¿Dramatizando? | [Privado]

Apenas abrió la puerta del salón de teatro y vio a todos ensayando sus partes de la obra supo que allí no se concentraría, desaprueba pero sabe que esa no es la solución a sus problemas. Con el libreto en mano y su caminar de porte (y lamentablemente cara de pocos amigos al no estar de buen humor) llegó finalmente al único lugar donde creyó que encontraría paz. El auditorio, mejor dicho, detrás del escenario tras bambalinas, todos dicen que amas estar sobre el escenario pero es que no han sentido la ansiedad que provoca estar fuera de él a punto de salir, es una sensación completamente adictiva y finalmente adora recibir la recompensa de la espera y el trabajo; los aplausos.

Inevitablemente aparece una sonrisa satisfactoria en su rostro al recordar que si logra aprenderse bien el papel designado puede que obtenga el principal y finalmente escuchar esas alabanzas para él cuando presenten la obra. Se anima, y se sienta en una esquina mientras empieza a hojear el guión, si tan sólo tuviera un puro a la mano, tiene uno guardado en su cajita dentro del bolso pero se pregunta si lo notarán (porque que quedará olor lo hará). Se auto convence que nadie sabrá que es él y lo saca, es que lo necesita para concentrarse.

Caminaba tranquilamente por los pasillos de la Gakuen mientras miraba de reojo las puertas que daban entrada a las salas principales del establecimiento. Pasó frente a la biblioteca pero se veía con bastante movimiento, luego se asomó por el salón de música pero estaban en prácticas. Tenía ganas de ir a algún lugar pero donde no hubiese nadie, o por lo menos donde algo le llamara la atención, depronto volteó encontrandose con la gran puerta de madera que daba hacia el auditorio, tal vez hallaría algo más que pudiese interesarle.

-Ajam~ - Abrió solo un poco la puerta y asomó la cabeza, menos mal que no era de esas puertas sonoras por lo que casi ni se sintió. Lentamente se adentró al lugar, por la parte trasera y se sentó en una de las últimas sillas, mirando hacia el frente, notando que se encontraba allí una figura.

Lo pudo reconocer enseguida, era el cabeza de zanahoria ese, el escocés, hizo una sonrisa de medio lado y se puso de pie, pasando disimuladamente por las sillas, esperando no ser visto por el otro, una vez estuvo más cerca notó que tenía un puro en la mano y frunció el entrecejo, comenzando a carraspear para llamar la atención del otro chico.

Estaba demasiado inmerso entre buscar la página donde había termina de leer la última vez y con el puro en mano buscar los fósforos para encenderlo, se lo coloca en la boca mientras sigue buscando con la mano en su bolso sin despegar la vista del guión. Todo iba perfecto hasta que un ligero carraspeo lo saca de sus pensamientos e inmoviliza sus actividades por unos segundos. Cerró los ojos un momento e imploró paciencia, giró el rostro lo suficiente para mirar al invitado y una mueca que denotaba alivio se implantó en sus cejas y facciones.

-“Ah, eras tu Kirkland”-habla con el puro en la boca por eso un poco menos entendible, con la mano lo retira y le mira directamente-“¿Desde cuándo tu pasatiempo es espiar estudiantes, eh?”- No es que se conocieran demasiado, es más bien parecían siempre empeñados a llevar la contrario… sin razones aparentes. De todas formas, él era mejor que cualquier profesor o algún tipo de asistente.

-No te estoy espiando, no te hagas el importante, McGregor... -Se acercó un poco más- ¿Qué crees que haces? Supongo que estás enterado que está prohibido fumar, es más... Sobretodo si son esas cosas -Señala el puro- Te hará horrible, definitivamente... Aunque no me molestaría si eso te hace morir pronto... -Soltó con una sonrisa-

Subió al escenario y con curiosidad miró el libreto, recordaba que el chico estaba en el club de teatro y le causaba gracia, las personas que conocía y pertenecían a ese club eran las más amargadas, y el escocés no se quedaba atrás, a su juicio. -¿Y qué obra harán ahora? Espero que esta vez tu papel sea acorde contigo, uhm... Algo así como un idiota engreído - Dijo tranquilamente mientras se cruzaba de brazos.

Pensó realmente en dejar el puro para otra ocasión pero el sólo echo de poder llevarle la contraria al inglés terminó por volver a colocárselo en la boca y prenderlo con los fósforos que logró encontrar en su bolso mientras el otro hablaba. Sólo me miraba como se degustaba con esa risa tan irónica y comentaba sobre su pronta muerte. Ladea la sonrisa con el puro en la boca, inhala y luego bota el aire esperando que este le llegara aunque sea indirectamente-“No te preocupes, aún me queda mucha vida Kirkland asi que temo decirte que no cantes victoria”-

Hojea el libreto con el puro en mano, luego vuelve a hacer el mismo ejercicio de sostenerlo entre sus labios para levantar el libreto lo mas cerca de la cara del otro-“Esto es arte y recibo aplausos por ello, dudo que tu puedas… cejotas”- Auch golpe bajo-“En realidad es un clásico de clásicos, se que Romeo y Julieta te suena”- se encoge de hombros, este año el profesor quería re enamorar al público con los clásicos de toda la vida.

