Die Verletzung hinter der Tür [Private]

Recordaba que su primera impresión fue el desconcierto. Al sentir ese aroma a alcohol característico de la enfermería junto a otras medicinas extrañas, pensamientos se atropellaron sin ningún orden en su cabeza, retumbando en su occipital un dolor que se extendía por el parietal hasta su frontal.

Las imágenes de la pelea de antes habían regresado a su mente entonces, había recobrado un segundo la conciencia y recordaba haber estado en brazos de Feliciano. Pero no más que aquello. Luego gritos e insultos por parte de la joven que anteriormente estaba… Armonia’….

Todas las imágenes habían regresado a su mente, desde que Ludwig se había aparecido en el instituto con ese uniforme hasta su propio comentario. De una forma u otra toda la situación se había tornado hacia Gilbert y recordó que al principio Ludwig nada más le estaba dando advertencias. Pero… él siendo él no se había podido quedar callado.

“¿Tanto te jodió lo del cuarto, eh, Ludwig?"

Aún se sentía algo mareado, pero ni sombra era de cómo había acabado momentos atrás cuando directamente no se había podido ni mover. Le dolían varios músculos, y era entonces cuando sentía verdadera frustración e impotencia.

Era débil en fuerza, y una personalidad como la suya en esa figura… no combinaba.

Con sus armas claro, era el terror sobre tierra, pero, a pesar de que llevaba su navaja en el bolsillo inferior de su chaqueta. Ludwig había sido muy rápido y ni tiempo de moverse le había dado. Eso, y que no era para nada honroso sacar una navaja en una pelea cuerpo a cuerpo. Aunque, durante unos instantes se preguntó si no haberla sacado durante la pelea había sido noble… o realmente idiota.

Se acarició las sienes, palpando una curita en el puente de su nariz en lo que suspiraba y se volvía a recostar en la camilla, así miró hacia los lados. Con la impresión de que había alguien más aparte de él mismo allí.

Al observar a la camilla opuesta surgió su respuesta.

Todo había ocurrido demasiado rápido, llegando feliz con su juego nuevo al patio hasta que se enteró que uno de sus mejores amigos estaba en la enfermería y que el causante de aquello era su hermano. Debió quedarse callado, o eso le recomendaron, pero él no podía dejar que eso ocurriese... a un amigo... no, no lo dejaría solo y menos por su hermano. Tenía que saber lo que estaba ocurriendo... pero el conocimiento de la situación fue peor que las consecuencias.

Su hermano le había llamdo "puta", pero eso no había sido lo peor... podía vivir con eso ya que podría hablarlo con él pero cuando comenzó a seguir insultando, cada palabra como una daga a su pecho terminó por darle el golpe de gracia "Yo no tengo hermanos". Su reacción no fue la mejor y le había golpeado, pero como era de esperarse, eso fue como si nada ante el líder del club de deportes.

Su mejor amigo se había atravezado en medio intentando calmar la situación, Toño siempre había sido partidario de la paz y esta vez no había sido la escepción...

Todo había ocurrido demasiado rápido...

Vio a su hermano acercarse corriendo y solo atinó a apartar al español antes de un fuerte dolor en su cabeza y ver todo negro. "A ver si con eso aprende a que él no es el único con sentimientos"... resonó en su vacío de conciencia.

"A ver si con eso aprende a que él no es el único con sentimientos"...

Sus ojos se abrieron y la luz del lugar le cegó, volvió a cerrarlos y levantó su mano para cubrirse el rostro, un profundo y lacerante dolor le hizo apartar la mano y volvió a abrir los ojos con un jadeo. Miró sus manos, estaban raspadas. Se tanteó el rostro, dolía incluso respirar, tenía una curita en su nariz y una gasa en su mejilla, así mismo tambie en su frente del mismo lado diestro de su rostro, sentía el sabor metalico de la sangre en su boca y al explorarla con su lengua descubrió que esta también dolía así como su labio.

Intentó levantarse pero el mareo le hizo volver a quedarse acostado con un quejido dejando caer su rostro a un lado... y allí le vio al rubio. Por instinto sonrió - Marica, no aguantas nada. - dijo como si ignorase su propia situación. Recordaba todo con claridad. Quizás demasiada claridad... "puta", "no tengo hermanos", "no eres el único con sentimientos"...

