Clase de Matemáticas.

El sonido seco del golpeteo y arrastre de la tiza contra la pizarra era lo único que se escuchaba mientras el germano de cabello rubio escribía en esta en silencio sosteniendo n su mano una planilla de donde copiaba infinidad de números, línea tras línea de estos. Dándole la espalda a la clase su cabello oro caía sobre sus hombros suelto, a ambos lados, saliendo de detrás de sus orejas, se veían dos trenzas finas atadas con una gomita marrón tensando esa sección de su cabello evitando que este cayese en su rostro, estando el resto de este peinado estrictamente hacia atrás.
Su indumentaria era seria... demasiado, traje y corbata marrones con camisa blanca, todo demasiado pulcro, mocasines a juego y sobre el escritorio un maletín de igual color que su calzado. Un montón de libros y papeles cuidadosamente ordenados resaltaban en el escritorio así como su taza de té aún humeante.

La campana sonó y no afectó al docente que seguía escribiendo hasta que se le terminó el espacio. Ladeó su rostro mirando la hora en el reloj sobre la pizarra. Solo esperaría 3 minutos… ni un segundo más ni un segundo menos.

Pizarra:

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| Ejercicios del sistema sexagesimal
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| a. Calcula.
| 1. 68º 35' 42'' + 56º 46' 39'' 2. 5 h 48min 50 s + 6 h 45 min 30 s + 7 h 58 min 13 s
| 3. 6 h 13 min 45 s + 7 h 12 min 43 s + 6 h 33 min 50 s
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| 1. (132° 26' 33'') : 3 2. (226° 40' 36'') : 6 3. (128° 42' 36'') × 3 4. (13° 26' 33'') × 5
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| b. Halla el ángulo complementario y el suplementario de 25° 38' 40''
| c. Halla el ángulo complementario y el suplementario de 38° 36' 43''
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Levantarse temprano para comer de primero resulto ser una gran idea para llegar a clases con puntualidad. No sabia porque quería llegar al aula y menos si iban a darles matemática. Había algo que lo atraía: el misterio de conocer al Sub-Director y profesor de esa detestable materia, guiado por los rumores aterradores que recorrían toda la escuela entre alumno y alumno acerca de este particular personaje.

Llego a la puerta justo cuando sonaba el timbre, anunciando el inicio de las clases, con el corazón acelerado por la emoción- Buenos días, Profesor- dijo con tono firme al entrar en la sala, repasando con la mirada al imponente hombre que se encontraba frente a él.

"Ya veo el porque de los rumores"-pensó al sentir como la mirada fría y dura de esos ojos azules penetraban en los negros, haciéndolo temblar ligeramente. Tragó, dirigiéndose hacia un pupitre en la fila central, no muy cerca del frente ni de la parte posterior. Se sentó viendo los problemas en la pizarra y sintiéndose intimidado con la atmósfera pesada e incomoda del aula.

-"Mejor hago los ejercicios"-decidio, tomando lapiz y su cuaderno. Anoto los ejercicios sin prestar atencion a nada mas, resolviendolos lo mejor que podia- "Esto se ve complicado..."-suspiro, pensando.

Se encontraba sentado en uno de los asientos, copiando lo del pizarrón a gran velocidad, para no perder el paso del sub-director, tenía una admiración oculta, o algo así...

Se levanta, pero se queda en su lugar, se escucha el ruido de la silla al moverse.

-Señor profesor! hay que comenzar o explicará el tema para los que no lo conocen?-

Se quedó en silencio, parado, esperando una respuesta, tal vez, estaba equivocado.

Tenía su uniforme correctamente puesto, el cabello ondulado era lo único imposible de acomodar, por lo que parecía que no se había peinado.
Como le había dicho a su hermano, él había ido a estudiar... y a representar bien a su país.

