Siesta por la tarde -privado-

Últimamente no había tenido muchas ganas de pasearse por el instituto como normalmente lo hacía; Aunque había estado un excelente clima toda la semana; Inexplicablemente él lo había sentido demasiado cálido o demasiado “algo” y por tal razón decía que se regresaría inmediatamente a su habitación que tenía compartida con un Rumano loco que al contrario de él toda la semana había estado fuera de ella.

Se levantó de la computadora para quitarse los lentes y masajearse el cuello; se estiró perezosamente en su cama, sacando el celular del cajón de su cómoda para revisar que no tenía ni mensajes, ni nada parecido… que lo bueno es que no era así y nadie solicitaba que tuviera que salir porque falta tal o cual cosa de un trabajo. Se puso los audífonos decidido a descansar un rato… aunque era un promesa seguro que se iba a quedar bien dormido, siempre era así, apenas cerraba los ojos cuando ya estaba abrazado de Vishnú, pero al no conseguir ni siquiera acomodarse terminó poniéndose en pie y salir de la habitación medio adormilado, andando hasta los jardines a buscarse un lugar de lo más alejado donde podía acomodarse bajo la sombra de un gran roble.

No sabía porque andaba tan soñoliento y fastidiado, quizás por ser temporada de examen o aun las mismas fechas que le hacían recordar que pronto sería el aniversario de bodas de sus padres y el cumpleaños de su padre y no tenía ni la menor idea que regalarles, o hasta que su hermana le mandaba felicitaciones de que él también estaba cerca de cumplir los 21, saldría de la escuela, se encontraría a su esposa; si podía se casaría con otra y seguiría en la empresa… una total bazofia para él; en ocasiones de verdad deseaba ser de las personas que no sabían que vendría después en futuro en lugar de que todo mundo le dijera que tenía que hacer.

Se dio la vuelta gruñendo por sus malos pensamientos antes de la siesta; abrió levemente los ojos para poner su cabeza en blanco y volver a cerrarlos… la brisa empezaba a relajarlo, moviendo suavemente sus platinados cabellos.

-Ya estoy hasta la madre!!! Al diablo todos

Grito con fuerza, lanzando su mochila contra lo primero que se topo, es decir el árbol donde el otro descansaba, pateo a su amigo solo para despertarlo, tirándose a su lado. Estaba enojado por cosas de su casa, de la escuela y por que simplemente ese día se sentí atan enojado con todos, incomodo, solo quería patear cosas y gritarle a la gente y no tenía ni idea del porque estaba tan molesto, solo lo estaba y ya. Suspiro, mirando el cielo, las nubes y tan solo se tallo la cara, cuando estaba con el mayor no podía evitar el tranquilizarse, sabia que Narayan no le agradaba verlo madreando cosas así que mejor se calmaba o lo dejaría durmiendo afuera, que ya había pasado muchas veces. Se recostó de lado, viendo a otro a los ojos y le delineo la cara con la yema de sus dedos, acariciando sus labios antes de pegársele como gatito en busca de amor.

-Narayan, estoy enojado y ni se por que

Susurro suave, sabia que el otro estaba también enojado, le había tocado escucharlo gritar desde afuera a la que pensó que era su hermana, solo a su hermana le gritaba, que seguro sus padres lo mataban si les gritaba o algo asi. No podía evitar sentir escalofríos ante la vida familiar el moreno, estaba casado..casado…se acostó boca abajo para que no viera su cara de desagrado que ponía cada que pensaba en ese tema. Era desagradable, ¿Por qué los malditos hindús hacían eso? Era traumatico ya solo pensar en estar con alguien casado y casarse de niño, peor. Peor mejor solo siguio acostado, olfateando el pasto bajo su cuerpo

-Sí sabes que es lo que te molesta … -murmuró aun medio dormido

Acomodo un brazo en escuadra para usarlo su muñeca como almohada mirando levemente al menor. Su compañero rumano era tan escandaloso y tan pólvora que en ocasiones sentía que con solo darle un empujoncito era motivo para que se volviera dinamita, pero esto solo lo hizo reír al imaginarse al otro explotar al estilo caricatura. Volvió a cerrar los ojos dejando que la brisa siguiente calmándole, se llevara sus problemas a otro lugar mientras se quitaba un audífono. Llevó una de sus manos a los cabellos de Marius, acariciándole despacito, entrelazando sus dedos entre esas hebras castañas; Le gustaba hacer eso porque se sentía bien jugar con sus cabellos.