-Perfecto ¿entonces serás Julieta? -Le arrebató el libreto y lo ojeó, entrecerrando los ojos- Siempre hacen lo mismo, debería escoger otros clásicos... Alguna buena comedia, que sé yo... Y quizás el drama no es lo mío, pero toco perfectamente la guitarra, y sé que la gente también disfruta de aquello.


Le entregó de vuelta el papel, sentándose a un lado mientras suspiraba pesadamente. Ya había terminado todos sus deberes, había acabado con casi todos sus libros y sus padres aún no le enviaban los que había encargado. Tenía un montón de tiempo libre y nada en qué gastarlo.

-Si quieres puedo ayudarte a practicar... No lo digo porque quiera ayudarte, pero no tengo nada mejor que hacer, es esto o molestar al francés ese, pero seguro ha de estar intentando conquistar alguna chica por ahí -Le miró de reojo en espera de alguna respuesta.

Miró unos momentos las hojas que estaban en las manos de Arthur, fuma y escucha las burlas de Kirkland sobre el posible hecho de que le pusieran vestido para ser Julieta, resopla y se aguanta la risa, mejor dar importancia a la otra acotación que por más que deteste admitirlo cree que el inglés tiene razón en ese sentido pero la mayoría votó unánimemente por esta obra (bastante común) en donde todas las jovencitas suspiraban y los hombros ya quería tener sus escenas de peleas entre familias. ¿Y que puede hacer contra la mayoría? Desaprobar pero finalmente acatar, sólo que… no le diré al otro que coincide, no va bien para su reputación.

-“Si, la guitarra”- le responde con una irónica sonrisilla, pero pasa por alto aquello ante el ofrecimiento de ayuda de su parte, alza una ceja, no quiere parecer sorprendido pero lo está, no puede vitar soltar una pequeña broma que se le ocurre en el momento-“¿Quieres ser mi Julieta, Kirkland?”-

-En tus sueños... -Murmuró, cohibiéndose un poco, cuando era niño estuvo un par de años en una escuela solo para varones y sí, se les había ocurrido hacer esa obra como curso y con nota obligatoria. Para su desgracia había sido Julieta y eso le dejó bastantes burlas por un corto tiempo. -Supondré con eso que te tocó el papel de Romeo ¿no? -Se rascó una mejilla mientras miraba hacia otro lado, ahora se arrepentía del ofrecimiento que se había ocurrido decir.

Guardó silencio luego de ello, en espera de alguna reacción por parte del otro, pero se negaba a volver la vista hacia él, asi que solo se dedicó a mirar los asientos vacíos mientras entrelazaba sus propios dedos y lanzaba un suspiro cansado.

-“Pesadillas Kirkland, pesadillas”- Ríe entre dientes, se toma su tiempo entre terminar su puro y notar el nerviosismo del otro, asume que es porque la idea parece desagradarle completamente es más, espero que se levantara de golpe y rechazara la oferta con una que otra burla de respuesta, pero al notar que no lo hizo se lo pensó un poco ¿Qué ganaba con esto? Debía estar muy aburrido ¿ganaba él mismo algo con esto? Por supuesto, práctica y una faceta muy divertida del inglés.

Termina el puro, la evidencia la esconde en su bolso y le ofrece el guión al rubio, ni se para, no cree que hacerlo muy en serio ¿o si?-“¿Aquí o en el escenario, my Lady?”-acota en broma.

-Como sea -Le arrebató el guíon de golpe, nuevamente y leyó un poco el contenido- No hay que no pueda hacer, simplemente porque soy mejor que tú.

Recordaba esa obra de memoria, ese libro era tan corto y simple que se lo sabía casi de memoria. Le gustaba hasta cierto punto Shakespeare y todo lo que estuviera relacionado con él por alguna razón sus creaciones eran tan famosas. -De todas maneras los dialogos entre los protagonistas son bastante reducidos, y menos mal que es así... -Murmuró lo último, recordando de nueva cuenta su vergonzosa experiencia.

Detuvo su repaso por el texto al detenerse en la escena en que Romeo y Julieta se conocen, sonrió con sorna al leer las palabras que se supone, Romeo debía decir.

-Vaya, realmente no te veo en ese papel, ¿tú diciendo tanta cursilería? Seré el primero en estar el día de la presentación... Oh, presiento que me reiré con ganas.

