Una tarde de ocio (privado-lemon)

-Esto es vida

Se sonrió mientras que fumaba en plena paz, mirando algunos mangas bastante hard yaoi, tirado en el sillón que había en la antesala del baño. Sabía que había clases, pero no le preocupaba como siempre, ya tomaría notas y se inventaría algo para los profesores para justificar sus faltas. Se estiro con pereza en el sillón, dejando sus cosas de vuelta a la mochila, observando el lugar, estaba tan solo…¿Por qué todos se les ocurría ir a clases?, necesitaba al menos alguien con quien platicar, y estar encerrado era lo peor, ni conseguirse compañía pagada podía. Necesitaba salir de ahí, no dejaba de pensarlo todo el tiempo, necesitaba ver mas mundo, desde que había pisado el internado se había arrepentido, necesitaba de una buena vida fuera, poder manejar, beber, follar…Suspiro, metiéndose a uno de los cubículos del baño, sentándose sobre la tapa de escusado, miro algunos grafitis que estaban pintados en la puerta, y se sonrió, sacando su plumón indeleble para borronear un poco algunas cosas muy subidas de nivel, riéndose al saberse solo. Salió del cubículo con su plumon aun en mano para ir a borronear uno de los vidrios, algo de grafitti nunca estaba mal, pero fue cuando escucho ruido tras de el, pero solo se sonrió al albino, regresando a su diversión

-saludos , lindo día, ¿verdad?

Dijo simplemente, sabia que estaba en su grupo y que no era un santo, punto a favor en su lista, además que, no lo negaba, tenia buen culo y muchas veces se habia quedado mirándole muchas veces sin disimularlo hasta que su amigo le pegaba por que los demás se daban cuenta. Al acabar de pintar un dragón algo deforme en el vidrio solo se guardo el plumón, tallándose la mejilla y miro al otro, sonriéndole de medio lado, subiendo al lavamanos y no tardo en prender un cigarrillo, dándole una profunda calada

No quería ir a clases, detestaba esa materia, pero por los pasillos no podía quedarse y menos por su club, allí le encontrarían, para su suerte siempre quedaba el baño de hombres. Un lugar un tanto solitario pero que tenía la privacidad suficiente para pasar un rato tranquilo y haciendo lo que deseaba. Esta vez fue diferente, pues al abrir la puerta pudo ver al castaño que le saludó, una sonrisa ladeada y el cerrar la puerta a su espalda fue lo que antecedió a su saludo - Gutten, un día un tanto quieto y aburrido, pero podría llegar a ser lindo si mejora. - dijo con tranquilidad. Eran compañeros de clase, lo recordaba verle por ahi aunque no prestaba demasiada antención, lo que más le llamaba la atención de ese chico eran sus ojos y esa mirada que a veces parecía competir con la propia... y sí, no podía negarlo, como casi todos los de deportes o kendo/esgrima tenía un cuerpo que era envidiable... claro, no para él. Se consideraba más que perfecto.

Se acercó a los lavamanos y dejando su mochila en el piso con su guitarra que siempre cargaba abrió el agua y se lavó las manos humedeciendose un poco la cara acomodando su cabello frente al espejo. Llevaba la camisa del uniforme sin nada debajo, se podía ver por que lo sprimeros dos botones estaban libres y asomaba su nivea piel por allí, cortando la blancura se veía la cruz de hierro en el centro de su pecho, los pantalones eran los reglamentarios con alguna cadena extra colgando de su cintura así como algún parche. Por debajo se notaban las botas militares que utilizaba. Su mirada carmín miró al otro a travéz del espejo y sonrió - ¿No deberías estar en clases? -

-Igual que tu, lindura y estas aquí conmigo, así que no tienes nada que decirme. Y lindo tatuaje, su majestad

Conocía el ego, el súper ego del otro y siempre que miraba ese tatuaje a través de la tela le parecía que portaba con él esa corona que lo hacia el rey que el otro se creía que era. Sin nada de pena toco dicha marca que tenía el otro en el omoplato, tomando algo de agua para mojar esa zona y ver mejor el tatuaje, riéndose bajito. Nunca pensaba demasiado en lo que hacía, además, estaba levemente drogado, nada importante, algo de mariguana en la mañana, ese maldito dolor de cabeza no se le había quitado con nada y al final recurrió a algo más fuerte, con fines medicinales, claro. Abrió una de las llaves de agua, mojándose la cara y el cabello, empapándose de paso la camisera, tenía algo de somnolencia que debía quitarse, dormir era malo, quitaba tiempo en el día.