-Mi hermana me llamó… dijo que fuera a la fiesta de mis padres, pero no puedo tenemos cosas que hacer aquí –murmuró para sentarse y hacer sus cabellos hacía atrás.

Apagó el celular para evitar que alguien le marcara. Recargó su cabeza contra el tronco del árbol, sacando de su mochila que no había olvidado sacar cuando se salió de la habitación, un pequeño almuerzo de frutas secas, gelatina para ambos, y chocolate para Marius… siempre que lo veía era bueno darle un dulce para que se tranquilizara, era aun mejor que le medicina y como el rumano había tanto ejercicio no tenía problemas con las calorías.

-El médico dijo que mi hombro ya está por sanarse, quizás en una semana estaré practicando de nuevo contigo, mr. Histerias

Hace unos días se había lastimado cayendo de espaldas mientras practicaban, pegándose en el hombro con una silla que estaba atrás de él no había visto antes, le había dolido bastante, pero cuando fue al médico le aseguró que no era nada grave solo necesitaba reposo. Así que no le quedó de otra que solo poder instruir y corregir detalles en las posturas con más sutileza que antes, pero con Marly… bueno, en esgrima era controlable pero cuando se pasaba a poner su armadura para kendo y la espada de bambú era verdaderamente una bestia con un palo pero con técnica, así que él único que al final podía entrenar con él para corregirlo era él.

-Deberías de simplemente mandarlos al diablo, love. La empresa será tuya pronto, además, ¿de qu diablos te preocupas? Tu vida ya esta, nada de qué preocuparse, saldrás de aquí con la vida ya lista para ti, en cuanto veas a tu esposa la preñaras y todos felices…

Nunca había disimulado su desagrado ante esto, no solo ante el matrimonio de Narayan, si no que el otro por más que se quejaba jamás de verdad parecía que no ponía tanto de su parte para alejarse de todo. Phoenix corp era prácticamente del mayor, su padre ya ni parecía pararse por ahí. Su hermana, bueno, estaba más ocupada con su familia y la madre de Narayan...Pues…. Solo suspiro, mirando el cielo, ya no había ni razón para enojarse pro ese tema, que Narayan se fuera al diablo también. Se levanto, buscando en su mochila su licorera, como su cajetilla de cigarros, vigilando que nadie estuviese cercas para encender uno, dándole una cada profunda, nada mejor para calmarse que un taco de cáncer y licor. Tomo el chocolate, agradeciéndole al otro y le dio un buen trago a la licorera

-Me hace falta follar, eso me enoja, cuando follo como dios manda y bebo soy feliz, así de simple. Lo tengo tan guardado, ni masturbarme diario me lo quita, una revolcada sin compromisos, eso necesito

Dejo el cigarro entre sus labios, necesitaba un buen polvo, eso el ayudaba a no pensar tanto y lo mantenía tranquilo mas que cualquier cosas, el sexo era su mayor tranquilizante. Habia creaturas perfectas en el colegio y el estaba peor que párroco, ¿Cómo era eso posible? Necesitaba ayuda, pero con Narayan jamás conseguiría eso, el otro era un mojigato…o a saber que diablos era, solo que siempre le mandaba al diablo y por lo tanto también ya habia decidido que dejaría de intentarlo antes de que el mayor se enojara ahun mas por cada vez que intentaba pasar un buen rato con el moreno

-Me preocupo que no pude hacer lo mismo que ustedes; es decir, buscar a alguien de quien enamorarme a primera vista, casarme con esa persona aunque termináramos divorciados, y el matrimonio ya me es lo de menos sino probar con todo lo que estuviera alrededor para saber que era mejor, pero es como si alguien llegara con un instructivo de que debes hacer, a donde debes ir y como debes actuar –miró- Tú eres grande, poderoso, estallas y rompes cosas; Me pegas cuando voy pasando o ni siquiera tienes la vergüenza de alabar a cualquiera que se te pasa enfrente –suspiró- Adoré vivir en Londres porque podía hacer muchas cosas, pero no quiero vivir en el extranjero, quiero vivir en mi país pero ser yo y no el hijo de mis padres

Suspiró tomando una manzana, girándola en sus manos. Tenían buenos días en los cuales solo se tiraban a jugar videojuegos o jugar ajedrez, quizás tomar un poco y ayudar a Marcus a llegar a su cama sin pegarse con las cosas de la habitación porque había tomado demasiado. Casi no fumaba por lo mismo de sus alergias pero ocasionalmente lo hacía o más bien, disfrutaba del olor de los cigarrillos de Marius.