Miró al mayor a un lado, también tenía unos cuantos cortes en el rostro y seguramente portara algunos moretones en el cuerpo. Ya que se notaba lo adolorido que iba. No se veía mejor que él, y él mismo sentía bastante molestia solo de moverse un poquito. Así que Gilbert seguramente estuviera en su misma situación.

Al escucharle no pudo evitar reír, hablaba de aquella forma a pesar de cómo estaba. Era algo medio inspirador si se le veía de un buen punto de vista.

Entornó los ojos con un suspiro. Realmente preguntándose como rayos había terminado el albino en su mismo estado.

-Cállate, que no estás mejor que yo. ¿Qué te pasó a ti?-

Al verle reír sonrió, habría reido pero no tenía ni el ánimo y el dolor no ayudaba para dicha acción. En ese momento no había lugar del cuerpo que no le doliese, seguro el impacto había sido fuerte y el trato de sus amigos al llevarle tampoco había sido el más cuidadoso pese a las buenas intenciones. Claro, él no lo sabía.

Buscó con la mirada a la enfermera pero no se encontraba en su punto de visión, seguro confiaba que dormirían más y se fue por un café o solo a saltarse horas. Regresó a mirar al rubio - ¿A mi? Me caí por las escaleras del colegio. - comentó como la cosa más normal del mundo con una sonrisa.

No podía evitar seguir pensando en las palabras de su hermano... ¿por que tenían que doler tanto? ¿por que había hecho esa escena en frente de todo el colegio?

Ladeó la cabeza analizándole en silencio, una sonrisa ligera adornándo sus facciones. Ni disimuló su gracia al escuchar su respuesta, su mirada perdiéndose en una televición encendida de mediana calidad.

-No sabía que había un material tal que pudiese causar raspones en las escaleras... quizás si cortes... pero... ¿raspones? Eso y que el cuello de tu camiseta está corrido, ¿Qué fue lo que realmente te pasó, Gilbert?-

No se molestó en mentir y fingir que se había tragado el cuento solo para evitar tocar algún asunto delicado, no era su estilo ir por rodeos. Prefería las cosas de frente y para agregar tenía un mal presentimiento de todo aquello. Los raspones que Gilbert lucía en su rostro se asemejaban mucho a los que él mismo tenía en el brazo derecho al haber caído sobre el rasposo piso de las canchas en el patio.

No quería decirle la razón... por la que se encontraba así. Aunque era uno de sus mejores amigos... quizás debería no tenerle secretos así y dejar un poco de lado el tema desu orgullo que ya bastante roto estaba.

Con dificultad se sentó en la camilla, su mano se apoyó en el borde mientras con un gesto de dolor se levantó, su cabeza daba vueltas y se sentía mareado. Había sido un golpe fuerte y probablemente tubiese un hematoma en la nuca, donde la patada había impactado. Suspiró mientras miraba a su alrededor en busca de la enfermera, pero al parecer se encontraban a solas, mejor para él.

Doblando sus rodillas se abrazó a las mismas para sostenerse y no caer hacia atrás, aunque él se sintiese quieto en realidad se movía un poco en un baivén a causa del mareo. Miró al suizo con seriedad. - No es difícil adivinarlo. Fue Ludwig. - Nada de West, mi hermanito o algún sobrenombre que siempre utilizaba. - Cuando me enteré que fue él quien te golpeó lo enfrenté... - sus cejas se curvaron en un gesto de dolor al recordar. Ya no le importaba el dolor. - Me llamó "puta del colegio"... y dijo que no tenía hermanos. Toño intentó calmar las cosas pero lo último que recuerdo es ver venir a Ludwig corriendo hacia mí y su pie levantarse del piso... por el dolor en mi cabeza supongo que fue ahí donde me pateó y perdí la conciencia... - omitió las palabras que le quedaban en su sub conciente... también evitó seguir hablando. Su voz se quebró un poco a lo último, su hermano era alguien muy importante para él, aquello era algo que le dolía de sobremanera... posiblemente más que cualquier cosa.

