Más de una lectura. [Profe Erik]

A la noruega siempre le había gustado leer; perderse en ese mundo que muchas veces no era tan ficticio como se planteaba, pero que la rescataba de su realidad acostumbrada. Le gustaba leer de todo; desde gruesos libros hasta pequeñas estrofas, de líneas llenas de figuras literarias a razonamientos científicos. Ella más que nada en el mundo, amaba culturizarse entre esas páginas que no la juzgaban. Y era por esa razón que se había hecho adicta a la biblioteca de la academia. Pasaba horas entre pilas de libros y al no tener amigos no le era díficil dividir su tiempo en sus pasiones.

Hoy estaba decidida a que terminaría cierto libro que había dejado a medias y no tardó en llegar al lugar para cumplir su tarea. Se acercó a uno de los estantes buscando al mencionado y pronto dio con él. "Sagas y Poesía Escandinava" rezaba el título de su víctima y quitándole el polvo -ya que se encontraba en una zona casi en desuso de la biblioteca- se fue a sentar al lado de la ventana. Arregló su boina y comenzó a leer.

Una de las pocas cosas que le encantaban de ese lugar eran la Biblioteca dónde podía encontrar sus libros favoritos. Ese día se había decidido el leer sobre la Poesía Escandinava, después de todo nadie tenía interés en cosas así. En su hora libre caminó hacia la biblioteca, mientras pensaba en que manera torturaría a sus estudiantes...Que preguntas los podrían hacer llorar y cosas así. Finalmente al llegar al estante donde encontraría el objeto...Miró decepcionado: el lugar que estaba vacío.
"¿Quien lo habrá sacado?"
Buscó con la mirada al culpable, por suerte el libro era bastante antiguo y era reconocible...De pronto se fijó en la estudiante que estaba al lado de la ventana y no pudo evitar sonreír para sí. Se acercó a ella sigilosamente, evitando ser detectado y se colocó a su lado.
La contempló un rato y por fin rompió el silencio.
-¿Sabe de donde proviene su nombre, señorita Heyerdall?-Preguntó apoyando su cabeza en la palma de su mano de manera despreocupada y cerrando los ojos.

"Y te entregaré la manzana de mi pecho
coméla con calma que si no se amarga
o mejor aún
guárdala para la batalla"

Los versos de aquel poema la tenían consumida, especialmente esas líneas. Se imaginaba que podría haber sentido aquella dama al escribirlas o como se hubiera sentido su amado al leerlas. Ella no comprendía aquellos sentimientos y sabía perfectamente que no lo haría nunca. El "amor" no era algo que deseara o esperara, sólo le gustaba contemplarlo para ver como cambiaba a la gente. A veces para bien y otras para mal.

Iba a continuar leyendo cuando escuchó la pregunta de aquel profesor que no le simpatizaba y le miró con desconfianza. ¿Cuándo había llegado a su lado? ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? o mejor pregunta aún..¿Qué hacía ahí? Deshechó el formularlas, no valía la pena ganarse un enemigo todavía.

- Sé que pertenece a la Mitología Nórdica, pero no exactamente de donde viene.- Contestó con tranquilidad- La mitología no es mi fuerte, así que no podría explicarle.- Resumió con sinceridad sus palabras y ya respondida la pregunta, volvió a su lectura.

-¿La representante de Oslo no sabe mitología nórdica? ¿Donde quedó el orgullo vikingo de nuestro himno?-Le hizo señalar con seriedad, realmente eso le había sorprendido. Esperaba cualquier respuesta por parte de la menor. Observó detenidamente sus ojos azules estudiando su mirada y buscando quizá la falsedad de sus palabras, tan sólo encontró el sentimiento de desconfianza y de cierto modo un pequeño odio que comenzaba a nacer en ella.
"Maravilloso." Era mucho mejor que las cosas fueran así. Prefería ser odiado antes de ser ignorado. El orgullo no se lo permitía.

-El como tus ojos me miran...Diría que no pondrían haberte puesto un nombre mejor. Skadi es la Diosa del Invierno y también es una cazadora, es hija del gigante Thiazi. Cuando los dioses nórdicos mataron a su padre, digamos que Skadi no estaba muy feliz por lo que partió hacia Asgard para vengar su muerte. Como te imaginarás ellos no querían tener problemas con alguien de tan mal humor como nuestra querida Diosa de las Nieves, es por ello que Odín ofreció colocar los ojos de su padre como estrellas en el cielo, desposar a un Dios y hacerla reír aunque fuera una vez.-Explicó con entusiasmo, dar clases de historia y de idiomas era su vocación pero hablar un tema que tanto le apasionaba como la mitología lo hacía sentir en la gloria misma, había cierto tono de infantilismo impregnado en su voz. No había sarcasmo, ni malas intenciones.-¿Quieres que siga o te estoy aburriendo?