Así que sus palabras habían ido directo a su orgullo y por lo tanto rechazar la ayuda se volvería casi un signo de cobardía-“Lo que tu digas Kirkland, lo que tu digas”- Mejor dejarlo pensar lo que quiera, darle la razón con sorna, siempre sirve mucho mejor que discutírselo-“Bueno, todos sabemos que la gracia está en más en el cómo lo dicen que qué es lo que dicen, he allí el talento del actor”-

Miró de reojo para ver cual es la escena que había seleccionado, bien, con el principio siempre se parte por lo que no objetó su decisión pero tampoco la iba a aprobar en voz alta para el deleite del inglés. No puede evitar reírse ante el último comentario-“Deja de preocuparte por mi Kirkland, en esos momentos tendré a una bella dama que me inspire a recitar todas aquellas palabras. Me encargaré que tengas los boletos en primera fila”-

Tose un poco, aprovecha un ligero momento de despiste para tomar su mano como si de una dama se tratara.

-“Si con mi mano indigna he profanado. Tu santa efigie, sólo peco en eso: mi boca, peregrino avergonzado, suavizará el contacto con un beso”- Y no, no es necesario actuar eso, en realidad sólo quiere ver la cara que pone.

Le oyó recitar el texto y miró su mano, poniendo los ojos en blanco antes de soltar una sonora carcajada, la situación se le hacía demasiado graciosa como para aguantarselo - HAHAHAHHAAH Oh God... -Carraspeó y sin siquiera leer el texto dijo, muy fluídamente -El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de besar manos de santo... - Citó, su rostro mostraba notoria altanería y apartó la mano de golpe.

Si quería guerra la iba a tener y ahora era momento de aprovechar que debido a su modo tan aplicado de estudiar, el texto se había quedado grabado en su mente, dejó el libreto a un lado y se volvió a cruzar de brazos, mirando de manera retadora al escocés.

Alzó una ceja mostrando una exagerada incredulidad al ver como lo recitó a la perfección, eso sólo le llevó a una conclusión acompañada de una sonrisa socarrona- “…Esto me hace pensar que realmente sirves para Julieta Kirkland, un vestido te quedaría de maravilla”- rueda los ojos en burla cuando nota que ¿le está retando con la mirada? Entonces el inglés si se estaba metiendo en territorio peligroso al buscarle guerra.

Se aventuró a moverse de tal forma en que se ladeaba y dejara un poco encajonado al inglés con dificultades para escapar. Se acerca y susurra más que recirtar-“ ¿Y no tiene labios el santo lo mismo que el romero?”-

-Cállate, solo estás celoso de que todo me quedaría bien, muy al contrario de tí - Contestó altaneramente mientras inclinaba la cabeza en una pose de seguridad.

Le vio acercarse y casi acorrarlo, pero ni se inmutó, que fuera solo ligeramente más alto no le asustaba en absoluto, y su cercanía le provocaba enormes ganas de darle un puñetazo en esa cara tan llena de superioridad. Le irritaba porque a su parecer aquel chico era un patán y lo peor de todo es que muchas veces le resultaba.

-Los labios del peregrino son para rezar. -Ladeó el rostro hacia otro lado, tomando la actitud esquiva que tenía Julieta en aquella escena.

No tenía que ni verle el rostro tan de cerca para saber lo irritado que se encontraba y que contaba con suerte de que ese puño no se estampara de lleno en su cara, bueno, había que seguir tentando a la suerte porque verle de esa manera era realmente divertido, molestarle debería catalogarlo como un morboso placer porque lo disfruta demasiado.

-“¡Oh, qué santa!”- Si, era parte del dialogo pero el escocés lo hizo sonar de tal manera que fuera directo a él, casi acunándole a la cara de lo puritano que era a veces como en broma y como verdad-“ Truequen pues de oficio mis manos y mis labios. Rece el labio y concededme lo que pido.”- Eleva una de sus mano para con un dedo tocar el mentón del inglés y girarlo para que pudiera verle de frente.

-El santo oye con serenidad las súplicas - Le respondió, sin apartar el rostro ni la vista, no era cobarde para eso, pero si lo que tuvo que contener con ganas eran los puños, que mantenía apretado a sus costados.

Si bien recordaba esa parte luego se suponía que Romeo le robaba un beso a Julieta, de solo imaginarlo una mueca se formó en sus labios. Ni muerto, aunque sabía que el otro era capaz de eso y más solo por verle molesto, por ello y con precaución aprovechó de apartarle con una mano, haciendo como que iba a coger el texto nuevamente, al menos tenía que mostrar una excusa por la cual buscaba romper la cercanía entre ambos.

