Entre rosas y claveles [Libre]

Su primer día de clases, no estaba nervioso realmente; sólo era un sentimiento extraño que le presionaba el pecho y le hacía perder la respiración. ¡Claro, no eran nervios! El gran Arthur Kirkland, representante de Inglaterra, y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte; no debía estar nervioso en un primer día de clases en una nueva escuela. Un montón de veces antes había tenido que estar con un grupo nuevo entero debido a que iba avanzando de grado constantemente debido a la gran inteligencia que poseía, así que esto no debía ser tan diferente a lo demás. Lo único que cambiaba era que no estaba en su preciada Inglaterra, que esta vez estaba en un lugar totalmente nuevo que no conocía, ni siquiera a los profesores o al mismísimo director, así que no tenía alguna salvación. A pesar de ser de los más destacados como siempre, había algo que le… preocupaba de cierta manera: Los brabucones. Era bien sabido que siempre molestaban a los sobresalientes y esa había sido la historia de su vida en repetidas ocasiones, pero realmente no quería que esta fuera una de esas.

Bien, Arthur... Esto no es nada, es solamente un primer día común y corriente, así que... no debes estar nervioso, sólo camina hasta la entrada y todo estará bien. –Se decía el chico mientras tomaba una enorme bocanada de aire, observando el jardín principal. Era totalmente bello, algo muy lindo y bien arreglado, pero algo le llamo la atención, una banquita que estaba entre muchas rosas y claveles, la combinación de colores era simplemente bella, así que decidió atrasar un poco su entrada a la escuela para poder ir a sentarse en dicho lugar, para poder disfrutar de aquella paz que emanaba del lugar. – Vaya… no esperaba que fuera así de bello. –Musito en voz baja mientras dejaba una de sus maletas detrás de él, para acercarse a una de las rosas y tomarla de tallo, atraerla a su nariz y poder aspirar el delicioso perfume que emanaba. –

Luego de viajar varias horas finalmente llego al prestigioso Instituto, donde a partir de ese momento seria su nuevo “hogar” por así decirlo. Para el noruego eso significaba solo una cosa, “Más molestias” puesto a que nuevamente seria el nuevo y con ello un montón de gente idiota preguntaría estupideces como “¿De donde eres?” “¿Qué música te gusta escuchar?” y muchas cosas por el estilo que el por supuesto no contestara aunque su vida dependiera de ello.
Dio un pequeño suspiro de cansancio al pensar en eso y se adentro finalmente al edificio, que por cierto era enorme…por ahí demasiado, pero dejo de divagar en eso pues ahora que lo notaba estaba en un hermoso jardín. Genial era la primera vez que pensaba en cosas sin sentido y esto lograba que se perdiera completamente como un tonto.

Dio un suspiro y miro a sus alrededores esperando encontrar algún ser mágico del lugar para preguntar como llegar nuevamente a la entrada, ya que era obvio que el no pediría indicaciones a ningún ser humano. Luego de buscar unos minutos mas se percato que había otra persona en ese basto jardín lleno de rosas y claveles. Este estaba relajado en un banco aparentemente disfrutando del aroma de una flor, que por cierto en ella pudo ver a una pequeña hada con aspecto furioso. Seguramente esa era su casa y ese desconocido la tomo sin el consentimiento de la pequeña. Medito un poco sobre la acción que tomaría a continuación si se acercaba para poder hablar con el hada seguramente ese chico lo vería…

…como si realmente me importara… Pensó finalmente y tomando sus maletas se encamino hacia donde se encontraba el ser mágico para pedir indicaciones. Al estar relativamente cerca dejo sus pertenencias en el suelo y se acerco a la flor que el rubio aun tenia en sus manos.

-…¿Perdona pero donde esta el edificio?- Pregunto el noruego hacia la pequeña hada que se notaba asombrada de que alguien la viera, contenta comenzó a revolotear alrededor del nórdico.