-Al diablo las clases, esta clase que teníamos ahora me hace dormir y ya tengo suficiente sueño como para irme a dormir a una incómoda silla

Se encogió de hombros, mirando a su compañero de pinta, sacando un cigarrillo y dejo la cajetilla junto a su encendedor nuevo en uno de los lavabos por si el otro deseaba uno. Camino hasta la ventana, abriéndole para que entrara algo de aire limpio, dándole una calada a su cigarro, disfrutando cada bocanada de humo que entraba a sus pulmones y salía por sus labios. Se masajeo la espalda, estaba tan tenso que dolia tocarse, demasiadas cosas que pensar en un solo día. Pero mejor lo descarto y miro al otro de vuelta, sonriéndole con el cigarro entre sus dedos. Se acerco a el, acariciando sus labios, hasta bajar a su cuello, sin quitar su mano de ahí

-Eres mas atractivo de cercas

Miraba al otro con una sonrisa ante la respuesta, solo se encogió de hombros pues tenía razón, él también estaba allí pasando de clases. No se inmutó al ver al otro acercarse pero si sintió un debil y delicioso escalofrío al ser tocado su tatuaje. Se quedó quieto con sus manos apoyadas en el lavado mirandole por el reflejo sintiendo el refrescante líquido humedecer su homoplato dejando mejor a la vista dicho tatuaje.

Su mirada se quedó unos instantes en el cuerpo mojado del otro y viendo como la piel se apegaba a su cuerpo y enseguida tomó un cigarro, no debía por su voz... pero decían lo mismo de la cerveza. Sacó un cigarro llevandolo a sus labios y encendiendolo asintiendo a sus palabras.

El contacto de sus labios le hizo sonreír apoyando su trasero en el filo del lavado, ladeó el cigarro con su lengua a un lado de sus labios y soltandole el humo en el rostro le tomó de la cintura para empujarle hacia el otro lavamanos aprisionandole él contra este. - Tu tampoco estás nada mal... ¿Te han dicho que tienes una mirada hermosa? Como me encantaría ver esos ojos observandome desde abajo huedecidos de lágrimas mientras me la chupas... - no tuvo delicadeza al hablar, solo manifestó lo que quiso.

Le daba bastante gracia el ego del otro que le hacía ver más imponente que aun cuando era más bajo y delgado que él, pero su soberbia y vanidad parecían darle esos cm extras que Marius le sacaba de altura. Miro la puerta, cerrada, aunque si los miraban haciendo algo mas, ¿pues había algún problema? Varias veces le había tocado el ver a parejitas o chicos como ellos dos ahora, que solo buscaban sexo sin compromisos más allá de un rato de placer, asi que ¿Por qué no darles teatro ahora a ellos? Cambio de posiciones, abriéndole el zipper del pantalón, metiéndole la mano, Gilbert era como el, del tipo que no se iba por la tangente, a lo que iban y eso le agradaba. Nada de fingir un rato, fingir que le importaban sus cosas, hacia por le había tocado una chica que no paraba de llorar por su ex y de no ser que tenia pechos grandes la hubiera mandado al diablo desde el inicio.

-Pero lindura, quiero hacerte más que solo chupártela y estoy seguro que tu también no estarás solo conforme con que te lo mame

Le mordió la mejilla jugando un poco, con sus dedos acariciando dentro de la ropa del otro, tocando su miembro, terminándole por tomar con su mano para masajearle despacio, no había prisas. Saco su mano para voltearle, dejándole de frente al espejo para verse, como dejar al otro que viera la misma imagen, metiendo su mano de regreso bajo las telas que resguardaban eso que deseaba probar y dejar totalmente seco. Deposito sus labios en el níveo cuello de su compañero, besando y lamiendo, pellizcándole con sus dientes en pequeñas zonas, no le llenaría el cuello de morados tampoco. Atrapo el lóbulo de su oreja, chupándole con sensualidad, mientras que la mano que no se ocupaba de su miembro se colaba bajo su camisera, acariciándole uno de sus tetillas, que estaban suaves y nada tardaría en endurecerles

-Vaya, tienes la piel tan suavecita como pensaba, será divertido llenártela de marcas.

Rozaba sus caderas contra las nalgas del albino, con sus manos ocupadas en masajear su miembro y pecho, con sus labios que buscaron ansiosos los labios de su acompañante, lamiéndoles, como llamando a que el otro contestara con su lengua por igual.

Sus dientes presionaron la colilla del cigarro entornando sus ojos sintiendo la mano de este contra su miembro aún dormido aunque seguramente no por mucho, respiró nuevamente el humo del cigarro. Le agradaba aquel hombre, sin compromisos, preguntas, celos, ni problemas, últimamente parecía que todo era una telenovela Venezolana.

El cigarro cayó y sus cenizas se exparcieron por el piso ante el golpe, sus manos se apoyaron contra el cristal del espejo y su rostro se fijó en el ajeno por el reflejo. El espejo de pared completa daba una visión amplia de lo que ocurría y como las manos ajenas se colaban en su ropa acariciando sus partes más íntimas. Sus dedos se arqueron y arañaron el cristal hechando hacia atrás su cabeza emitiendo un corgo jadeo por las caricias en su entrepierna y posterior en su tetilla. Esta tomó rigidez casi enseguida mientras su miembro le imitaba lentamente.