- No dije que no tuviera conocimientos de mitología sino que no era mi fuerte, es distinto. -específico mirándole a los ojos, le estaba interrumpiendo por segunda vez- ¿Y a qué se refiere con "nuestro himno"? ¿Acaso usted es de mi patria? - le atacó con preguntas, ya cerrando el libro y decidiendo que lo continuaría cuando estuviera a solas. Esperó que respondiera a sus preguntas, sim embargo comenzó a contarle la historia de la diosa y en su mente la relacionaba con su vida. "La diosa también perdió a su padre, y tampoco puede reír. Es una cruel coincidencia además del nombre."Pensaba tomando atención a las palabras, buscandoles quizás un doble sentido, uno más filosófico o más connotativo, para descubrir si se entretejían más coincidencias.

- No me aburre oírlo, de hecho está interesante. Nunca una historia de mis raíces podrá lograr tan vulgar cometido como es el aburrimiento, si usted lo desea me gustaría que continuara el relato..-confesó. Por mucha desconfianza que sintiera nunca desperdiciaría un tema del cual podía aprender y no todos los días se encontraba a alguien dispuesto a enseñar sin sueldo.

-Kristiansand, Noruega.-Respondió con orgullo e inconscientemente las imágenes de su querido hogar acudieron en una cascada de recuerdos a su mente, llevándolo a tiempos de su niñez.
Recordó lo feliz que le hacía el sentir la nieve entre sus manos, ahí estaba él, su padre y su madre...Haciendo a un muñeco con tal maravillosa sustancia llamada nieve.
Sacudió levemente la cabeza, volviendo a su realidad y dándose cuenta de que la nórdica lo avasallaba de preguntas colocó el dedo índice entre sus labios y le hizo el universal gesto de silencio a la menor.
-Silencio, sé un poco más paciente. Reina de las Nieves.-Le dijo divertido.-Como te decía, a las finales Skadi accedió. Los ojos de su padre fueron colocados como estrellas en el cielo y ella desposo a un Dios...Aunque la condición era que ella debía mirar a los pies de todos los Dioses y ahí elegir a su futuro marido. Skadi creyó haber elegido a Baldr pero...eligió a Njördr, Dios del Mar, un matrimonio completamente incompatible. Otra historia de la Diosa Skadi es cuando prometieron hacerla reír...Es una de mis historias favoritas.

Esperó en silencio que el profesor saliera del trance donde se sumergió, había esbozado una sonrisa sincera y eso la había sorprendido, por ello mismo esperó sin apuro pero al notar que no "volvía" comenzó a preguntarle más hasta que sus palabras fueron selladas con aquel gesto en los labios del rubio y ella sólo le mirada resentida.

Escuchó el apodo y sonrió mentalmente, no era la primera vez que le decían así. Continuó oyendo hasta que llegó a la parte de escoger esposo -¿Por que la diosa creyó que era Baldr? ¿Acaso se equivocó? - preguntó, ese dato no le calzaba para nada con la imagen perfecta que tenía de cada Dios- Si la diosa no quería reír, no había forma de lograrlo..eso se puede controlar, es sólo práctica. De seguro lo intentaron pero no lo lograron. ¿No es así?

-Baldr era el Dios más bello y amado del panteón nórdico, era noble y gentil. Por lo que Skadi eligió los pies más hermosos creyendo que eran los de Baldr. Además en la mitología nórdica...Los Dioses son bastante imperfectos.-Explicó mientras sus ojos se fijaban en la ventana y estos miraban al vacío, buscando quizá la inspiración en el paisaje...O sintiendo la nostalgia de tiempos pasados, de viejas hazañas grabadas en el tiempo de las cuáles él mismo deseaba ser parte. Volvió a retomar el relato aclarándose levemente la garganta.-Oh, estas equivocada...Un Dios lo logró. Su nombre era Loki, El Dios de la Traición, la mentira y el engaño; este sujeto era la maldad pura y Odín le encargó la misión imposible y casi suicida de hacer reír a la Diosa de las Nieves...Loki se amarró con una cuerda a la barba de una cabra y comenzaron a tirar cada uno hacia su lado, ambos chillando fuertemente. Luego el Dios cayó en el regazo de Skadi y logró hacerla reír. No me pidas que entienda el humor de esa época.

