Sólo estudio. [Helena]

Ya era tarde, seguramente la biblioteca estaría casi vacia, pero con ella esperandole, esa maldita pero hermosa figura griega que seguro le regañaría por no llegar a la hora, y terminarían discutiendo como ya hace un buen tiempo que lo hacían, desde el primer día en el que habían entrado a la habitación que iban a compartir seguramente por los años de estudio que restaban, lo que ella repetía una y otra vez: "era un infierno", pero que secretamente agradecía con su corazón cada vez que podía verla dormir, único instante en que le era posible apreciar con detenimiento y detalle la belleza de su cuerpo, sin ser descubierta.
Hace tiempo ya habían quedado de acuerdo para juntarse a estudiar cada tarde en la biblioteca, como en muchas cosas parecían ser polos opuestos, cada una era buena en materias que para la otra eran dificiles, y de mala gana ambas se vieron forzadas a aceptar, no sabía la greca, pero ella al menos no quería reprobar nada, y era su mejor opción.
Siempre llegaba con, incluso horas de retraso, y sin embargo la otra le esperaba, y le recibía con cara de pocos amigos, maldiciones y regaños de todo tipo, y mientras la turca contestaba a los mismos con enfado, por dentro sonreía, porque a pesar de todo era capáz de esperarle tanto tiempo, lo que quería decir que al menos se preocupaba por ella, o algo así podía suponer, tal vez y lo más probable era que sólo le parecía un buen lugar para dormir, por el silencio y la tranquilidad.

- Helena... -Murmuró, llamandola al llegar, porque esa vez la había pillado durmiendo.

Se acercó lentamente, sentandose a un lado para besarle una mejilla con disimulo y precaución, y cuídando de cada uno de sus movimientos para no despertarla, se quedó un buen rato mirandola dormir.

Tenía cierta manía por los libros de historia y la biblioteca era como un paraíso para disfrutar de una buena lectura, y por que no, una siesta. No es que estuviera demasiado cansada, pero le agradaba dormir, eran los únicos instantes donde obtenía paz, por que el resto de las horas se la pasaba aguantando a su compañera de habitación, que llegaba a resultar insoportable en muchas ocasiones. Apenas recordaba con lujo de detalle el hecho del por que se odiaban tanto, pero cuando estaban cerca, algo en su interior le hacía encender esa chispa de enfado que muy pocas veces salía a la luz, la turca sabía como encontrar ese punto de ebullición a su ira.

Con una paciencia sorpredente, digna de su persona, soportaba las horas de estudio que habían programado, para ventaja de ambas. No fue una de sus mejores ideas, pero al final algo bueno saldría de todo aquello, como sus calificaciones. Como de costumbre, la otra chica tardó, demasiado, pero ese retraso tenía el punto a favor de que podía descansar los ojos por un rato. Lastima que no duro lo suficiente.
Se removió al sentir cierta calidez en su mejilla, sin llegar a despertar aún. Fue a causa de su mascota, Zeus, su adorable gato, que despertó. No paraba de moverse, algo le inquietaba y sin querer le rasguñó una parte del brazo, haciéndola dar un respingo. No le dió importancia, estaba acostumbraba, así que sólo se sobó, dando un amplio bostezo, como si no le doliera. Ahí, divisó a la chica a su lado, frunciendo el entre cejo al instante, a pesar de su expresión adormilada.

- De nuevo llegas tarde. -Reclamó en ese tono lento y suave, característico de ella.

No le quitó la vista de encima cuando la vió despertar, sólo cambió su gesto de chica idiotizada y dibujo una sonrísa autosuficiente, que era ya casi tipica en ella.

- ¿Y cómo sabes que llegué tarde si haz estado durmiendo desde quién sabe que hora?. -Preguntó con tono de burla, sí había llegado tarde, pero no iba a admitirlo, no para que la chica continuara regañandola.

Sin decir más ni esperar respuesta de parte de su compañera, sacó de su bolso varios libros y los puso sobre la mesa mientras reía bajito, también le gustaba ver a la griega molesta, le sacaba de quicio con sus comentarios o esa forma que tenía de hacer las cosas con tanta calma, hasta hablaba lento y le exasperaba, pero al mismo tiempo le gustaba, aunque era un sentimiento que nunca iba a dejar que saliera más alla de su pecho, pues sabía bien que jamás iba a ser correspondido, sin embargo no era algo que le deprimiera, en realidad, no quería rendirse tan fácil, conformarse con nada no era lo de ella.

- ¿Qué vamos a estudiar hoy señorita responsable?. -Agregó luego, con la misma sonrísa, ironía y algo de arrogancia en sus palabras.

Conocía a mucha gente, había lidiado con montón de personas igual de desagradables que la turca, pero algo de esta misma le hacía perder la paciencia de sobremanera, y eso era poco común. Dejó que hablara pacientemente, pero sin olvidar el fruncir aún más el entrecejo de vez en cuando, era inevitable con esa última ironía.

Alzó la diestra para arrastrar uno de los libros hacía sí, abriendolo luego para comenzar a revisar algunas páginas, con una tranquilidad envidiable. Tardó más de lo que una persona normal en llegar hasta la sección que buscaba, girando el libro para enseñarselo a la chica que yacía a su lado. Eran sólo un montón de números, uno que otro mezclados con letras, ecuaciones, sumas, cálculos, etc. Para ella resultaba interesante, aunque seguro para su compañera era todo lo contrario, y su fin era molestarla.

- Matemáticas. -Respondió después de varios minutos, una sola palabra, pero que pronunció muy pausado.