- Mm.... Ja... ¿Pero quien crees que eres como para pensar en que tendrás lo que buscas? - dijo sonriendo mientras su cabeza se ladeaba dejandole espacio para jugar con su cuello, sus caderas retrocedieron y las movió frotando así sus nalgas contra la pelvis del rumano. El albino se miró a si mismo al espejo, el leve rubor de sus mejillas resaltaba de forma exquisita sus ojos carmines y las fínas líneas de sus músculos por debajo de su ligera camisa.

Su rostro se ladeó y respondió aquel beso cerrando sus ojos y lamiendo la lengua que se le entregaba. Se acercó un poco más retrocediendo su cadera para darle un sauave empujón con sus nalgas a la vez que mordía el labio inferior de este jalando hacia sí.

-No parece que te desagrade tanto, señor presidente…

Susurro contra su oído, bajándole los pantalones hasta las rodillas, dándole más oportunidad de masajear el miembro del albino que se endurecía cada vez más ante la estimulación de su mano, como sentía que el suyo ya había reaccionado completamente a las sensaciones de esas nalgas frotándose contra sí. Los besos que el otro le prodigaba sabían a tabaco y eso le ponía bastante, como el aroma que el otro expedía, extraño pero era acido, no un aroma suave, como a mocoso o mocosa tonta…Y eso era aun más erótico. Al sentirlo lo bastante duro ya le acabo por soltar, girándole para subirlo al lavamanos, sonriéndose al ver que hacia algo de ruido ante el peso, pero seguro que no se rompía, parecía solido y Gilbert era delgado como para romperlo por su peso. Apretó la punta con el pulgar, rozándole con este unos segundos, capturando sus labios en un nuevo beso, mucho más profundo al estar ahora de frente, apretando con su mano libre uno de sus testículos, quería estimularlo lo suficiente antes de pasar a otra cosa. Se separo con una media sonrisa, dejando un pequeño hilito de saliva uniendo sus lenguas, rompiéndole con un nuevo beso, dejando de masturbarle.

-bien, Mr presidente, creo que ya esta listo

Comento con una sonrisa amplia, con sus ojos plagados de lujuria hacia el otro. No lo negaría, fuera un baño, un cuarto o hasta un callejón, si la compañía era buena, era mejor el sexo. Bajo hacia su erección, tomándolo con su mano de la base, lamiéndolo suavemente, recorriendo el pene entero y sus testículos, hasta llegar a la cabeza. Estimulo con el frenillo en la uretra del otro, metiéndolo a su boca suavemente, haciéndole sentir la sensación de sus dientes sin llegar a lastimarle, metiéndolo y sacándolo de su boca, chupando la punta con algo de fuerza para hacerle sentir mejor. Mientras su boca y lengua se deleitaban con el miembro del albino, dos de sus dedos bajaron a acariciar su entrada muy suave, tan solo para darle un extra de placer. Abrió su pantalón, sentía que su erección dolía al estar tan apretado contra de la tela.

Sus uñas arañaron el cristal resbalando sobre la superficie mientras su piernas desnudas sentían el aire fresco del baño, su espalda se encorvó un poco al ser liberada su boca apoyando su frente contra el espejo, las manos del rumano contra su miembro se movían con tal habilidad que no era nada comparado con la torpeza de los niños de aquel instituto, se le notaba la experiencia en la materia a la legua. Incluso la forma de mover sus labios y lengua contra su boca explorando la misma le había erizado los cabellos de la nuca.

Sentado en el lavamanos sintió la helada superficie de loza contra sus nalgas y como esta cedió un poco a su peso, solo abrió sus piernas y recostó hacia atrás su cuerpo aferrando sus manos al borde del lavado. Su respiración agitada era lo único audible en el baño más que algún movimiento por parte de ambos, su mirada se alternó entre la puerta y el rumano quedando en este con una sonrisa pervida en sus labios los cuales fueron apresados haciéndole cerrar los ojos y emitir un gemido en la boca ajena por la directa estimulación sobre su cuerpo. Jadeó cuando se separó el ajeno mirándole aún con aquella sonrisa en sus labios, mezcla perfecta de lujuria y socarronería.

- Que no me desagrade no significa que te daré gratis lo que buscas… aunque pareces más diestro en la materia de lo que aparentas.- su voz baja y ronca destilaba su estado así como un suave aliento amargo y suave a tabaco que aún se mezclaba en su saliva. Se estaba dejando hacer pese a sus palabras, le complacía y no le detendría, al menos por ahora. Menos aún cuando la cálida lengua del otro recorrió su caliente y rígida piel tensada por la excitación que le provocaba aquel hombre. Se mordió el labio para evitar emitir sonido alto. Poco le importaba si entraba un alumno, le preocupaba más algún profesor que pudiese dejar manchas en su registro, no podía permitirse más.