Genial, Matematicas, su materia mas odiada e iba tarde, estaba corriendo con todas las energias que tenia, iba confundido y cuando apenas llego al salón, abrio la puerta rapidamente, medio saludo al profesor con el tipico "David Glendower aquí!" Y corrio a sentarse al lado del canadiense, empezó a ponerse palido viendo esos ejercicios. Miro al canadiense y susurro.

-Sabes al menos como se hace el primer ejercicio?-

-Mire los ejercicios y la cabeza me empezó a doler , como odiaba los ejercicios mas específicamente las matemáticas en toda sus ramas, en primer lugar quien las invento ..El que las invento de veras que no tenia oficio en su vida cotidiana , o algo de vida social -

.-"Ehhh no se nada de matemáticas T_T ni siquiera la X "-

-Pensé con algo de fastidio , vi ora vez el pizarrón y comencé a anotar los ejercicios en el cuaderno , mire al profesor por el rabillo del ojos y volvi mi mirada hacia el cuaderno otra vez.

Al fin, al fin, ¡al fin! Después de haber lidiado con todos los ramos humansitas de la Academia, por fin podía disfrutar con los ramos de su especialidad: Ciencias y Números. Por lo mismo, se había levantado un poco más temprano, y repasado algunas cosas de sus materias anteriores, para así llegar con una mínima base, y no estar tan perdido. Más aún, sabiendo que la clase la dictaría el Sub-director, lo mejor era llegar preparado.

Llegó con unos cuantos minutos de anticipación (nada de estar esperando media hora aburrido), sin embargo, apenas entró a la sala, notó la presencia del docente, por lo que avanzó rápidamente hacia uno de los primeros puestos de la sala, y comenzó a anotar los problemas. ¿Sistema sexagesimal? No lo recordaba del todo, pero no se veía difícil. Iba en la mitad de esta labor cuando escuchó el timbre de inicio de clases, y posteriormente, observó como alguien se levantaba para dejar los ejercicios ya completos. Ludwig, para variar. Sonrío. Sabía que él era muy responsable, y que adoraba la Matemática, así que sin más, continuó transcribiendo los ejercicios tranquilamente, para después resolverlos.

Intentado dar una buena imprecion al recien llegado y desconocido profesor, llego temprano a clase, pero, por razones desconocidas, se quedo dormido en cuanto se sento en su aciento. Soño con variadas cosas sin importancia, muchas de las cuales imbolucraban a su abuelo, y bueno... pasta. Paso por alto el timbre, pero un murmullo constante y el ruido de tiza dandose de golpes repetidamente contra la pizarra, lo hizieron reaccionar derrepente. Entreabrio los ojos y dio un largo bozteso, refregandose los ojos luego con la larga manga de su buzo.

-Lud, ya es hora de clase?- Murmuro al aleman, probablemente no lo suficientemente alto para que este le oyera. Saco su cuaderno y lo abrio sobre su banco en una nueva hoja. Reviso luego su bolsillo en busca de un boligrafo para copiar, pero en cuanto se dio cuenta quien era el nuevo profesor, dejo caer el boligrafo al suelo y su cuerpo dejo de obedecerle.

Era alto, de buen fisico, rubio, de ojos celestes y una mirada fria.. muy fria... parecia que si te quedabas mirandolo el suficiente tiempo, no te podrias volver a mover jamas. Todo el cuerpo del pequeño Feliciano temblaba sin control de nervios. Ya era suficientemente dificil no meter la pata cuando se lo cruzaba por los corredores, ahora tambien en clase?! No sabia que hacer. Nisiquiera podia copiar lo que decia la pizarra. Lo unico que sus ojos veian, era al abuelo de Ludwig delante de el, y para rematar, no lograba quitarle los ojos de encima.

Si en algun momento tubo la oportunidad de dar una buena imprecion, habia acabado de perderla.

Corría... corría como alma que llevaba el diablo, si llegaba tarde estaría muerto, era la única clase que no podía faltar, no podía, no podía, no pod... ¡Maldición! Miró su reloj y pasaban dos minutos de la hora de entrada, seguro la puerta estaría cerrada, si lo estaba no entraría, seguiría de largo en su carrera y después vería como se excusaría con el rubio.

