Probando la nueva habitación [Antonietta]

El día se le había hecho algo largo, pero por fin llegaba a su habitación. Era amplia e iluminada, y le habían dicho que la compartiría con otra chica. A ella eso le parecía bien, le gustaba mucho la compañía, hasta tal punto que la gente solía enfadarse con ella por ser tan pegajosa, pero ni se daba cuenta de las molestias que causaba.

Dejó la maleta a los pies de una de las camas de sábanas blancas, observando los estantes vacíos de las estanterías y las paredes de un tono amarillo pastel. Era acogedora y cálida, sobretodo con los rayos de Sol dando sobre la cama que decidió como suya, lanzándose sobre ella y estirándose como un gato, relajándose mucho por no decir demasiado.

-Se está bastante bien... -murmuró, comenzando a quedarse dormida. Ella y su habilidad para dormirse nada más echarse...

Dio un respingo mientras abría lentamente los ojos, un poco molesta por el zarandeo.

-¿Uh? ¿Qué pasa? -se sentó en la cama, frotándose los ojos para terminar de quitarse el sueño-. Ostras, me quedé dormida, qué desastre... -murmuró, más para sí misma que para la otra chica, dándose cuenta entonces de su presencia.

Alzó la vista y la contempló detenidamente. Tenía unos bonitos ojos color oliva y el pelo largo de suaves ondulaciones. Le pareció bastante linda y sonrió por ello.

-Hola~. Me llamo Isabel -se puso en pie y le dio un par de besos en sus mejillas.

Se lanzó a abrazarla para terminar de saludarla, después de que se hubiera presentado.

-Antonietta, es un bonito nombre~ -canturreó feliz-. Y eres muy mona, ¿vas a mi clase? Espero que sí~. Ay, tus mejillas son tan lindas~ -exclamó, pokeándolas un poquito, para luego apartarse-. ¡Claro! Si la cama es tuya, ya me salgo, es sólo que como la habitación estaba vacía aún pensé que ni te habías instalado. Supongo que a tí también te gusta que te despierte el sol en la cara por las mañanas, ¿no? Es tan agradable~.

Y acto seguido se lanzó sobre la otra cama, sentándose con una sonrisa feliz.