- Ks… scheiße… - maldijo en un susurro solo por el placer que le provocaba las succiones ajenas estremeciéndole en cada roce, más aún al sentir la rigidez de los dientes sobre su miembro. Se sobresaltó al sentir los dedos en su trasero, el lavamanos se quejó por el movimiento repentino y el pie del prusiano se apoyó en el brazo del rumano empujándole para apartarle de aquella zona - Área privada, lindo. - dijo arrastrando en su voz la excitación de la situación.

Hubo un comentario sarcástico preparado en sus labios, mas fue acallado por una risita mal disimulada. No le diría nada, ya el otro mandaba y si no quería que pasaran a nada mas entonces no pasarían a más, el albino mandaba a final de cuentas. Al menos por parte de Marius, quien, más metido en el cuerpo de su amante, perdido entre su piel, y adorando sus besos, como su sabor, no sería capaz de formular frase coherente en aquellos instantes, cerca de saborear por completo a su más delicioso postre. Le observó provocarlo en silencio. Riéndose ligeramente y se relamió los labios con gula, el chico le incitaba, le excitaba. Bastardo delicioso.

Le sonrió, acabando por alzarse del suelo y acercársele, tomando su barbilla, reclamando sus labios en un beso pasional. Le quitó la lamio el cuello entero , sabia salado pro las gotas de sudor que recorrían su cuerpo ante el cato que subía la temperatura de ambos acariciando con su mano su cuerpo, dejándola en reposo en algún lugar seguro, es decir, su erección que se mostraba a todo lo que daba y la otra en su cadera . Tras eso, jaló a Gilbert hacia sí, mordiendo el lóbulo del otro, previamente susurrando palabras en su oído.

-¿Qué es lo que deseas para que logre tenerte entonces, majestad?

Bajó su mano de su cintura hacia sus nalgas, apretándolas con fuerza mientras tomaba sus labios en otro beso hambriento. Al menos por ese momento, no se cansaría de hacer aquello.
Sonriéndose de lado envolvió al albino entre sus brazos, para guiarle hacia la ventana, con una vista magnífica hacia los jardines y el cielo que comenzaba a obscurecerse. Lo empujó controlando su fuerza contra la barandilla, abrazándole por detrás. Una de sus manos se filtró entre el espacio que dejaba su cuerpo y la pared, bajando hasta su miembro, el cual empezó a bombardear lentamente, deslizando su palma por el glande, entreteniéndose en los testículos con sus dedos, con su mirada completamente tranquila y serena. Con su aliento chocando contra la mejilla ajena. Tenía energía. Y tras el buen comienzo que habían tenido quería más de él. Eso no se podía evitar.

Inclinándose levemente para besar a lo largo de toda su columna vertebral, llegando hasta sus nalgas. Depositando besos y lamiditas en ellas, que iban acercándose poco a poco a la zona de su entrada pero se retiró con una sonrisita de medio lado, subiendo a su oído para susurrar

-¿Entonces?

Aquel hombre le hacía estremecerse de solo mirarlo, la despreocupación que tenía en sus acciones y la soltura de las mismas le dejaban en evidencia del amante experimentado que era. Le encantaba como le manejaba con esa soltura como si se tratase de un muñeco de trapo por su complexión mayor y más maciza y a su vez parecía respetarle su voluntad con un tono de sarcasmo delicioso, una boca irrespetuosa que daban ganas de arrancarle los labios a mordidas.

Sus labios fueron apresados nuevamente y esta vez sus dientes fueron los primeros en actuar apresando el inferior ajeno jalando para atraerle con un poco de violencia, su rostro se ladeó casi de manera sincronizada cuando le lamió y sus manos se aferraron a la camisa ajena al ser atraído, sus dedos libraban con un poco más de deseo sus botones logrando acariciar aquella piel un poco más oscura que la propia… aunque en el colegio probablemente nadie tuviese la piel tan blanca como él debido a su falta total de pigmentación. Sus dedos acariciaron la piel descubierta mientras sus labios besaban con hambre al ser guiado a la ventana.

Nuevamente sus manos quedaron en la nada mientras el otro se divertía tocándole se forma que su respiración de acelerase de forma casi descontrolada y que su pulso comenzase a saltar. Cada caricia era electrificante y no podía siquiera ver el paisaje delante suyo mientras sus piernas se abrían sintiendo los labios del otro en su piel - ¿Entonces? – repitió y se giró para quedar cara a cara a él y mirando la puerta apoyó sus manos en el pecho ajeno llevándolo al interior de uno de los cubículos del baño, no para encerrarse, si no para sentarlo en el inodoro. Allí se quitó su calzado para quitarse el pantalón de una pierna y sentarse sobre él enfrentados - ¿Qué hay si soy yo quien te quiere tener a ti? – dijo apoyando sus manos en los hombros ajenos y moviendo su cadera rozar su erección contra la opuesta mientras sus labios buscaron los del rumano con hambre con la intención de morderle con un poco más de violencia.

