Ahogándo las penas [Libre]

Ya había perdido la cuenta de cuantas copas había consumido esa noche y maldijo su adquirida tolerancia al alcohol. Vació una nueva bebida y suspiró pesadamente, sintiéndose ya un poco mareado, pero sin conseguir la deseada brouillard en sus sentidos. Por más que bebía, seguía sintiendo ese extraño malestar. Escuchar al Arthur confirmar el hecho de que él y el escocés estaban ahora en una relación, le había caído como balde de agua fría y desde entonces no había podido frenar su mal humor y su irritabilidad. Pensó que con un par de tragos podría amortiguar esa molestia, pero no era así, todo parecía ir de mal en peor. Cada que cerraba los ojos, imaginaba al británico sonriendo en brazos del pelirrojo y eso era simplemente irrépressible para él.

Encima por todo el lugar comenzó a sonar una típica melodía en su idioma natal. Era una canción lenta, con una voz melancólica. Se trataba de una canción de amor, tradicional de su hogar. Le hizo pensar en la mujer que perdió, pero sobre todo en aquella situación que ahora estaba viviendo. No pudo más y comenzó a cantar en voz baja.

-Quand il me prend dans ses bras qu'll me parle tout bas, Je vois la vie en rose... -Uno que otro suspiroescapaba entre los versos.- Il me dit des mots d'amour des mots de tous les jours, et ça m'fait quelque chose...

Ese día no había sido nada bueno, se había enterado de una que otra cosa mala y todas aquellas se juntaron de golpe, causando una extraña y poco agradable depresión en la chica, pero al contrario de muchas adolescentes normales, ella no se encerraba en su habitación a llorar. Claro que no, ella salía a intentar pensar en otra cosa, intentar socializar y divertirse.. No ser ella misma esa noche. Y así lo dijo y lo hizo, esa noche iba vestida al más puro estilo punk a un bar del centro comercial, aquellos que sólo abrían de noche y de los cuales no se podía salir sin al menos tres nuevos números telefónicos, obviamente algo nuevo para ella. Pero al menos tenía la mentalidad de que valía la pena intentar aquella nueva experiencia, al entrar noto la música algo deprimente y en francés al parecer, busco con la mirada y no había nadie, absolutamente nadie conocido. Eso era un punto a favor.

- Algo de ron, por favor. -Indico al que atendía el lugar, no encontraba un lugar donde sentarse, pero noto a un rubio de aspecto desaliñado y ciertamente un poco de vago, pero parecía estar algo deprimido y no muy agusto, así que se acerco ligeramente.- ¿Esta ocupado este asiento? -Apunto la silla que estaba en el otro extremo de la mesa donde yacía aquel rubio, sonriendo de la manera más amigable y tranquila que tenía en ese momento.

Intentando no pensar en la cruel realidad de la situación que le abochornaba, sólo intentaba animarse. Hacer algo de provecho y tener una buena experiencia, pensando eso una y otra vez; intentando convencerse a si misma.

Escuchó la delicada voz llamarlo y preguntar sobre el asiento, y se limitó a negar con la cabeza, indicándole que el asiento estaba libre. Una vez la muchacha se hubo sentado, la miró de reojo, quedándose helado. Era la mujer más hermosa que había visto en toda la noche (y eso que ya llevaba un buen rato en aquel bar), había algo en su beauté que le parecía encantador.

Intentó enderezarse un poco y suspiró al ver su deplorable reflejo en el cristal de su copa, pero aún así, decidió probar suerte. Esa chica le parecía conocida, podría jurar haberla visto en algún antes, pero no recordaba exactamente donde.

-Es raro ver a una mujer tan hermosa sola...- Musitó, con una voz aterciopelada que usaba siempre que buscaba una nueva conquista, después se giró al bartender, con una sonrisa galante. -El consumo de la señorita, corre por mi cuenta, d'accord?

Una vez que el chico le dio el paso, se sentó de lo más cómoda, con una mano en el respaldo de la silla y la otra sobre la mesa, mirando de reojo al chico, pues estaba más interesada en ver al barman para que le trajera su Ron, sin percatarse de que el rubio le miraba de esa manera, así que cuando volteo la mirada se encontró con la contraria, tomando un rubor en las mejillas.

Ciertamente no había observado bien a ese rubio, tenía un aspecto un poco desaliñado, rebelde, incluso llegando a lo bohemio, completamente lo contrario a como ella iba vestida en esa ocasión, aquel aspecto punk, de echo parecía una rosa blanca desentonando entre rosas rojas.

La voz contraria llamó su atención, mirando más fijo y con el rubor incrementando un poco.- Ah.. Thank you. Y ya vez.. aquí estoy. -Intentaba ser más abierta con las personas, la voz del chico choco contra sus tímpanos de forma suave, a pesar de que había ruidos alrededor, escucho lo segundo y se sorprendió un poco.- Eh.. ¿En serio? How cute you're.. -Le parecía realmente algo "coqueto" y demasiado trillado, pero no le quitaba lo tierno.- Muchas gracias.. Mi nombre es Alice.

[Perdona la tardanza, ma belle femme~]

Francis... -Se presentó, tomando la mano de la señorita y besándosela con delicadeza, cual seductor experimentado. La soltó suavemente, acomodando un poco su rubia melena y girando su cuerpo para centrarse completamente en ella.- ¿Te conozco de alguna parte? -Quiso saber, realmente intrigado.

Pronto sus bebidas estuvieron listas y levanto su propia copa en un ademán galante y sensual, sin dejar de lado esa característica sonrisa coqueta.

Propongo un brindis... por este maravilloso encuentro. -Sabía que sus frases eran trilladas, pero más de una vez le habían funcionado, así que no veía la razón porque ahora fuera diferente.