Ya se había quedado mudo al escucharle decir el nombre real de "west", pero en el instante en el que el otro comenzó a hablar su sonrisa fue deshaciéndose hasta que se desvaneció, dejando lugar solo a una expresión algo perturbada y de semi seriedad.

Apretó los puños con impotencia al escuchar lo que el otro decía, ¿Qué mierda estaba pensando Ludwig?, Bah... era cosa de hermanos. No era asunto suyo tampoco...

Al levantar la mirada alcanzó a ver el tambaleo que mantenía el albino, acomodándose para ponerse de pié mientras se sentía treinta años mayor por la dificultad de moverse. Tomando gentilmente el brazo del otro para sentarle a un costado de su cama, tomando asiento a un lado suyo.

-Ya... no tienes que profundizar en el tema si no quieres...- Masajeó sus propias sienes con estrés - Estúpido... la pelea que tuve con tu hermano fue culpa mía, no deberías haber saltado a defenderme así. - Le reclamó, pero con una mezcla de reproche, agradecimiento y diversión. Pues no habría esperado menos de Gilbert. Y, seguramente él en su lugar habría hecho la misma tontería. - Acabaste más herido que yo... y no me refiero al ámbito físico...-

Al verle levantarse por su vista periferica, pues su mirada se fijaba en un punto vacío entre sus pies, ladeó el rostro para verle y nuevamente se sintió enojado hacia su hermano por lo que le había hecho al suizo. Más allá de todo, su hermano era una mole de músculos que superaba en altura con creces a Vash, pensaba que su hermano tenía honor, al menor suficiente como para tomar conciencia de su fuerza y no meterse así con otros más débiles... se incluía aunque él mismo se consideraba a la altura del menor, pues de no haber estado Toño en medio habría podido esquivarle, era más ágil... pero las cosas no se habian dado así...

Acetpó la ayuda recostandose y apoyó su mano en la cadera ajena mirandole con una sonrisa algo débil - Todo el instituto piensa eso... ¿Por qué sería diferente con We... Ludwig? - torció el gesto y suspiró - Normalmente no me importaría desmentirlo o dejar que piensen lo que quieran... creo que no fui conciente de lo que Ludwig pensaba de mi... pensé que él, sobretodo él, podía ver más allá de una simple fama o una imagen... - sintió sus ojos cristalizarse. Realmente le afectaba el tema de su hermano, al fin y al cabo siempre le había protegido, siempre habian sido muy cercanos, pero desde que ingresaron a la academia las cosas se marchitaban poco a poco... su hermano ya no lo necesitaba, tenía sus propios amigos y su propia vida, era líder de un club y ya no no había lugar para él en su vida... obvio que dolía.

Intentó cubrir esos sentimientos como siempre lo hacía encerrandolos en su pecho y levantando nuevamente esa pared de sonrisa sarcástica y mirada traviesa. Se secó los ojos con el reverso de su mano y sonrió mirando al rubio. - ¿Cómo te sientes? -

Sintió algo quebrarse en el ambiente al ver el ligero brillo inusual en sus ojos, infirmando sus sentimientos al ver la ligera lágrima que había escapado irremediablemente por el revés del ojo antes de que las limpiara.

Pasó el brazo por su hombro, ignorando la pregunta y le acercó despacio en un abrazo, haciendo que el otro quedara con su rostro junto a su cuello, el suyo propio hundiéndose en sus cabellos plateados. -No importa lo que crean los demás de ti, si no quien realmente eres.- Aseguró, sintiendo el dolor del otro al imaginarse en su situación. Que tu familia te de la espalda y te diga semejantes cosas.

"Yo no tengo hermano mayor..."

Si Lili le dijera eso... definitivamente... NO sabría reaccionar. Y, conociendo al albino, el simplemente pretendería que estaba todo bien. Para no preocupar al resto y para mantener su imagen...

- No sé si sería buena idea pero... podrías hablar con Ludwig...- Ofreció en voz baja, sin romper el contacto.

