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Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
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Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Cuando abrió la puerta que llevaba a la azotea, el gélido frio golpeó su rostro, pero él no se quejo, simplemente cerró los ojos, casi con gusto al sentir el aire en sus mejillas, aunque luego hizo una mueca, quizás por que desde hace días que estaba esperando que la temperatura disminuyera lo suficiente como para sentir la misma confortable temperatura en su casa, pero al parecer el clima no quería darle ese privilegio.
Se aproximó a la reja, escuchando el sonido de la nieve crujir ante el peso de sus botas, llevando solo un suéter puesto, sin chaquetas, bufandas u otras cosas que parecían usar en abundancia los alumnos de otros países, eso le parecía algo extraño, puesto que para él no hacia tanto frió.
Miró hacia abajo y no sintió vértigo, observando las ligeras luces prendidas al rededor de la institución, luego cerró los ojos y aspiró con fuerza, llenando sus pulmones como si fuera la primera vez que lo hacia luego de un largo rato sin respirar.
- Por fin solo... -Susurró para si mismo.
Se aproximó a la reja, escuchando el sonido de la nieve crujir ante el peso de sus botas, llevando solo un suéter puesto, sin chaquetas, bufandas u otras cosas que parecían usar en abundancia los alumnos de otros países, eso le parecía algo extraño, puesto que para él no hacia tanto frió.
Miró hacia abajo y no sintió vértigo, observando las ligeras luces prendidas al rededor de la institución, luego cerró los ojos y aspiró con fuerza, llenando sus pulmones como si fuera la primera vez que lo hacia luego de un largo rato sin respirar.
- Por fin solo... -Susurró para si mismo.
Última edición por Vidharr Eidem el Sáb Jul 24, 2010 1:54 am, editado 1 vez
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Había sido un día bastante pesado para él, se sentía agotado luego de hacer las exposiciones que le tocaba dar, sin embargo y a pesar de todo ese cansancio, carecía totalmente de sueño por lo que, desde que atardecía, decidió sentarse a leer un libro en la azotea, y así pasó varias horas, junto a un pequeño termo con té que no tardó nada en acabarse. La lectura estaba ligera, divertida. Pudo observa los pequeños copos de nieve caer, y agradeció el pequeño techo que cubría las escaleras que daban a la azotea, que ahora lo estaba protegiendo.
Acomodó la bufanda verde que traía puesta y dio vuelta la página que estaba leyendo, sin embargo se detuvo en seco al oir la puerta abrirse. Parpadeó preguntándose quién podría estar allí a esa hora.
-¿No tienes frío? -Cuestionó mirando al noruego, acercándose a paso calmado hacia él, luego de haberse levantado y haber metido su libro en el bolsillo del abrigo que llevaba puesto. -Disculpa- Continuó- Solo que me sorprende verte así... ¿Incomodo? -Preguntó finalmente, una de las cosas que odiaba era estar donde no debía, más porque él sabía lo molesto que era que le interrumpiesen en algún momento indebido.
Acomodó la bufanda verde que traía puesta y dio vuelta la página que estaba leyendo, sin embargo se detuvo en seco al oir la puerta abrirse. Parpadeó preguntándose quién podría estar allí a esa hora.
-¿No tienes frío? -Cuestionó mirando al noruego, acercándose a paso calmado hacia él, luego de haberse levantado y haber metido su libro en el bolsillo del abrigo que llevaba puesto. -Disculpa- Continuó- Solo que me sorprende verte así... ¿Incomodo? -Preguntó finalmente, una de las cosas que odiaba era estar donde no debía, más porque él sabía lo molesto que era que le interrumpiesen en algún momento indebido.
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Casi pegó un salto al escuchar que le hablaban, se volteó, viendo a un chico rubio de ojos verde y con prominentes cejas acercarse a él. Seguramente había estado allí desde antes.
Lastima, por alguna razón el destino tampoco quería dejarle estar solo, pero no por eso iba a pagarlo con él; desde que había entrado a la institución se había propuesto cambiar, ser un poco mas cordial, no golpear a las personas cuando le molestaba o le incomodaban... o por lo menos a la mayoría de las personas que le incomodaban.