Spoiler:

Vió al hada que repentinamente salió de la rosa que había tomado.. ¡Claro, tonto él! No pensó que estaría un hada por ahí, comenzó a mirarle con un rostro apenado.– Perdón pequeña.. –Musitaba despacio mientras movía la rosa para acomodarla una vez más. Aquella hadilla casi quería golpear y reclamarle al ingles, pero este, al notar que alguien se acercaba; prefirió no hacer como si la viera realmente o similar, contra sus principio decidió ignorarla y hacer como que estaba oliendo aún la rosa, esas acciones hicieron que la hadilla se enfadara muchísimo más. Le pedía perdón desde el fondo de su corazón, le dolía ignorarla, pero debía mantenerse normal si no quería ser acaso molestado por los nuevos brabucones de la escuela, capaz y este chico rubio que se acercaba era uno de ellos. Así al escuchar la pregunta, estuvo a punto de voltear pero su sorpresa fue que el hadilla le gano.

¡Espe...! –Se puso ua mano encima de la boca, evitando que saliera otro sonido de su boca, había dicho lo que no debía decir. Se sorprendio al notar que el chico veía de lo más normal el hecho de que el hada le hablara y revoloteara a su lado, ya que el otro le seguía con la mirada. Esboso una sonrisa casi imperceptible y en acto seguido recupero su postura erguida, mirandole.– ¿Puedes... verla? –Pregunto casi con miedo mientras alzaba una mano y acariciaba la cabeza de aquella hada de castaños cabellos. Esta solo se encogió de hombros haciendo un puchero y después se contento con el rubio, de un momento a otro ya estaba de nuevo revoloteando entre ambos chidos, indicandole al otro que el edificio estaba atravesando las bancas, así mismo esta regreso a su rosa de hogar para arreglar todo lo que Arthur había movido.

Ah.. que mala educación. –Dijo mientras se ponía frente al chico, nervioso, extendiendo la mano y sonrió casi imperceptible.– Soy Arthur Kirkland.. Representante de Inglaterra y nuevo alumno.. –Esperando que el otro le aceptara el saludo, o que no le mirara raro por hablar con un hada, realmente tenía la esperanza de que alguien le creyera esta vez.

Spoiler:

Sonrió apenas al saber que el hada estaba bien y que esta le contestaba, al parecer los seres mágicos de ese lugar eran amigables y eso le facilitaría el poder ser su amigo. Se sorprendió un poco al notar que el rubio decía algo, claro el se había olvidado completamente de aquel chico si no fuera por que este hablo ni se hubiera acordado. Al parecer quería detener algo…pero lo único que había pasado en ese momento era que la pequeña hada se acerco a el.

…Entonces…eso significa… Pensó mientras dejaba de ver a la hada y se concentraba en el extraño chico cejon que parecía estar arrepentido de haber abierto la boca por la expresión que tenia en ese momento, aunque no duro mucho pues pareció que recobro la compostura e hizo la pregunta que jamás se pensó que le harían.

“¿Puedes…verla?” Bien…eso si no se lo esperaba y extrañamente no le molestaba esa pregunta, por lo que asintió levemente en modo de contestación para que el otro no se pusiera más nervioso de lo que ya estaba. Y al parecer funciono por que acto seguido se empezó a presentar.

Asique de Inglaterra… No me extraña, había escuchado que algunos de los de ese país veían seres sobrenaturales… Pensaba mientras miraba atento a la mano que estaba extendida, no le gustaba mucho el contacto físico con extraños, pero algo le decía que ese chico podría ser agradable.

-…Vidharr Erikksen…represento al Reino de Noruega… y acabo de llegar…- Dijo en un tono monótono mientras tendía por fin la mano del ingles en forma de saludo. Y pensando que esa era la primera vez que conocía a alguien más con la capacidad de ver seres mágicos.

Por un momento sintió la mirada del otro encima de si mismo, los nervios le volvieron a carcomer pero se mantuvo calmado, intentando ser lo menos expresivo posible pues tenía el 'miedo' aún de que todo se fuera por un mal camino, de dicha manera noto que el otro parecía tan sorprendido como él mismo. ¿Acaso era tan rato, o tal vez; era tan único el hecho de ver un hada? El las había visto desde pequeño, y siempre lo mantuvo público; pero cuando las burlas y agresiones se hicieron presentes fue cuando dejo de decirlo y les hablaba solamente cuando estaba a solas.