Para su suerte vio la puerta abierta, seguro estaba siendo "suave" por ser las primeras clases. Solo el hecho de pensar en su abuelo le herizaba la piel, recordaba su trato, recordaba las interminables reglas, sus regaños, sus discursos... quería evitarlos, así como también quería evitar a toda costa a ese hombre.

Se detuvo frente a la puerta espiando el interior, entró lo más silencioso qe pudo y se sentó en un banco contra la esquina atrás del todo, buscando pasar lo más inadvertido posible. Vio a su hermano presente y a los demás mientras sacaba su cuadernola y sus útiles escolares. Para sorpresa de todos... el albino estaba con su uniforme puesto correctamente, incluso la corbata... y su cabello peinado.

No pareció reparar en las preguntas de los alumnos, solo miró de reojo al rubio conocido que se había levantado para dejar el trabajo sobre el escritorio. Eficiente, aplicado, rápido, impecable en aspecto y seguramente impecable su trabajo. Así le quería y así se veía, su orgullo en aquel lugar. Casi que podría haber sonreído al no ver que aquel tiempo lejos de él no se había dejado corromper por ese entorno tan caótico que era el colegio.

Y el caos comenzaba a llegar a su salón:

“¡David Glendower aquí!”

Su seño se frunció aún más y su mirada verdiazul se clavó en el rubio como una flecha tallada en el más frío de los glaciares árticos. Sus pasos sonaron algo pesados cuando avanzó hasta la parte frontal del pupitre y su mano se azotó en la superficie del mismo produciendo un ruido tajante y cortante. ¿Llegar tarde? ¿Más por encima hablar con su compañero de banco? No sería permitido ni tolerado, no en su clase.

Así de tajante como el azote de su mano fue el tono de su voz, profunda, dominante y autoritaria, esa clase de voz que sumado al tono imperativo que el rubio le daba, eliminaba cualquier indicio de desobediencia y doblegaba hasta la mente más fuerte. - Glendower. No tolero retrasos en mi clase. No tolero déficits de atención por conversar con su compañero. Esas actitudes son una falta de respeto hacia mi persona y hacia sus compañeros. La falta de responsabilidad mostrada es un insulto al colegio que brinda sus servicios para darle las herramientas para forjarse un futuro y por sobretodo es un insulto a su familia. Se retira de este salón en este instante. - cada palabra era dicha con una disciplina que más que un colegio privado aquello parecía una academia militar. Por un instante aquella filosa mirada, dura y severa como la parte oculta de un iceberg, observó al canadiense, afortunado él que no había respondido, si no esperaba el mismo destino que su compañero.

Su mano se despegó del pupitre mientras retrocedía un paso, girando sobre su pie dio la espalda a la clase y se volvió a posicionar a un lado de la pizarra observando a cada uno de los presentes, uno a uno, rostro a rostro, incluso a sus nietos, frunciendo apenas perceptiblemente el seño al ver a la manzana podrida de la familia en el fondo del salón, tímido y obediente como una cría de conejo blanca temblando frente a la presencia de un gran perro de caza.
Su voz volvió a cortar el silencio, una voz que ahora, que resonaba más calmada tenía un palpable parecido con el de su nieto menor, Ludwig.

- Buenos días, clase. Mi nombre es Elberrett Weillschmidt y seré su profesor suplente de matemáticas así como de las demás materias que aún no poseen profesores asignados. Para quien no lo sepa aún, también soy el sub-director de esta institución. - ni un pelo de su semblante se había movido, solo su mirada que pasaba de uno en uno asegurándose que todos y cada uno prestase atención a sus palabras y ninguno se distrajese. - Daré por sobreentendido que sabrán que no se toleran los retrasos, tampoco distraerse con niñerías o conversando con sus compañeros, nadie habla sin mi permiso. Esto es un salón de clase, no un parque recreativo infantil. Asumo también que aquí todos somos adultos y no niños de guardería. - su mirada se posó notablemente sobre el albino con esta última frase - La clase comienza al sonar el timbre, cuando esto ocurra la puerta será cerrada y nadie más podrá entrar. Son libres de preguntar si no comprenden algo y gustoso les responderé, pero siempre después de clase, no quiero retrasar al grupo entero por uno o dos alumnos. La nota final será un reflejo de los prácticos, teóricos, exámenes, conducta y presencia. Una deficiencia en cualquiera de estos no excusa el resto y la nota final será deficiente. -