- No... -Contestó suavemente por fin, mirándolo- Estoy acostumbrado -Observó de nuevo al vació, casi saboreando los segundos que pudo estar solo antes de notar la presencia del ingles, pero luego volvió a observar a Arthur- No te preocupes, llegaste primero -De haber sido mas normal hubiese sonreído, pero solo volvió a dirigir su mirada hacia el mismo lugar de antes, tocando la reja con su mano enguantada, pensando en que quizás debía iniciar la conversación, pero no se le ocurría absolutamente nada que decir, ademas, el silencio le encantaba, y no era pesado, o por lo menos no tanto como el que sentía con sus ex compañeros de clases cada vez que intentaban iniciar una conversación con él.
El cambio era bueno, después de todo.
Lastima, por alguna razón el destino tampoco quería dejarle estar solo, pero no por eso iba a pagarlo con él; desde que había entrado a la institución se había propuesto cambiar, ser un poco mas cordial, no golpear a las personas cuando le molestaba o le incomodaban... o por lo menos a la mayoría de las personas que le incomodaban.
- No... -Contestó suavemente por fin, mirándolo- Estoy acostumbrado -Observó de nuevo al vació, casi saboreando los segundos que pudo estar solo antes de notar la presencia del ingles, pero luego volvió a observar a Arthur- No te preocupes, llegaste primero -De haber sido mas normal hubiese sonreído, pero solo volvió a dirigir su mirada hacia el mismo lugar de antes, tocando la reja con su mano enguantada, pensando en que quizás debía iniciar la conversación, pero no se le ocurría absolutamente nada que decir, ademas, el silencio le encantaba, y no era pesado, o por lo menos no tanto como el que sentía con sus ex compañeros de clases cada vez que intentaban iniciar una conversación con él.
El cambio era bueno, después de todo.
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Encogió el cuerpo muy ligeramente, entrecerrando los ojos mientras escuchaba atento las palabras del chico frente a sí, por un instante logró mirarle a los ojos, los cuales lucían algo fríos y distantes. Sonrió ligero, en el fondo le recordaba cierta parte de sí mismo en cuanto trataba con gente que no conocía.
-¿Acostumbrado ya? Yo solo tengo la costumbre de la neblina que siempre hay en Londres... -Comenzó a hablar, casi con completa naturalidad- Igual allá es frío, sin embargo siempre he sido más sensible al frío... Pero tiendo a beber té para calmar eso, ultimamente ha sido mi adicción, sobretodo en estas fechas, aunque en verano tomo IceTea... -Se llevó una de sus manos a la nuca, desordenando aún más su cabellera rubia.
-Lo siento, debo estar hablando demás... Solo que últimamente no he visto a las pequeñas volar por aquí, suelen acompañarme en mis momentos de soledad - Apoyó los antebrazos en la reja de la azotea, asomando el rostro hacia abajo- Aunque nadie puede verlas... ¿Sabes? ¡Debe ser frustrante estar allí siempre y que nadie puede percatarse de que estás presente! - Cambió su expresión a una de ligera cansancio.
Durante todo ese rato olvidó que hablaba con alguien más, alguien que quizás no entendía ni la mitad de lo que estaba diciendo, pero en el fondo no lo sentía así, algo en el otro chico le daba una pizca de familiaridad, tal vez solo era coincidencia, pero al menos lo sentía así.
-¿Acostumbrado ya? Yo solo tengo la costumbre de la neblina que siempre hay en Londres... -Comenzó a hablar, casi con completa naturalidad- Igual allá es frío, sin embargo siempre he sido más sensible al frío... Pero tiendo a beber té para calmar eso, ultimamente ha sido mi adicción, sobretodo en estas fechas, aunque en verano tomo IceTea... -Se llevó una de sus manos a la nuca, desordenando aún más su cabellera rubia.
-Lo siento, debo estar hablando demás... Solo que últimamente no he visto a las pequeñas volar por aquí, suelen acompañarme en mis momentos de soledad - Apoyó los antebrazos en la reja de la azotea, asomando el rostro hacia abajo- Aunque nadie puede verlas... ¿Sabes? ¡Debe ser frustrante estar allí siempre y que nadie puede percatarse de que estás presente! - Cambió su expresión a una de ligera cansancio.
Durante todo ese rato olvidó que hablaba con alguien más, alguien que quizás no entendía ni la mitad de lo que estaba diciendo, pero en el fondo no lo sentía así, algo en el otro chico le daba una pizca de familiaridad, tal vez solo era coincidencia, pero al menos lo sentía así.
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Observó al ingles atentamente mientras este hablaba. No era molesto, su voz era suave y no chillona o molesta como las personas que le hacían perder la paciencia, así que permaneció escuchándole sin interrumpir en ningún momento, sin siquiera contestar a sus disculpas, confesarle que en realidad no le molestaba que hablara, sino que al contrario.
