Pensamientos estrellados [Matthew]

Habia estado sentado mirando el cielo desde temprano, esperando a este momento, cuando el cielo se tornara ocuro, azul oscuro casi negro, y las estrellas empezaran a verse. Le apacionaban mucho, esos brillantes puntos que parecian agujeros de una cupula hechos con distintos tamaños de agujas para resaltar unos mas que otros. Este esenario siempre desplego en el italiano muchas preguntas, como "por que todo parecia tan grande cuando en verdad la tierra no era nada mas que una mota de polvo en un enorme universo?" Dio un largo suspiro y saco de su mochila una frazada, ya que las noches eran bastante frias. Se cubrio con ella y saco tambien un libro con las constelaciones. Ojeo numerosas veces las paginas del enorme altras que explicaba la historia de cada constelacion y de como habia sido descubierta. Dio tambien una ojeada a la seccion de la relacion de las estrellas con el amor, pero no acabo de leerla.

Apoyo el atras en el suelo delante de el y quedo mirando el vasto e infinito cielo... -Habra estado bien.. que yo viniese a este insituto?- Pregunto en voz baja derrepente, recordando la manera despectiba en la que sus pares lo trataban de niño. -Quizas, debi quedarme en casa...- Concluyo, una suave briza soplando a su alrededor.

Tenía la cabeza en otro lado, ya desde hace un tiempo, se sentía mal por lo que sentía, no creía ser bueno con las relaciones, ya que nunca había tenido gente con quien hablar, todos le pasaban por al lado y ni lo notaban. Sufría de invisibilidad frente al resto, y los que lo veían, no lo escuchaban, o simplemente lo ignoraban. Necesitaba despejarse, y solo conocía una manera de hacerlo. Desde hace rato que no disfrutaba de la paz y la tranquilidad que le daba estar sólo con las estrellas. Subió las escaleras hacia la azotea, mirando las estrellas que habían comenzado a salir, cuando escuchó una voz, le resultaba conocida, pero creía haberla escuchado más alegre cada vez que sonaba.

-F-feliciano?-

Se acercó despacio a donde él se encontraba. Llevaba puesto su buso rojo y con sigo tenía a su oso. Quería sacar a Kuma-chan afuera un rato... y despejar su mente. El dormitorio era una zona en la que no podía pensar con claridad, Todo le recordaba que se sentía mal. Se arrodilló al lado del Italiano esperando una respuesta. Las palabras que había escuchado, eran similares a las que se preguntó él días antes.

Sus pensamientos fueron derrumbados repentinamente cuando alguien dijo su nombre. Volteo su cabeza rapidamente y vio a su lado un muchacho con un oso de peluche, y una extraña cara de preocupacion. Lo habia visto antes, y si mal no recordaba, su nombre era Matthew. Si se lo veia lo suficientemente rapido, se lo podria confundir con Alfred, el estudiante de Estados Unidos, pero al mirarlo mas detenidamente, era facil notar las diferencias entre ambos, como el rulo que caia sobre la cara del canadiense, y obviamente el oso que siempre llebava con el. Forzo una sornisa. No le gutaba que la gente lo viese triste, asi que aparentaba estar de buen humor siempre.

-Matthew verdad?- Mirandolo aun con su forzada sonrisa -No esperaba que nadie viniese por aqui a esta hora. Si te molesto, me ire, no hay problema.- Concluyo con un tono mas triste, como siempre tratando de evitarse problemas. No queria quedar mal con nadie... siempre habia sido asi. Siempre intentando ser servisial y atento, aunque dos por tres metiera la pata. Sentia que era molestia para varios en el instituto, principalmente para si hermano que seguia despreciandolo como si no hubiese hecho mas que meterse en sus planes al haber sido aceptado en el instituto. Por momentos estos sentimientos, lo hacian sentirse de lo mas rechazado y solo, mas por venir de gente que el queria como su hermano, y le hacian pensar en renunciar, en irse, para no generar mas disgustos a nadie.

¿Acaso ese era el mismo Feliciano que venía feliz saltando y sonriendo por ahí?
No podía creer lo que veía, le entristecía aún más sentir la tristeza en el aire.

-s-si, mi nombre es Matthew-
Dijo con voz suave, respirando profundo para luego responder al resto.
-N-no... no m... molestas... al contrario... creo que es mejor la compañía cuando uno no se siente feliz...-

Se acercó a él despacio, para no molestarlo y simplemente, con una sonrisa un tanto triste, extendió sus brazos hacia Feli, arrodillándose en el suelo a su lado.
Podía ser porque sentía que el italiano necesitaba ese abrazo, o simplemente porque él había ido a ese lugar para desquitar su tristeza, su bronca, o tal vez porque como siempre estaba solo, ir a ese lugar era lo mejor para despejarse.

Sin pensarlo por mas de dos segundos, se abrazo al recien llegado. Le hacia mucha falta un abrazo en ese momento, le hacia poder simplemente.. estar con alguien un momento. Se sentia bastante mal, y por mas que Ludwig y el estubiesen juntos, el tenia muchas obligaciones, y mas con su abuelo serca y todas las tenciones que esto le generaba. Siempre estaba dispuesto, pero aveces era mejor dejarlo estar tranquilo en sus asuntos y no preocuparlo mas con, como el italiano las llamaba, trivialidades. Se aparto del canadiense y se sento correctamente aun cubierto por su manta. -Te lo agradezco... me hacia mucha falta- Explico sinseramente.

Era una muy linda noche a pesar que estaba fresco. El cielo estaba completamente despejado, las luces de la academia eran pocas, por lo que las estrellas se veian exepcionalmente bien en ese lugar. Miro fijamente al rubio, y termino por dar un suspiro. -Tampoco se te ve del todo...feliz. Nesesitas con quien hablar, amigo?- Levantando parte de la manta insinuando si queria quedarse un momento con el y hablar.

Lo abrazó fuerte al sentir que el italiano lo abrazaba, él también lo necesitaba, no pudo evitar sonreír un poco. Normalmente no ayudaba a nadie, pero en ese momento parecía que lo estaba haciendo bien. Lo observó alejarse y se sentó en el suelo a su lado, escuchándolo. Lo miraba fijamente a los ojos al hablar, aunque Matthew era invisible para muchos, y nadie al verlo se daba cuenta bien de que tenía o si se encontraba feliz... él, por su parte, sentía lo que le pasaba al resto, sentía si estaban bien o mal. En el momento que Feliciano levantó la manta, sonrió levemente.

-n-no hace falta... aguanto fríos mucho mayores en invierno... esto no es nada... igual gracias...-

Habló pausado y dulce, como siempre era él, aunque con un deje de tristeza en sus palabras, pero se sobreentendía por qué era.

-no se si necesito hablar mucho... pero... vine a ver si podía desquitarme un poco...- suspiró al recordar por qué había subido -vine a enfriar mis pensamientos y aclarar mis ideas...

Miró al cielo, suspirando, era una vista hermosa. Aún estaba oscuro ya que la luna no se veía en lo alto del cielo, pero pronto estaría... y el canadiense se sentiría más cómodo con su presencia. Adoraba hablarle a la luna cuando se sentía solo, era como una madre... una amiga , tal vez. Es por eso que el salía de noche, y al día siguiente tenía notorias ojeras, demostrando lo poco que había dormido.