Se dirigió a su escritorio donde tomó asiento aún observando a la clase. - En la pizarra tienen unos ejercicios que deberían ser capaces de realizar puesto que es un tema de segundo grado. Cuando finalicen deberán entregarlo en mi escritorio y volver a sus asientos en silencio. Ahorro presentaciones más que la de mi persona por el simple hecho que este es, al menos, su tercer año aquí, así que deberían ya conocerse. Y si no es así, para eso están los clubes y los minutos de recreación después de clase. ¿Preguntas? - finalmente dejó una pausa lo suficientemente larga y un permiso como para que algún alumno pudiese hablar.

Había prestado atención a cada una de las palabras del profesor, y apenas dejó de escuchar su voz, comenzó a resolver los ejercicios tranquila y rápidamente.
Se levantó del banco y miró al director, con su dulce sonrisa típica de él.

-permiso para llevar los ejercicios, señor profesor.-

Dijo como si de una academia militar se tratara, con voz firme pero suave al mismo tiempo.
No trataba ser chupa-medias del sub-director, pero pretendía tener buena nota, no como su hermano que ni siquiera había venido a la clase.
Venía a representar a su país, y lo haría de la mejor manera, capaz así... alguien lo reconozca.

Dejo el lápiz a un lado de su hoja de ejercicios para procesar mejor el discurso que soltaba el profesor, grabando en su memoria el modo que de ahora en adelante debía comportarse en esa clase. Reanudo su trabajo, esforzándose lo mejor que podía "Gracias al cielo que soy bueno en matemáticas"-pensaba, terminando de resolver los ejercicios- "Si no, estaría fastidiado"-

Revisó por ultima vez los resultados antes de levantarse, seguro que estos eran correctos, acercarse a la mesa y colocar la hoja sobre la del alemán, con la cabeza en alto y en silencio, regresando con paso firme a su asiento, esperando la conclusión de la clase o de la siguientes instrucción del profesor.

-Como pude termine los ejercicios,mire al profesor y mire la hoja...ojala que estuviese bien hechos si no me pondría a llorar allí mismo , volvi a mirar al profesor levantando la mano y abriendo la boca para decir algo-

-ehhh profesor ya termine los ejercicios -

-Dije , levantándome y dejando la hoja con los resultados en el escritorio del profesor , gire sobre mis talones y camine hacia mi asiento, sentándome y recargando mi cara en una de mis manos -

Escuchaba atentamente las palabras del tutor, llegando en algún instante a sentir un poco de miedo por la severidad de estas. Sin embargo, le era costumbre tener profesores así de instransigibles, después de todo, el sistema educativo japonés no era del todo distinto al impartido por la Academia. Destacó mucho el hecho de que la nota fuera otorgada de forma integral, vale decir, que se considerara comportamiento además de las calificaciones obtenidas en teóricos.

Apenas dejó de hablar, continuó con sus ejercicios, los cuales al final si sabía resolver, para después, luego de unos minutos, levantarse de su puesto, caminar hacia el escritorio del Sub-director, dejar la hoja respectiva sobre éste, hacer una breve reverencia con su cabeza, y volver a su pupitre. Todo con una calma y respeto únicos.