El frío aumento, pero para él no era suficiente, mas en cierta forma era confortable. Notó que los copos de nieve caían con mas constancia y que pronto todo debajo quedaría lleno por una suave escarcha blanca que lo haría parecer una bonita postal de algún aeropuerto o algo así.
Miró a Arthur cuando su conversación cambio y hablo de ellas, no debía ser un genio para saber que hablaba de las hadas, pequeñas y brillantes, las cuales habían desaparecido desde que se montó en el avión fuera de Noruega, aunque estas le habían prometido que se volverían a ver, luego de una semana pensó que estas le habían abandonado.
Ahora se daba cuenta que no era el único.
- Quizás se estén habituando... -Susurró por fin, sin mirar al otro rubio- No son del tipo que abandona por que se marchan del país, no es difícil darse cuenta cuando las conoces -Calló, pensando de pronto que podía ser que el británico bromeara y el había respondido con sinceridad; internamente busco la forma de desechar esa idea, a pesar de que se quedo pegada en su cabeza como si hubiesen aplicado un pegamento permanente.
El frío aumento, pero para él no era suficiente, mas en cierta forma era confortable. Notó que los copos de nieve caían con mas constancia y que pronto todo debajo quedaría lleno por una suave escarcha blanca que lo haría parecer una bonita postal de algún aeropuerto o algo así.
Miró a Arthur cuando su conversación cambio y hablo de ellas, no debía ser un genio para saber que hablaba de las hadas, pequeñas y brillantes, las cuales habían desaparecido desde que se montó en el avión fuera de Noruega, aunque estas le habían prometido que se volverían a ver, luego de una semana pensó que estas le habían abandonado.
Ahora se daba cuenta que no era el único.
- Quizás se estén habituando... -Susurró por fin, sin mirar al otro rubio- No son del tipo que abandona por que se marchan del país, no es difícil darse cuenta cuando las conoces -Calló, pensando de pronto que podía ser que el británico bromeara y el había respondido con sinceridad; internamente busco la forma de desechar esa idea, a pesar de que se quedo pegada en su cabeza como si hubiesen aplicado un pegamento permanente.
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Sonrió con sinceridad, y desvió un instante su mirada hacia el cielo, viendo caer la nieve y escuchando al noruego hablar. Entonces supo que su corazonada no estaba tan equivocada del todo, en el fondo se alegró bastante, jamás esperó que alguien más, menos alguien de esa misma escuela fuera capaz de ver seres mágicos. Pero en un comienzo había tenido la ligera esperanza de hallar a alguien como él.
-Definitivamente, ellas son demasiado celosas con sus amigos, es casi imposible alejarse de ellos, o por lo menos eso siempre me dicen. Y siendo tan pocos los que somos capaces de verlas, ellas harían lo que fuese por permanecer a nuestro lado - Dijo con algo de melancolía. Las extrañaba, era su gran verdad, sobretodo en aquel momento cuando tenía que lidiar con tanto engreído en los pasillos de esa gran escuela. Ellas eran su único punto de desahogo, las que lo hacían poner los pies en la tierra, aunque sonara contradictorio.
-Lo que si no he visto tanto son fantasmas aquí... - Murmuró más para si mismo, abriendo un poco más los ojos, como atento a algo. - Espero no pescar un resfríado, eso sí que no sería conveniente - Miró sus manos desnudas y se las metió a los bolsillos del abrigo, palpando el libro que guardó allí anteriormente.
-¿Eres noruego, no? Recuerdo haber escuchado sobre algunas criaturas de allá, en todos lados son distintas según tengo entendido, espero que algún día que tengas tiempo podamos hablar de aquello - Le propuso con un leve deje de entusiasmo en su voz, no quería parecer tampoco un acosador o algo parecido.
-Definitivamente, ellas son demasiado celosas con sus amigos, es casi imposible alejarse de ellos, o por lo menos eso siempre me dicen. Y siendo tan pocos los que somos capaces de verlas, ellas harían lo que fuese por permanecer a nuestro lado - Dijo con algo de melancolía. Las extrañaba, era su gran verdad, sobretodo en aquel momento cuando tenía que lidiar con tanto engreído en los pasillos de esa gran escuela. Ellas eran su único punto de desahogo, las que lo hacían poner los pies en la tierra, aunque sonara contradictorio.