-Con tal de disfrutarte mas, lindura, puedes usarme cuanto te de la gana…

Jadeaba con gusto, un uke dominante, nunca estaba mal...Nunca. Le agradaba tener compañeros de cama que supieran algo y en el caso de Gilbert, que supieran bastante de sexo. Era tedioso muchas veces acostarse con aburridos niñitos de papa a los que tenía que follarse con pizas de oro hasta que las entrenaba para ser las rameras que le gustaba y luego botarlas una vez que los había corrompido lo suficiente. Siguió con el beso propuesto, embriagándose con su sabor y aroma, separándose solo para acariciar sus labios rojizos tras los besos ardientes y violentos que se habían dado , posando su mano en su mejilla, sonriéndose totalmente embriagado de lujuria hacia el cuerpos sobre de si. Nada en ese mundo duraba para siempre, y era muy divertido, claro..Pero eso no quitaba que aprovecharía cada instante de placer que le diera el presidente. Le acaricio el mentón con sus labios, con una de sus manos manoseando sus nalgas, y la otra jugando con las tetillas de Gilbert, para segundos después succionarlas ligeramente con la boca. Besó su clavícula y pecho, subiendo hacia su cuello, finalizando su sarta de besos dulces tras la oreja del otro.

-¿Quieres cabalgar un rato entonces?

Y con una sonrisa más pronunciada fue retirada la última pieza de ropa que cubría aquel cuerpo bien formado y puramente delicioso. Acarició sus muslos, separándole al poco sus piernas para meterse con comodidad entre ellas y rozar con la punta de su erección el anito del prusiano. Ansiaba ya sentirle moverse sobre de si, en serio quería ya perderse en esas nubes de placer absoluto que tanto amaba. Era su destino favorito en el mundo y si su compañero era tan atractivo, experimentado y divertido como lo era Gilbert, que buen viaje seria. No comentó ni una sola palabra mas, lo dejaría todo a la elección del hombre. Para eso era él, pasivo en cuanto se refería en insistir, presionar, o siquiera lanzarse a la captura de una pareja. Nunca había servido para eso. Su especialidad era ganarse a todo amante que fuera digno para él; sexo en la noche, y un quizás nos volvamos a ver...

Gimió, dejando caer sus párpados bajo el hechizo del placer recorriéndole. Apretándose contra aquella piel cálida y en aquel instante simplemente adorable, buscando caricias que estimulaban aún más su miembro. Nunca tenía suficiente, y más si era tan rico. Lo deseaba; su cuerpo se encargaría de borrar cualquier duda cuestionable.

La lengua del rumano sobre su piel era como una batería húmeda soltando pequeñas descargas sobre su sistema nervioso haciendole arquear su espalda buscando mayor contacto contra su piel, sobre sus puntos más sensibles. Levantó su cadera moviendola un poco acomodando el miembro del otro entre sus nalgas para acariciarlo con estas sin ser penetrado, masturbandole suavemente. Sus ojos entornados le miraban con una chispa de travesura que no podía ocultar y negó a su pregunta sin emitir palabra, solo lamió sus labios y enseguida se apartó arrodillandose delante de él.

Sus manos acariciaron sus pieras y terminaron bajando sus pantalones y abriendo sus piernas al apoyar ambas manos en sus rodillas. Sin emitir sonido le miró desde su posición con una expresión felina y se acercó a su entrepierna lamiendo la parte interna del muslo del rumano sin dejar de observarle. Sus dientes se clavaron en la sensible zona a la vez que sus manos le sostuvieron por si su reacción era apartarse. Separando sus labios pasó la lengua sobre la zona marcada y colorada.

- Prefiero probarte un poco más antes. - sus labios rozaron el tronco ajeno y su diestra se movió en una caricia por la pierna para acabar por acariciar los testiculos del rumano.

Con excepción de la vista, sus sentidos estaban al máximo, el aroma a sexo le llegaba de un modo abrumador; el sabor de sus su propia saliva mezclada con la del otro era exquisito, el sonido de sus gemidos aumentaba su libido, haciéndole gemir como poseso; parecía que todas sus células estaban únicamente enfocadas a sentir placer; aquellos pensamientos hicieron temblar su cuerpo Hecho la cabeza hacia atrás, abriendo sus ojos para poder apreciar la reproducción de aquella escena erótica, regresando después su mirada para buscar la del albino, sonriéndole divertido, tomándole de la cabeza para que tuviera un ritmo mayor, cerrando los ojos mientras su rostro se desencajaba en una mueca de placer. Estaba totalmente embriagado de placer, Gilbert era tan bueno, moría de ganas de sentirle ya por dentro, quería mandar al diablo todo y metérselo hasta la inconsciencia, pero no echaría a perder por ahora lo que llevaban por buscar su placer.

-Gil..ahh

Gimió bajo, no sabía si dejarle mas tiempo para que siguiera entregándole esas sensaciones en todo el cuerpo o pedirle que parara. Estaba demasiado estimulado ya, como seguro lo estaba el albino. No entendía el por que llevarle a eso, pronto ambos tendrían un orgasmo y un baño no era precisamente un sitio en el que se pudiera jugar tanto como Gilbert quería. Llevarle a ese estado, ¿Qué se creía? Ya estaba hartándose…Pero cuando se sintió al borde de venirse le separo de su cuerpo con el pie, con su respiración totalmente agitada. Se froto la cara para recuperarse un poco y se agacho, tomando del cabello al ojirojo, muy suave, sin lastimarle y lamio de su cuello hasta su clavícula y de ahí a sus labios, mordiendo el inferior.