Pues si bien se había quedado en silencio, solo fue por una sola razón y esa había sido que, gracias a que por primera vez tuvo que vestirse de forma medio decente, aunque tenía aún algunas cadenas en su cuello sonríe , sin comprender que decía el Subdirector, pero para mantenerse tranquilo debió agarrar su Ipod y oir música a un volumen medio alto desde sus Audifonos.
-...Lalala~...Singing a song, singins a song. - Canta con suavidad, mientras hacía los ejerciccios sin problemas.
Después se queda viendo al profesor, habría pedido que entregasen las hojas? , dibuja una cara feliz en la hojita y se levanta a colocar sus resultados sobre la mesa, camina y vuelve a sentarse, después ve al japonés, se saca un audifono. -Kiku, ahora que hay que hacer?...-pregunta como si nada.

Luego de dejar la hoja con los ejercicios prolijamente terminados, se sentó en su lugar y le pasó una nota a Alfred diciendo:
La pasó agilmente sin que nadie lo notara y se quedó en silencio en su banco, cantando por dentro canciones de su banda favorita.

No era demás decir que el canadiense nada se parecía al estadounidense, él tenía su traje ordenado, sus cosas ordenadas, y por nada del mundo desobedecería al sub-director; era demasiado estricto como para desobedecer sus palabras.
Y aunque Matthew pasara desapersivido, no quería hacer nada fuera de las reglas, lo único que le faltaba era que lo expulsaran sin haber siquiera podido aprobar las materias.

Deja de molestar al pequeño japonés al ver que le habían mandado un papel, ante el cual sonríe aún sin leerlo, porque en realidad se esperaba algo así como un chiste o algo así.
Pero al abrir el papel se da cuenta de que era de Matthew, parecía algo como un regaño, saca su telefono, escondiendolo tras su bolso, y envía una mensaje al canadiense.
"Ahaha, estas en la era de piedra, bro, aquí se escribe por msjsitos!,ahaha!, hey....que ha dicho el profe desde principio de clases? ehehehe...."
Después de eso deja su iphone en un lugar seguro, y después sigue oyendo música tranquilamente, él profesor no se daría cuenta, porque como héroe que era, nunca se metía en problemas.

Mascullando entre dientes tomó su celular poniendo el modo calculadora y comenzó a hacer el trabajo como el profesor indicaba, aquel era un hombre que no le llevaría la contra, por el contrario solo bajaba la cabeza y obedecía... al menos por ahora. Al menos mientras tuviese un poder tan directo sobre él como era Maestro-Alumno o Sub-director-Alumno.

Tardando un poco termina los ejercicios llevando la hoja con las respuestas, suponiendo que estaban bien, al profesor. Sabía como era el caracter de su abuelo, así que fue silencioso, no dijo palabra y pasó el menor tiempo posible cerca de ese hombre. Volvió a su asiento casi al instante y garabateando en su hoja arrancó un pedacito que dobló repetidas veces y escribió sobre uno de los lados "WEST". La pasó y la notita pasó de mano en mano entre los alumnos hasta que el que estaba junto a su hermano lo dejó sobre las rodillas de este pasandolo, obviamente, por debajo de los bancos para que no se notase.

"Este es el infierno, brüder!"

No se molestó siquiera en revisar su reloj. Sabía que se había quedado dormido y que iba tarde, pero generalmente eso era parte de su rutina diaria. Como pudo, se arregló el cabello, sujetándoselo en una coleta y se encaminó al aula de matemáticas. Abrió la puerta tranquilamente, sonriendo como si fuera lo más normal del mundo llegar con al menos veinte minutos de retraso.

-Pardonnez-moi, me quedé dormido... -Se excusó, con una galante sonrisa... la cual desapareció unos segundos después al percatarse de quien era el titular de la asignatura. Ahí estaba, rigide como siempre y con una mirada que le amenazaba de muerte. Pensó en escapar, pero seguro era ya demasiado tarde. Buscó entonces a Gilbert con la mirada en busca de ayuda, pero notó que su amigo estaba igual o más asustado que él ante la presencia del mayor.

Merde, estaba en problemas.