Tal vez había preguntado algo incorrecto. ¡Pfft, pero claro! ¿Quién más podría ver a la hadas? Nadie, nunca; en su vida le había dicho que veía un hada. ¿Porqué tenía la esperanza de que esta vez todo resultaría en una linda manera de ver que si había alguien más? ¡Era solo cosas tontas! Jamás habría alguien, así que solo suspiro y miro a otro costado, con la mano aún extendida, parecía no querer saludarle.

Al menos eso pensó hasta que el otro comenzó a hablar, con que el Reino de Noruega.. Al menos era europeo. Cerro la mano en un saludo para después escuchar que también era un nuevo integrante.– Oh.. también eres nuevo por aquí. –Intento mantenerse al margen y no mostrarse tan entusiasmado con la noticia de que no era el único nuevo en la escuela.

Así que.. ¿Realmente puedes verla? –Preguntó un poco curioso, soltando su mano para después voltear la mirada a donde estaba el hada acomodando los pétalos de aquella rosa algo desacomodada, por culpa del ingles, sonrió y se acercó, haciendo una disculpa mientras movía la cabeza para así acercarse y poder acomodar mejor los pétalos, mientras la hada revoloteaba a su alrededor.– Sí, ¿Así esta bien? ~

No entendía para nada la actitud de ese chico, parecía entusiasmado pero después se ponía frio e indiferente. No es que se preocupara solo lo hacia confundir por ello ladio la cabeza levemente. Por primera vez en la vida se indignaba a continuar una conversación ya que en una situación normal lo habría ignorado y hasta incluso se hubiera alejado del lugar sin decir ni “mu”. Pero como el ingles también veía seres mágicos creía que valía la pena hablar un poco con el.

…Es más fácil hablar con las hadas… Pensó mientras observaba como este volvía a hablar y nuevamente le preguntaba sobre su don. ¿Es que no lo dijo ya? Odiaba de sobremanera tener que reiterar las cosas una y otra vez pero, se calmo al pensar que era los nervios del chico lo que ocasionó que no escuchara bien.

-…Si no la viera no hubiera pedido sus indicaciones… ¿No crees?– Hablo mientras se enfocaba en como el rubio arreglaba delicadamente la rosa y al parecer eso ponía muy contenta a la hada.

Sonrió levemente acercándose hacia los dos y acaricio la cabeza de la pequeña con el dedo índice de una manera muy delicada para no hacerle daño. Estar con los seres mágicos era lo que mas le gustaba en el mundo aunque su rostro no reflejara nada le agradaba la compañía de ellos. Y saber que había otra persona en el mundo para que las cuidase le causaba cierto alivio al noruego.

-…Takk for hjelpen*…-Murmuro en noruego dejándola de acariciar mientras se alejaba para tomar sus pertenencias que estaban en el suelo. -... ¿Hace mucho las ves?-Le pregunto en tanto buscaba algo en su bolso, si mal no recordaba ahí había puesto unos dulces con forma de estrella que a las hadas les gustaba, al menos así era en su país.

Al encontrarlos tomo uno y se lo acerco a la hada, que algo desconfiada la inspecciono para luego tomarla y darle un mordisco dando como resultado que comenzara a dar vueltas en el aire.
-...Menos mal que te gusto...-Murmuro bajo mientras se llevaba un dulce a la boca y acercaba el frasco de vidrio al ingles para que tomara uno.

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*Gracias por tu ayuda

Ah.. claro, estaba nervioso, pero no podía evitar tener una muy mediana sonrisa en sus labios a causa de que el otro podía ver a las hadas. De lo nervioso que estaba no había notado que el chico ya le habiá respondido, tuvo eso en cuenta ya hasta que se puso a pensar en eso. ¿Hizo la misma pregunta dos veces? God, que mal estaba de verdad, pero no había sido su intención; era solo que estaba lo suficientemente 'emocionado' por eso que hasta parecía querer asegurarse de eso, pero todo era a causa de un simple descuido, esperaba no molestarlo.

Así simplemente escucho lo otro y miro a otro costado, y después miro como el chico se acercaba. ¿Tenía una sonrisa en los labios? Apenas y podía percibirse.– Ah.. Lo siento, creo que no puse atención, sorry. –Dijo muy levemente mientras veía como la hada estaba de lo más feliz y contenta recibiendo atención por parte de ambos, el ingles sonrió un poco más mientras terminaba de acomodar la casa de aquel ser y así se alzo, para ver las atenciones que ahora el otro chico, noruego si no mal recordaba; tenía con la pequeña. De dicha manera sintió que había algo lindo ahí, algo que podía sostenerse como una amistad. ¿Sería demasiado pronto para hacer ese tipo de conclusiones? Sí, absolutamente sí, pero el ingles estaba más que feliz con la idea.