Se quedó pensativo hasta que fue abrazado, sus manos temblaron y lentamente abrazó al rubio, un movimiento lento e inseguro. Su mente era un caos, sus sentimientos también lo eran, estaba completamente desvalanceado y su muralla se había quebrado por las palabras de su hermano. El pecho del albino era como una gran herida en carne viva y todos los traumas que acarreaba cayeron sobre él... sus ojos se apretaron mientras contenía las lágrimas, pero era imposible.

Su rostro se ocultó en el cuello del suizo y un sollozo apenas se dejó oír seguido por la humedad de las lágrimas, no soportaba más, ya no era fuerte para cargar ese peso él solo. Todo pesaba, el rechazo de su abuelo diciendole que era mala influencia para su hermano, las palabras de Frederich, sus intententos de superarse, su soledad, el que solo se le acerquen por interés... su hermano... era demasiado. El sollozo se apagó pero su respiración indicaba que seguía llorando en silencio. Las lágrimas solo brotaron por sus ojos como nunca nadie... ni su hermano... le habían visto. Era la primera vez que se quebraba frente a alguien, normalmente huía cuando se sentía así, normalmente se descargaba llorando en el baño o cuando estaba solo... pero no había palabras más que: simplemente había sido demasiado.

Sentía que había perdido a su hermano... y se sentía más solo que nunca. ¿Qué importaba la popularidad ahora? ¿Ser el líder del club de alternativa? ¿El presidente del consejo? ¿De que valía todo eso si solo se acercaban a él para divertirse o pasar un buen rato? Amigos que solo estaban en las buenas hay muchos... y su hermano parecía que había sido uno de esos, sin darle oportunidad de explicarse, solo tomando las palabras que estaban en boca de todos "La puta del colegio", "yo no tengo hermanos". Un nuevo sollozo hizo temblar su garganta y se aferró con todas sus fuerzas al suizo.

Su agarre se hizo más firme y sobreprotector, entornando los ojos mientras miraba hacia el suelo en silencio, podía sentir el temblar del otro cuerpo entre sus brazos, y, a pesar de que los sonidos yacían acallados notaba que el albino seguía llorando, a pesar de que lo ocultara.

Comenzó lentamente a acariciarle el cabello con una de sus manos mientras le dejaba descargarse, había soportado demasiado, todo eso que Ludwig le había dicho seguramente había sido el desencadenante de montones de otras memorias que desconocía, más sabía debían de ser sumamente dolorosas.

Una extraña ansiedad y desesperación surgió en su estómago al no saber que hacer para calmarle, sintiendo cierto rencor hacia el alemán en esos instantes. ¿Por qué le había dicho semejante sarta de mierdas?

-Gilbert...- llamó en voz baja, intentando sonar de la forma más calmada posible, sin dejar de enredar sus dedos en su cabello.

Apretó sus dientes temblando ligeramente en los brazos del suizo, su mirada se abrió y miró un punto vacío en la pared de la enfermería, aquel lugar con aroma a desinfectante y gasas que le estremecía de solo pensar en él. Ahora estaba allí atrapado por culpa de su hermano... tembló al recordar y cerró los ojos nuevamente.

- Danke... - murmuró con un hilo de voz respirando su aroma al apretar más su rostro contra su cuello, en principio le sirvió para distraerse del lugar donde estaba, pero enseguida diferenció aquella suma de aromas que le recordaba a... chocolate... metal... y aceite... no era desagradable y sonrió de forma débil. - Hueles a armas y chocolate... - dijo con una sonrisa un poco patética por el sollozo que aún se mantenía en su garganta.

Una sonrisa furtiva se coló ante aquel comentario mientras reía ligeramente. Su mano pasó por su mejilla y se inclinó para besar su frente. - Tu generalmente apestas a cerveza...- devolvió, sin saber si se trataba de un cumplido o si de un simple comentario al azar.

Le separó para ver su rostro y limpió los caminos de lágrimas que habían sobre sus mejillas, utilizando un pañuelo que había sobre la mesa gentilmente sobre estas.

El moverse le hizo sentir algo adolorido, pero ya no se sentía tan mal físicamente, ahora mismo su parte emocional era la más afectada. Y ni hablar que el caso de Gilbert era el mismo cien veces peor.