-Me harás venir si sigues asi…

Reía por dentro mientras los labios y lengua del rumano acariciaban su cuello y clavícula. Sus manos bajaron para apresar la erección del otro comenzando nuevamente a masturbarle, no quería dejarle respiro o descanso de placer. Su mirada afilada se posó en los ojos ajenos, ese contraste de esmeraldas y rubíes que eran los ojos de ambos parecían brillar de lujuria pura. Sus labios curvados en la simil sonrisa fueron humedecidos por su lengua y robó un beso furtivo. - Me gustaría… ¿Acaso no te gustaría llegar sobre mí? Quizás en… - se acercó y besó sus labios mordiendo el inferior para saborearlo con su lengua en el interior separándose lo suficiente como para volver a arrodillarse en el piso.

Nuevamente apartó las piernas del otro abriéndolas, haciéndose espacio para mirarle desde abajo y pasando su lengua por la punta de su glande. Su diestra seguía sosteniendo el miembro ajeno por la base ejerciendo la justa presión para privarle de la circulación y así sensibilizar la zona. Su opuesta simplemente acariciaba la pierna a su lado por la cara interna del muslo.

Se estremeció por el frió contra su espalda de nueva cuenta , maldiciendo por lo bajo antes de recibir aquellos labios y jadear ahogadamente contra estos mientras cerraba sus ojos para concentrarse en aquella mano que jugaba con su virilidad. Miro hacia abajo con una sonrisa de lado mientras sus dedos jugueteaban entre los mechones rubios, comenzando a sentir su pulso elevado, manteniendo sus jadeos por lo bajo, bien que era entretenido hacerlo donde la gente te podía atrapar pero la bronca venia si el dire o algún profesor se enteraba, rió entre sus dientes, cerrando con fuerza los ojos y empujando sus caderas a aquella boca caliente que le enviciaba, en serio que el otro sabia usarla para llevarle a esos límites de placer tan enteramente únicos, gimiendo con placer, ya sin importarle que alguien les escuchara.

- Diablos... Gilbert.... hazlo mas fuerte...

Murmuro llevando una mano hasta su frente para apartar los mechones que se empezaban a pegar a su frente debido a la ligera capa de sudor, el calor se incrementaba en su cuerpo al igual que su erección se tornaba mas rígida con esas atenciones que el chico le proporcionaba. Rió sintiendo que de su verga brotaban algunas gotitas de liquido preseminal, el ruido de pasos y voces estaban muy cerca, ladeo el rostro para mirar por el pasillo que estaba en penumbras. Sus caderas se movían contra la boca del rubio, sintiéndose muy cerca del orgasmo y con deseos de correrse dentro del chico, pero no podía negar que la calidez de esa dulce boquita resultaba delirante. Soltaba una que otra palabra o gemido muy bajito, como para que solo su compañero le escuchara, su miembro estaba totalmente erguido y el liquido preseminal que emanaba, aumentaba con cada lamida y jaloncito que recibía, sintiendo sus propios testículos bastante llenos, imaginaba que el otro debía estar en las mismas condiciones y claro que lo atendería como debía cuando lo dejara.

- Estoy..al...limite

Sus labios se adaptaron mejor al miembro ajeno mientras los acercaba hasta la misma base acariciandole por dentro de su boca con la lengua remarcando así el camino de una de sus venas volviendo a salir. Calzando con cuidado sus dientes en la parte trasera del glande, apresó el mismo para poder acariciarlo con algo de fuerza con su lengua ejerciendo algo de succión. Sus ojos se cerraron concentrandose en aquella tarea mientras sus manos atendían sus testiculos en suaves masajes.

Su respiración entrecortada enfriaba la zona mojada y brillante por su saliva mientras su propio cuerpo sudaba apegando sus mechones platinados y su camisa a su cuerpo. Su mano libre bajó para acariciar su propia erección envolviendola con sus dedos para comenzar a masturbarse. Enseguida su gesto de placer se reflejó en sus cejas y en su respiración que se entrecortó con un gemido bajo.

Al escuchar alguien acercarse se separó del otro pero solo para empujar la puerta del cubículo y pasar tranca encerrandolos en el reducido espacio volviendo a su tarea con su boca buscando el orgasmo del otro.