Escucho atento la pregunta y asintió casi con una efusividad poco común en el.– Yeah! Desde toda mi vida las veo. Nunca había conocido a alguien más que lograra verlas después de pasar la adolescencia.. –El tenía la mentalidad que era por la inocencia de un niño que las hadas aún eran visibles y después de ese momento ya no lo eran más, pero el había logrado seguir viendolas debido a que eran su unica amistad en ese momento díficil de su vida. Después de eso miro como le daba un dulce y el hada se alegraba aún más, sonrió un poco y sintió ganas de abrazar al hada, pero lo 'aguanto'.– Las de aquí son hadas primaverales.. Amarán todo lo que tiene vida y los dulces más. –Comento mientras agradecía con el rostro y tomaba un dulce, lo echo a su boca y sonrió mientras se ponía una mano en la mejilla, con expresión de asombro.– Como no amar estos dulces.. Son buenos.

Vio como el otro se animo con su pregunta, al parecer le gustaba hablar sobre el tema y el no lo iba a estar en desacuerdo pues por primera vez se sentía a gusto hablando con alguien sobre los seres mágicos. Lo que le extraño era el hecho de que el ingles creyera que supuestamente dejabas de ver a las hadas cuando pasas la adolescencia… ¿Eso era cierto? Realmente lo dudaba, pero el hecho de que haya pocas personas con ese don podía ser la razón por la que el rubio pensara eso.

...Como van las cosas existe la posibilidad de que nos hagamos amigos...Pensaba mientras observaba como rubio disfrutaba del dulce y le daba información sobre las hadas del lugar. Nunca había entablado conversación con una hada primaveral ya que en su país eran comunes las de la nieve. Y no le extrañaba que ese pequeño ser representara a una estación cálida ya que expresaba más sus emociones a diferencia de sus hermanas de invierno que eran un poco más reservadas y desconfiadas.

-En mi país están las Fossegrim que representan al invierno- Hablo con un poco mas de confianza dándole información en agradecimiento por la que el le dio minutos atrás y en un movimiento se sentó en el banco, pues estar de pie todo ese rato lo había cansado e intuía que esa pequeña conversación que mantenía con el ingles duraría bastante.

–Por cierto…si lo deseas te enseño a prepararlos- Agrego en tanto señalaba el pequeño frasco que sostenía en su otra mano. Le caía bien ese chico y eso de por si era muy raro asique en modo de premio se había ganado el derecho a saber esa pequeña receta que invento cuando era niño.

Se quedo comiendo un poco más de ese dulce delicioso y después miro al hada, se quedo de lo más tranquilo viendo como todo parecía ser bueno, saliendo a la perfección en ese momento, como si todo comenzara a tener sentido en ese lugar. Tenía la creencía de que las cosas, bunas o malas sucedían por una sola razón. Tal vez su Reina y el destino lo pusieron ahí, para encontrar a un potencial amigo del cual ya se sentía muy bien, casi hasta orgulloso. Es que eso de las hadas era algo que realmente lo entusiasmaba, le hacía parecer otra persona completamente y eso le daba paz.

De un momento a otro volteo su mirada cuando le dijo que en su lugar estaban las Fossegrim. Sólo sonrió y asintió.- Supuse eso, como dijiste que venías de Noruega, allá es clima frío.. -Musito.- De donde vengo casi siempre esta sombrió, hace frío o algo similar. No es muy 'colorido'. Aún así conozco casi todos los tipos de hadas. -Menciono con cierta sonrisita mientras se sentaba en la banca de regreso también.

¡Ah! ¿En serio? ... S-Sería algo bueno.. -Sonrió y miro el frasco con cierto recogijo, sería lindo aprender a cocinar algo... si es que no lo arruinaba y terminaban los dulces quemados como siempre con todo lo que preparaba. De dicha manera solo le asintió un poco, esperando tener suerte en esa ocasión.