Sonrió en primera instancia al sentir el beso, esa sensación de protección le abrigó aliviando un poco sus perturbados pensamientos. Pero cuando le secó las lágrimas solo apartó el rostro con un gesto de molestia - Nein... - musitó secandose él mismo con su mano. Se había consientizado de su estado y quería ocultarlo, era obvio que no le gustaba que le viesen así.

Sonrió y volvió a intentar sentarse, pero lapuntada en su nuca que le hizo sobrevenir un mareo le volvió a recostar cerrando sus ojos. - Ksé... Que mierda... - abrí uno de sus carmines para mirarle y sonrió a sus amplias, aquella sonrisa que siempre ostentaba el peliblanco y que ahora contrastaba contra sus ojos algo tristes por la humedad. - ¿Tú como estás? ¿Tu nariz? - el cambio de toma le ayudaría a distenderse y volver a formar aquella pared que siempre ocultaba sus sentimientos y recuerdos dolorosos.

-Bleh... fue un rasguño- Señaló como si nada, quitando importancia a la situación. Era sumamente doloroso en su orgullo el hecho de que Ludwig le hubiese dado tal paliza. El alemán tenía sus razones, él había hecho estallar al otro después de todo. Sin embargo aún seguía frustrado por su debilidad física.

Dejó la mirada perdida, intentando no decirle nada con referencia a su llanto o mirar sus expresivos ojos, sentiría más impotencia de la que ya sentía si así lo hacía.

Se acomodó más sobre la cama y volvió a abrazarle, suspirando mientras veía nuevamente la habitación moverse un poco, siendo más bien el efecto de la medicación o del propio golpe.

Al ser abrazado se acomodó abrazando al otro de costado cerrando sus ojos. Debía descansar un poco y quizás se le pasaría el mareo que sentía, aunque dudaba, con el golpe que había recibido sería cosa de un día o quizás más de que ese síntoma desapareciese. Maldijo en voz baja a su hermano y a todo el lío que se había formado a su alrededor.

Suspiró de forma marcada y apoyó su cabeza en el hombro ajeno, inconcientemente sonrió, se sentía bien cerca del rubio... quizás debería pensarlo cuando no tuviese una contución en la cabeza.

Entreabrió sus ojos algo pensativo a la situación... las cosas comenzaban a encastrar lentamente, la actitud de su hermano, sus comentarios... sus acciones. De haber podido se habría dado lo que se conocía comoun face palm.

Le miró de reojo durante un prolongado minuto, escuchando su respiración en aquel silencioso sitio. Su mano apoyándose en su pecho para seguir su ritmo cardíaco, parecía calmado a pesar de que hacía unos instantes había llorado así. Recorría con su mirada el resto de la habitación, confirmando que se encontraban completamente solos entre esas cuatro paredes.

La enfermera no estaba por ninguna parte, era fácil decirlo. Y si se fisgoneaba bien se notaba la medicación que sobresalía tras un paquete de pañuelos sobre una mesa.

Entre aquellas trivialidades se dejó caer sobre su cama, dejando ir a Gilbert mientras pasaba un dedo desde su hombro hasta su mano como distracción, observando los rasguños que tenía el mayor. No sentía lástima, si no que comprensión.

-Deberías descansar en lugar de seguir sentado...- Se hizo a un lado en su cama, dándole a entender de que podía recostarse consigo.

Se quedó unos segundos distraído con la pared hasta que sintió el cosquilleo en su mano y brazo del dedo del otro. Lo miró en silencio, serio, demasiado serio... Estaba pensativo y preocupado, sobretodo por el hecho que debía hablar con su hermano y no sabía como afrontarlo.

Suspiró recostandose con el rubio y su brazo se acomodó para envolverle por la cintura mientras su cabeza se apoyó en la almohada sonriendo suavemente, casi que con ternura. - Danke... Se dice que los amigos son la familia que se elije... Lamento el comportamiento de Ludwig... - volvió a suspirar y se masajeó la frente cerrando sus ojos. ¿Cómo había sido tan ciego?

Estiró su cuello y besó el cuello del otro, un beso corto y casto, solo un toque de labios sobre la piel y volvió a acomodarse donde estaba.

No supo explicar el alivio que experimentó cuando le vio dibujar aquella sonrisa más calma, embelesado con esta mientras mencionada mueca le tranquilizaba de sobremanera. La manera en la que se acomodaba de esa forma en sus facciones y recreaba una tez completamente angelical le resultaba llamativo.