Le daba jalaba ligeramente el cabello y apartaba aquellos mechones para ver a su antojo aquel rostro y como su sexo se perdía entre esos carnosos labios que besaría hasta dejarlos hinchados. Al escuchar a el otro chico afuera, lavándose y haciendo a saber que tantas cosas, solo tenso su mandibula, ahogando sus gemidos de placer, ansiaba que el invitado se fuera, tan cercas del orgasmo y llegaba alguien mas…Ansiaba gemir con fuerza, el albino le provocaría un orgasmo bastante fuerte y no podría disfrutarlo entero. Tomo su cabeza, empujándole suavecito contra su erección , dando un par de embestidas mas contra la boca de Gilbert, terminando por correrse con abundancia, tensando los músculos de su cuello y mandíbula para evitar gemir. Respiraba agitado y un tanto sudoroso, disfrutando la sensación del postorgasmo, sonriendo de lado ante su corrida y sus emociones, agradeciendo que el otro se fuera de una buena vez, jadeando de placer al fin.

-Eres bueno, albino, bastante bueno

Rió entre sus dientes, cerrando con fuerza los ojos y empujando sus caderas a aquella boca caliente que le enviciaba, levantándole del suelo para besarle y disfrutar del sabor de su semen mesclado con la saliva del oji rojo, tocándolo en la entrepierna suavecito, sonriéndole al separarse y solo besar todo su rostro, acomodándose la ropa sin cerrarse la bragueta todavía. Miro el pequeño cubículo en el que estaban, sonriéndose complacido totalmente

-Dicen que pusieron cámaras en el baño para filmar justo lo que hicimos..

Apretó sus ojos con fuerza cuando sintió la llegada de este en su boca, golpe tras golpe de su escencia contra su garganta que automaticamente cerró para no tragar el líquido, solo apartó su boca cuando sintió que terminaba y escupió hacia abajo, entre las piernas del otro, la escencia de este. No tragaba, menos con alguien que solo era una aventura en el baño. Le miró desde abajo como este disfrutaba del post orgasmo y sus dedos jugaron con el semen antes de llevarlo a su propio miembro cubriendo el mismo con la blancusca sustancia.

Pasó su brazo bajo la pierna ajena mientras este le alagaba y se levantó levantando consigo la pierna de este. Sabía que el otro le superaba en fuerza, sabía que en una situación común no podría imponersele, pero en aquella posición tenía la ventaja, más por que su mano libre tomó una de las muñecas del otro y apoyandose en esta, adelantó su cadera para acomodar su miembro en la entrada del otro y de una estocada penetrarle mordiendo su labio para no gemir audiblemente.

Su mirada afilada y carmín se clavó en el ajeno mientras, sin espera o nada comenzaba a embestirlo manteniendo la pierna rumana sobre su hombro y sujetandole las muñecas con sus manos apoyando su peso en sus piernas donde sus músculos se marcaron bajo su blanca piel al soportar el movimiento y casi el peso de ambos. Sus labios dibujaron una sonrisa y relamió los mismos aún con el sabor del otro en la boca, no tragó si no que escupió a un lado dejando aquella mezcla de saliva y semen chorreando contra la pared del reducido espacio - Mm... estás... apretado... -

Enterró con fuerza sus uñas en la espalda del presidente al lograr liberar sus muñecas, sin impórtale demasiado si le dolía como a él le había dolido sentirle entrar de golpe en su cuerpo y mas al no poder haber gritado como había querido, solo jadeando de dolor dentro de la boca del albino. Intento relajarse, quitando sus manos de la piel de su compañero , dejando sus manos en la loza suaves blancas y aferrándose con fuerza al placer mas que al dolor, no quería recordar cuanto dolía el que lo penetraran….Hacia ya demasiado, demasiado tiempo que no dejaba que nadie entrara en su cuerpo. Y no negaría que se sentía violado e incomodo, el no era penetrado, el penetraba y mas si el otro era como un metro mas bajo y mas delgado.

El castaño ahogaba sus gemidos que apoco a poco se iban volviendo gemidos de placer absoluto y se aferro a la espalda del mayor al momento que el concedió su permiso de hacerlo. Ese leve movimiento de caderas le iba dilatando y logrando que lo que le resulto tan doloroso al inicio se fuera convirtiendo en un placer absoluto que le recorría todo el cuerpo y gemidos escaparan de sus labios más libremente. Apretaba su entrada, queriendo sentir más el miembro de Gilbert dentro de si y soltó su espalda para poder tomarle de las mejillas y sonreírle, sintiendo como sus cuerpos se iban perlando de sudor poco a poco.

-C…carajo…

No quería disfrutarlo, porque era en contra de su hombría, de su orgullo acabar siendo ukecito de alguien. De un momento a otro acabo por dejar que el placer siguiera, solo un poco y luego lo tumbaría al suelo y lo violaría de ser necesario. Le acaricio la espalda con la yema de uno de sus dedos y flexiono sus piernas, preparado para lo que siguiera. No quería que lo viera como un jovencito primerizo y tierno al cual tenía que calmar con dulces palabras..O no, seguía siendo él y lo seguiría siendo, aunque estuviera por única vez en su vida, bajo de alguien…bueno de las únicas dos míseras veces, incluido ahora

Su sonrisa era triunfal, como si hubiese ganado una pelea o similar, solo se nubló cuando las uñas del otro le lastimaron la piel obligandole a soltarle, a mal o bien el albino era delicado de piel y esta tendía a rasgarse con tratos rudos. Igual apoyó sus manos en la pared y hombro del rumano apretandolo cuanto podía contra la pared acercando su cuerpo con la pierna de por medio para besar sus labios. Más para que no emitiese ruidos fuertes que para calmarle, si los descubrían estaría muerto, más con su abuelo como el sub director.