Entrecerró sus ojos y observó con detalle sus movimientos, la mueca, los nudillos casi blancos por la presión, y el movimiento de buscar una alternativa de distracción. Su cuerpo se ladea de tal forma que ahora si queda encasillado por completo, con ambos brazos a sus costados.

-“ Pues oídme serena mientras mis labios rezan, y los vuestros me purifican”- recita y sabe lo que viene, rápidamente con su mano derecha la toma el mentón y se acerca unos centímetros más a la cara-“¿Quieres un beso Kirkland?”-hace una pausa para esbozar una de sus típicas sonrisas-“Aunque no lo creas soy un caballero y debo pedírselos a las damas primero”-

Se mareó, por una parte porque el rostro del otro estaba demasiado cerca, casi podía sentir su respiración y hasta ese leve toque a tabaco. Y lo odiaba. Entreabrió los labios para soltar una queja, pero de golpe sus mejillas se habían sonrojado y quiso pensar que solo era por el enojo.

-Me jodes, vete a llamarle dama a alguien más. ¡No soy una mujer! - Entornó los ojos para mirarle fijamente- Y no, prefiero recibir un beso de cualquiera, menos de tí. Creo que serías la última persona en el mundo a la cual optaría por besar- Sonrió, de seguro ya con eso le otro se ofendería y dejaría de ponerle así de incómodo.

Notó curioso el sonrojo ¿tanto se había molestado o es acaso qué…? ¿Podría ser que le ponía nervioso? No debe subestimarle y tampoco confiarse esa una regla que siempre se impone-“¡¿A cualquiera?!”- alza la voz exagerando una falsa sorpresa-“… ¿sabes que es lo peor Kirkland?. Que si te creo”- Muy en el fondo, esa idea no le agradaba para nada. Puede ser la moral implantada seguramente.

La misma mano que fue apartada con anterioridad volví a elevarse a su rostro, su dedo pulgar se posó en sus labios entre abierto, los delinea el silencio, su tacto los percibe suaves, que lo pensaría del inglés. Sonríe para si. Suspira y se aleja para volver a sentarse en su puesto-“Es tu día de suerte entonces”-

¿Día de suerte? Prácticamente estaba temblando, no se esperó aquel roce, y menos que fuese con esa suavidad. Se movió nervioso hasta alejarse un poco más del chico y le lanzó una mirada.

-Supongo que ya no requieres de mi ayuda, tu papel es simplemente pan comido -Supuso que lo más fácil era irse rápido de allí antes de que cometiera alguna estupidez, porque de seguro lo haría. Más porque no sabía desde que momento el escocés terminaba intimidandole de esa forma. Quizás porque era más alto y lucía un poco más fuerte. O porque simplemente él mismo tenía un ligero problema.

-Ya... Mejor me voy -No quería lucir nervioso pero lo estaba.

Se tomó unos momentos meditando un poco lo que había hecho, es decir, seguramente inconcientemente sólo quería ponerle nervioso por el mero hecho de molestarle. ¿Verdad? Miró de reojo a su compañero que parecía también sumergido en sus asuntos hasta que irrumpe el silencio con sus palabras.

Eso podría sonar tanto como un halago como un desprecio, pero viniendo del inglés las nulas posibilidades que dijera algo bueno de él eran altas. Se levanta de golpe apenas afirma que se va, se mece en sus talones pero retoma la sonrisa tan característica de él-“Tienes razón, no necesito practicar más por hoy, es pan comido”-recuerda algo-“Por cierto, creo que dejaron unas cosas en los cuartos que hay que ir a ver, están reorganizando o algo así, si tenemos suerte seguro nos separan”-ironiza.

Decidió no responderle a lo primero, o terminaría haciendo más pelea, sin embargo al escuchar lo último tuvo la necesidad de voltear a verle. Quizás la se estaba hartando del mal trato que tenía con todo el mundo, nisiquiera en su cuarto, al parecer, podía estar a gusto. Entrecerró los ojos, quizás si le dolía, pero solo un poco, el no poderse llevar bien con prácticamente nadie.

-Sería un milagro, creo que cruzaré los dedos para que eso ocurra- Dicho esto se llevó una mano a la cabeza, revolviéndo un poco más sus ya desordenados cabellos. Se sintió confundido y nisiquiera supo porque, por eso tal vez tenía ganas de huir rapidamente de allí.

Bufó y ni siquiera le tomó mayor importancia ¿para que negarlo? Se veían la mayor parte del día y la acción más pacifica de convivencia que han tenido ha sido cuando... Duermen. Y alli no ponen mucho esfuerzo de cada uno. Tomó el guión olvidado a un lado y se encaminó como raras veces en silencio, necesitaba pensar un poco consigo mismo y ni esfuerzo hace en saber si le está siguiendo o no, sólo lo asume.

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