en un cole como este.

-Bueno, si tu lo dices - Tratando de no dar mucha atención a lo primero, vuelve su rostro en dirección de Ángel y lo ve con los audífonos aun puestos, baja la mirada pensando que no lo escucho.

- Mientras estés aquí, para mi no hay problema - Susurro, sintiendo seguridad en que Ángel no escuchaba nada, no quería incomodarlo con sus torpes comentarios.

Acomodo todas las cosas de su laptop, la conecto y la encendió dejándola ahí, como muda invitación a usarla para Ángel - Esperaría un beso de agradecimiento y bienvenida pero... - Susurro de nuevo, y negó con la cabeza, disponiéndose mejor a seguir acomodando sus cosas electrónicas en la gaveta del escritorio