El aroma a sexo parecía inundar aquel lugar, entre el sudor y el semen ese aroma agrio y algo dulzón que solo lograba exitar más al peliplata. Morió el labio del otro apegandose más arqueando su espalda cuando fue arañado contentiendo un gemido, abrazando al otro para prpnarle una estocada más profunda, en ese momento sus cuerpos se acoplaban como dos piezas de tetris cuidadosamente colocadas. Pese al precario lugar no se podría encontrar más cómodo dentro del cuerpo ajeno, más al rozar la curvatura de la cabidad ajena empjando su prostata.

Sus labios volvieron a besarlo buscando acallar sus propios gemidos sintiendose al borde del orgasmo - Aahhh... Mm... Ma... Marius... - cerró sus ojos tensando su cuerpo y aferrandose a él como si fuese una tabla en medio de un naufragio, con la misma desesperación y fuerza como si este fuese su último hilo de vida y así ocultó su cabeza en el cuello ajeno apretando sus labios contra la húmeda piel salada ahogando su gemido mientras se derramaba en su interior.

Gimió con fuerza ante un golpeteo continuo que hizo el albino contra su próstata, logrando que un poco de su pre semen saliera y manchara el cuerpo pálido del otro, con sus manos arañando un poco la loza blanca ante la mas que deliciosa sensación que recorrió su cuerpo entero. Mantenía sus ojos cerrados, sintiendo como movía su cuerpo a cada dura embestida y llevo una mano a su erección, masturbándose y gimiendo con mas fuerza. Gimió con placer, estaba a segundos de culminar, de alcanzar el nirvana de nueva cuenta, de deshacerse en ese pequeño cubículo entre gemidos de éxtasis puro. Sentía sus conductos seminales llenarse, pequeñas gotas de semen que mojaban las manos de ambos, el suelo y la piel de Gilbert, que retenía el aroma de ambos cuerpos copulando con todas sus ganas.

Arqueo su espalda casi de forma inhumana, apretando con sus esfínteres el miembro de su compañero y apretó su erección contra sus manos, cerrando los ojos al sentir lo ultimo, desbordarse con placer absoluto en cuanto sintió como llenaba sus entrañas con su calido semen. Sobo su rostro contra el pecho del presidente, sonriéndose complacido hasta el último centímetro de piel de su cuerpo. Sentía espasmos en su cuerpo ante el fuerte orgasmo que le tenían escuchando un ruidito ante el orgasmo que le ocasiono dolor con la fuerza que se vino, pero al mismo tiempo placer absoluto. Abrazo al otro, sintiéndose húmedo por todas partes, y el aroma a sexo duro inundando la habitación completamente

-Estoy tan mas, no se, me siento en las nubes

Se rio divertido, de verdad sentía que los oídos le sonaban, como veía pequeñas lucecitas, hacia rato que no había tenido un orgasmo tan fuerte, dos a decir verdad. Suspiro, sacándole de su cuerpo, viendo como el semen del otro salía de su recto, manchando sus muslos y el suelo, a lo que tomo bastante papel del baño, limpiándose lo mejor que pudo, como se arreglo el cabello, recuperando algo de aire

Ni todos los diccionarios de todos los idiomas, ni los poetas más diestros o los trovadores más apasionados podrían llegar a describir con palabras el éxtasis del albino. Sus manos se soltaron suavemene convirtiendo aquel agarre feroz en solo una mano posada sobre la piel del rumano, su respiración se calmó poco a poco contra los labios ajenos mientras sus frentes, pegajosas por el sudor, se mantenían únidas por el peso del prusiano. Solo un quejido y una mueca cuando su miembro salió de su interior sintiendo recién el frío ambiente contra su piel calida y húmeda por las secreciones de ambos cuerpos.

Se separó un poco para mirarle con una sonrisa que dejaba en claro su estado de éxtasis, aún la electricidad recorría su cuerpo dejando un cosquilleo agradable en su espalda y bajo vientre mientras su respiración agitada intentaba bormalizarse. Lentamente se separó hasta que su espalda se apoyó en la puerta centrandose en escuchar el exterior, silencio. No había nadie. Tomó papel de baño para limpiarse tirandolo en la taza del inodoro para enseguida levantarse. Solo abrió la puerta apoyandose en esta dedicandole una sonrisa al otro y se dirigió a los lavados mientras se vestía. Debí aolvidar el hecho de volver a clases, iría direco a su habitación a bañarse, su cuerpo estaba pegasoso, oliendo a sexo al igual que su ropa.