Así se encontró sintiendo una sensación extraña en la boca de su estómago al escucharle hablar, perdiéndose en la calidez que repentinamente desprendía su mirada, percibiendo el cuerpo del mayor acomodándose junto al suyo, y seguidamente un par de cálidos labios sellando algo sobre su cuello.

-Yo le provoqué en primer lugar... más bien yo siento que hallas tenido que defenderme Gilbert.- Era trágico y cómico al mismo tiempo, el pensar en la cómoda intimidad en la que yacían era obra y gracia de un drama pasado hacía ver la ironía de muchas cosas...

Su fuerza se hizo mayor al abrazarle por la cintura acomodando su cuerpo al otro pasando por sobre su cuerpo su pierna y en un profundo suspiro terminar por acomodarse. Negó con su cabeza al escucharle - No vale lamentarse ahora... pero Ludwig no debió haber reaccionado así... él... nunca me había levantado la mano de esta manera... ni a tí o a nadie si no era sumamente necesario... - quizás no era lo mejor que pudiese decir, pero era algo... algo que podía decir para excusar a su hermano.

Optó por el silencio, era lo mejor, y lentamente volvió a dormirse en los brazos del rubio abrazandolo como si fuese su muñeco de peluche. Se sentía seguro y cómodo con él... cosa que no había sentido con nadie ajeno a su hermano, si siquiera con su abuelo ¿pero quien podría sentirse seguro con alquien que te llamaba "Manzana podrida"? No pensó en eso, su hermano seguía los pasos de su abuelo y él se sentía salvado por haber sido enviado lejos. En parte se sentía feliz de que le hubiese desechado de aquella manera, pues no había tenido que soportar lo que había soportado su hermano... por otro lado... le había separado del menor y le había deshechado... como lo había hecho su hermano "Yo no tengo hermanos". Inconcientemente se acurrucó más contra el suizo.

Bajó la mirada hacia el otro y entornó los ojos, sintiendo el calor que emanaba su cuerpo, aprovechando que yacía dormido para sonreír de una forma quizás algo tierna para su persona, pasando sus dedos por su pálida mejilla mientras besaba así su nariz. Le impresionaba lo alejado que era realmente a la imagen que brindaba a todos, Gilbert era una persona sumamente inteligente y cautelosa cuando quería, no solo el impulsivo chico alcohólico fanático de fiestas que mostraba a primera entrada.

Daba una impresión de ser un alma perdida de mentalidad hueca, el chico malo del colegio como todos le veían, por que rompía reglas a una velocidad increíble -Inclusive sin quererlo.- Pero había mucho más del pruso que nadie sabía, y, que interiormente a él le gustaría descubrir...

Así entre pensamientos se quedó dormido abrazado al peliblanco en un profundo y cálido sueño, sus respiraciones siendo lo más que se escuchaba en el ambiente entre murmullos y movimientos para acomodarse.

Durante horas el albino durmió en aquella cama contra el cuerpo de su amigo, le abrazaba ocultando su rostro en el hueco de su cuello. Siempre dormía solo, nunca se quedaba o nunca nadie se quedaba en su cama, a lo sumo alguna vez en estos años en la academia había dormido con su hermano moviéndose a su cama en las noches cuando se sentía solo. Como un ritual en que ambos sabían lo que ocurría pero fuese un tema tabú, el rubio le permitía meterse entre las cobijas sin hacer preguntas y al otro día el albino se volvía a despertar solo al su hermano levantarse al mismo tiempo que el sol. Ahora algo era diferente…

El prusiano abrió sus ojos lentamente y se movió dándose cuenta del cuerpo cálido a su lado, separó su rostro mirando al suizo dormir y sonrió, no de forma burda y socarrona, si no que tranquilo y casi que se podría decir que conmovido. Afianzó su abrazo y se quedó contra él con su cabeza contra el hombro del rubio sin notar que hacía rato que la enfermera había regresado y estaba sentada en el escritorio tras la cortina viéndose solo la silueta de esta. Claro, el albino no la veía al darle la espalda.