Imperfectos. ¿Dioses imperfectos? Eso era nuevo para ella, en todas las mitologías que había estudiado los seres superiores eran admirados, hermosos, sabios...sí, como decía la palabra: eran perfectos. La idea de dioses que podían equivocarse, que podían ser más humanizados.. le encantaba, los ponía a un nivel de respeto superior en su escala; verlos sufrir, verlos perder, verlos ser vencidos y levantarse...esas eran cualidades que ella apreciaba antes de respetar de corazón. Sí, la nórdica podía respetar de dos formas, una la nombrada y la otra como lo hacía con el señor Kriztbüller.

Mientras contaba la anécdota arregló su boina que amenazaba con caerse e imaginó la escena. Un hombre-Dios peleando con la cabra, chillando...todo para hacer reír a alguien. Eso sonaba divertido, si ella pudiera sentir como los demás habría deseado que algo parecido le ocurriera, pero no soñaría con imposibilidades...así ella no era. Se interesó por el dios nombrado, a ese si lo conocía; era quien destruiría el mundo.

- Yo quizás pueda enterderlo un poco, al menos me causó gracia.-dijo mirando la tapa del libro para luego mirarlo-... Aun que no lo demuestre

Él como profesor tenía a oportunidad de leer todos los expedientes de sus alumnos, inclusive los detalles de la vida personal de cada uno. Había leído muchas historias mientras se tomaba una lata de Coca-Cola sentado en una silla con los pies arriba de su escritorio aburrido y sin nada que hacer.
Reconocía que aún le quedaban algunas...Después de todo también tenía responsabilidades.
No leyó la de Skadi Heyerdall, o mejor dicho la señorita Heyerdall, pero le parecía estúpido llamarla por su apellido después de todo...Le había encantado el nombre de la chica. No lo leyó por solo un hecho: Quería conocer a aquella que llevaba el mismo nombre de la Diosa del Invierno.
Volvió a concentrarse en la noruega y se sorprendió al escucharla ¿En serio le había causado gracia?
"No puede tener un mejor nombre." Pensó.
-Te causó gracia...Pero no te reíste.-De pronto una idea algo maligna cruzó su mente, después de todo él no era portador de un nombre mitológico, sin embargo...No lo necesitaba.- ¿Nunca te ríes? Si es así, deberé hacer algo al respecto.

-No, gracias.-respondió sin darle oprotunidad al profesor de que la hiciera reír, una cosa era que en el relato haya resultado algo así, pero no en la vida real, no había forma de lograr lo que él quería y si la había, el rubio no podía aspirar a ella por su status.

Se levantó del asiento y tomó el libro, entregándoselo al profesor con un leve "Aquí tiene" y comenzó a alejarse, por más que quisiera oír o leer más historias no lo haría cuando veía atacada su privacidad.

-Y yo que iba a contarte más historias sobre Loki, a mi me causan bastante gracia...En fin, es una pena que la gente hoy en día no quiera culturizarse...Y menos de su propio país.-Suspiró aburrido mientras leía la portada del libro, no iba a rogarle a nadie que se quedara y menos a una mocosa.
Miró hacia la ventana por última vez, sabiendo que cuando comenzara a leer ese libro toda su atención se centraría en esas páginas y en nada más.
Aunque ¿De verdad era cierto eso? ¿Se concentraría? Una parte de sí mismo se inquietaba, aquella chica era interesante...¿O solo era el nombre lo que su atención llamaba? Esa indiferencia, ese frío que surcaban cada facción de la nórdica.
"Va a ser divertido jugar contigo, Reina de las Nieves."
Finalmente cerró los ojos, inundado por una nueva sensación. Le gustaba que sus alumnos lo odiaran ¡Que grato era! Saber que se dedicaban a concentrarse en él y en sus desgracias, porque el odiar era casi como el amar. Debes dedicarle parte de tu tiempo.
Es por eso que no podía por ninguna clase de razón, el que Skadi le fuera indiferente. Eso era...Ella tenía que odiarlo o bien hacerla suspirar por él (una idea bastante tentadora) Aunque estaba olvidando un pequeño detalle y ese era la diferencia de edades de su adversaria y la suya propia, tampoco podía dejar de recordar la relación que mantenían de profesor-alumna.
"Si las cosas se ponen difíciles...Siempre tengo alguna estrategia que utilizar. después de todo mi apodo...Me lo gané con honores."
Con ese último pensamiento abrió el libro.
El Juego había comenzado.

Escuchó el último comentario y arrugó el ceño. "No lo necesito a usted para aprender, no sea idiota." Pensó mientras aumentaba la velocidad con la cual se alejaba, realmente había empeorado su visión del maestro. Ya lo odiaba desde que le dijo que su inglés era una amenaza y ahora esto. ¿Acaso tenía algún problema con ella? Negó con la cabeza y salió de la biblioteca, con dirección a su cuarto.

Lo había decidido; la próxima vez que se encontrara con aquel tipo sabría ás sobre mitología para defnderse.