-Claro… puedo escucharte muy bien cuando estoy “dormido” –soltó con una sonrisa de lado

Lo entendía las tensiones desaparecían de forma magnífica cuando se trata de sexo, era de los mejores ejercicios que conocía, además de las insaciables ganas que tenía Marius por el calor de otro cuerpo contra el suyo, gritando y gimiendo, o eso recordaba del primer año, siempre había paseo de todo por la habitación, pero luego ya no estaba el Rumano después de que le corrió a una chica de segundo.

-Si es sin compromiso, podemos solucionarlo –le miró con una sonrisa de lado

-Na eres un cobarde, cada que empezamos a besarnos y vamos a pasar a mas me detienes que por que esto o aquello, sabes que me pone de malas que me frenes y aun así me frenas. Solo una vez lo hemos hecho, en la ducha, fue rico pero luego ni querías verme que por que la amistad…

Suspiro, jalándole el cabello blanco en juego, mirando la copa de los arboles moverse gracias al viento que agitaba todo, incluidos sus cabellos. Miro sus botas militares, detestaba usar zapatitos, asi que siempre se las ingeniaba para traer botas o traer tennis, o una o la otra, y también miro su anillo vampirico, como lo llamaba el mayor. Le tomo de la muñeca para ver su pulsera de matrimonio, quitándosela para colocársela el, quitándose su anillo para deslizárselo por el dedo anular al otro, sonriéndole suave. Le tomo de la mano, mirándole a los ojos, si, si sabía por que estaba enojado, pero nunca le diría nada, era mejor seguir asi las cosas, Narayan estaba casado y debía metérselo a la cabeza. Le soltó, regresándole su pulsera y tomo su anillo de vuelta para ponérselo, tirándose boca arriba, apagando el cigarro que ya era pura ceniza, encendiendo uno nuevo, teniendo cuidado de que el humo no el diera al moreno de golpe o le daría de sus ataques de asma

-Vi unos aretes de plumas con jade negro en la tienda esa que te gusta en el corredor comercial, quizá comprártelos pero recordé que no te gusta que te de joyas pro que no eres mujer, ais que no te los compre

…Bueno, no era cierto, si lo había hecho y los tenía en sus librero, escondidos dentro de una urna funeraria que se había comprado para cuando se muriera. Se sonrió, tallándose la cara y se levanto para estirarse, fumando en silencio, no sabía muchas veces que decirle al otro, tenía ganas de pelear con el en el club, sacarse todo lo que tenia dentro en una pelea justa contra aquel que siempre había sido su mejor contrincante. Se sonrió de lado y se sentó en su cadera, riéndose alto mientras sacaba su labial negro de la mochila, pintándole los labios al otro, agachándose para rozar los suyos contra estos sin llegar a besarlo. Olfateo su cuello, su pecho y cabello, acabándose por levantar, dejando su cigarrillo en su labios, arrancando algo de pasto y le lanzo al aire para que el viento se lo llevara lejos

-Hueles a comida china

-Pedí para comer a la habitación, pero aun estabas en clases –le dijo levantándose de su lugar

Le había mirado atento a todo lo que había hecho, y más porque una vez le había quitado su pulsera y la había escondido por una semana hasta que de verdad se la pidió enojado después de que empezara con sus cosas. Los europeos eran raros para él, siempre tenían que estar en lo cierto, y eran tan tercos… como él mismo, pero tampoco le molestaba demasiado porque sabía que Marius lo hacía porque no lo creía justo, y se preocupaba por él, pero igual no siempre podían estar viviendo en ese choque cultural que tenían.

-Deja de pintarme los labios, no entiendo qué manía tienes con eso payaso gótico –sonrió abrazándole del cuello, recargando su frente en el cuello del otro; Levantó la cara para besarle en los labios, manchándole tanto como a él- Ahora si estamos igual –se rió dándole un golpe en el pecho.

Detestaba que fuera menor y mucho más alto que él, hasta todo él era más grande, muy fuerte y varonil, como buen europeo, bueno, su raza también podía ser muy alta, su hermana era alta con su 1.80 como él, pero era por lo genes de su padre, cuando parecía que él había heredado los genes de su madre, aunque su cabello tenía el tipo de la mezcla racial de los ingleses por parte de su padre.

-Bueno, yo me quede sin aretes –soltó sarcástico pero en un claro tono de broma- Pero yo conseguí esto –jaló su mochila para sacar un zippo plateado con muchos grabados y una cruz en resina violeta y con una pequeña rosa dentro de la resina- Creí que te iba a buscar –comentó dejándoselo en la mano- Además que yo no sabía qué hacer con un encendedor –rió limpiándose los labios con la manga de su camisa… ya después que la lavaran.

-Qué raro, si sabes que yo jamás me paro en clases, moreno…Pero bueno, ya me comeré esos chocolates que tienes escondidos debajo de tu colchón, los de Viena…

Pero todo eso se acabo ante el beso sabor labial, amaba pintarle los labios por que le parecía sexy como se veía, era su chocolate al cual ansiaba lamer hasta que les dolería a ambos, morderlo y joderlo hasta que pararan al ya no poder mas. Esa vez en la ducha había sido rica, tan rica, había durado atontado el día entero hasta que el otro comenzó a tratarlo con la punta de pie, como siempre. Tomo el encendedor, mirándole en silencio y sin nada de vergüenza le abrió los botones de debajo de su camisera, dejando su vientre al descubierto. Abrió el encendedor, acercándole la flama a su piel descubierta con tal de que tuviera esa sensación del fuego tan cercas de su cuerpo y se rio, cerrando el encendedor, pero solo fue para cambiar el fuego por su licorera fría de metal, pegándole a su cálido cuerpo, mirándole a los ojos. Su gesto se torno serio, ansiaba mas y lo consiguió al abrirle la camisera, solo dejando los dos botones de arriba cerrados, descubriendo mas de esa piel morena, lamiendo alrededor de su ombligo muy despacio, bajando hasta su vientre, limitando a probar esa zona.

-Sigo pensando que deberías perforarte el ombligo, seria sexy jalártelo cada que te dejas que te haga esto

Que cada vez era más, quizás no jodian, pero parecía que aun el gran Shyva necesitaba de sensaciones en su cuerpo y le permitía hacerle cada vez más cosas sin que le pegara o insultara. Se recostó en su vientre, cerrando los ojos, riéndose mientras escuchaba el estomago del mayor resonar. Se acabo levantando, abotonándole la camiseta y se levanto, tomando sus cosas para meterlas a la maleta, tronándose el cuello

-Vamonos ya, quiero embriagarme en paz y fumar y lamerte mas rato, este lugar huele mucho a pasto

-Puedes comértelos, sabes que nunca me los acabo –sonrió de lado.

No entendía porque su hermana le regalaba chocolates o dulces, de verdad nunca se los comía porque primero se echaban a perder porque apenas ingería uno o dos cada semana. Llevó su mano hasta el hombro del rumano, apretándole levemente cuando sintió el fuego cerca de su piel, haciéndole crispar levemente… el fuego le hacía preocuparse, aunque había un momento en que parecía olvidarlo y sólo mirar obedientemente al menor. Tiró la cabeza hacia atrás soltando un suave quejido cuando la licorera contrastó contra su piel, haciéndole sentir un escalofrió por más delicioso recorrer toda su espina dorsal.

No podía explicar cómo empezaba a nacer, que ese idiota tocara su cuerpo, algo que no debía permitir, pero allí estaba, aun más provocándolo cuando sujetaba esos cabellos con fuerza al sentir la lengua cálida contra su vientre.

-Ya te dije que cuando tengas las cosas para hacerlo te dejaré, mientras olvídalo, pincharme por pincharme, no soy como tu loco masoquista

Pasó los dedos intentando deshacer una tensión que se formulaba en su nuca, la verdad… es que no quería parar, quería seguir sintiendo los cosquilleos, los besos y todo el calor que le hacía ahogarse cuando el rumano le ponía las manos encima. En la ducha, aquella vez que lo hicieron se había sentido tan perdido en su cabeza que era vergonzoso ver a su amigo porque pensara que siempre sería así, que era menos que un infiel, pero cómo podía ser fiel a alguien que ni siquiera conocía. Era joven, le encantaría ir por allí fumando y tomando, cogiendo como los demás, pero la bebida definitivamente solo serían las dos primeras copas… el cigarrillo sería un suicidio con sus alergias y el placer carnal… por todos los dioses…

-Tú solo piensas en lamer y morder –soltó con una leve sonrisa.
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Fin de escena.