-Lo que si no he visto tanto son fantasmas aquí... - Murmuró más para si mismo, abriendo un poco más los ojos, como atento a algo. - Espero no pescar un resfríado, eso sí que no sería conveniente - Miró sus manos desnudas y se las metió a los bolsillos del abrigo, palpando el libro que guardó allí anteriormente.
-¿Eres noruego, no? Recuerdo haber escuchado sobre algunas criaturas de allá, en todos lados son distintas según tengo entendido, espero que algún día que tengas tiempo podamos hablar de aquello - Le propuso con un leve deje de entusiasmo en su voz, no quería parecer tampoco un acosador o algo parecido.
Invitado- Invitado
Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Le miró sonreír e internamente deseó poder hacerlo con la misma naturalidad que él, no recordando la ultima vez que sonrió abiertamente, a pesar de que en ese momento experimentaba algo parecido al jubilo al saber que conocía a otra persona que podía ver a a los seres mágicos y no estaba mintiendo para burlarse de él.
- Si -Estuvo de acuerdo. No sabia como eran las hadas en Inglaterra, pero las de Noruega podían cambiar de forma, y las pequeñas y aladas mujeres podían convertirse en gigantescos espíritus de la naturaleza. Cuando era pequeño, solía ir a un bosque detrás de la gran casa donde vivía con su padre, donde se encontraba con ellos, los cuales se convirtieron por mucho tiempo en su única alegría, aunque con el tiempo se vio obligado a alejarse de ellos, ya que sus tutores eran cada vez mas severos e insoportables.
Cerró los ojos y dejo que el viento moviese su cabello, como esperando algo, una señal, alguna diferencia que le dijera que la única felicidad de su niñez y de gran parte de su vida estaba cerca de volver, pero no la encontró, a pesar de todo, estaba seguro.
Ellas volverían.
- No deberían haber... -Tranquilizo al ingles, en cuanto a los fantasmas- El edificio fue construido recientemente... -Abrió los ojos, sintiéndose levemente mareado por el vértigo al ver la caída al vació que tenia frente a él. Se dio la vuelta y se recostó del enrejado, suspirando mientras pensaba la pregunta de Arthur con cuidado- La mayoría de veces son pequeñas, y brillan. Pero esa no es su verdadera forma -Hizo una larga pausa, casi pareciendo que no iba a contestar- La real es gigante, casi cuatro metros... son de colores y tienen forma principalmente humana...
- Si -Estuvo de acuerdo. No sabia como eran las hadas en Inglaterra, pero las de Noruega podían cambiar de forma, y las pequeñas y aladas mujeres podían convertirse en gigantescos espíritus de la naturaleza. Cuando era pequeño, solía ir a un bosque detrás de la gran casa donde vivía con su padre, donde se encontraba con ellos, los cuales se convirtieron por mucho tiempo en su única alegría, aunque con el tiempo se vio obligado a alejarse de ellos, ya que sus tutores eran cada vez mas severos e insoportables.
Cerró los ojos y dejo que el viento moviese su cabello, como esperando algo, una señal, alguna diferencia que le dijera que la única felicidad de su niñez y de gran parte de su vida estaba cerca de volver, pero no la encontró, a pesar de todo, estaba seguro.
Ellas volverían.
- No deberían haber... -Tranquilizo al ingles, en cuanto a los fantasmas- El edificio fue construido recientemente... -Abrió los ojos, sintiéndose levemente mareado por el vértigo al ver la caída al vació que tenia frente a él. Se dio la vuelta y se recostó del enrejado, suspirando mientras pensaba la pregunta de Arthur con cuidado- La mayoría de veces son pequeñas, y brillan. Pero esa no es su verdadera forma -Hizo una larga pausa, casi pareciendo que no iba a contestar- La real es gigante, casi cuatro metros... son de colores y tienen forma principalmente humana...
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
-¿Casi cuatro metros? - Abrió un poco más los ojos, entre sorprendido y fascinado, y con la vista intentó hacer un tanteo de como él las vería si las tuviese cerca- ¿No te asustaron al verlas en un inicio? Yo recuerdo que... Cuando era pequeño las vi por primera vez, un día que estaba con mi padre practicando equitación, decidimos dar vueltas en una de las parcelas de mis tíos, un pequeño bosque. Perdí el control de mi caballo y por ende yo también me perdí -Sonrió apenas al recordar las miles de sensaciones que vivió en aquel momento, era una de las cosas que por más años que pasaran, jamás olvidaría.
Tomó una pequeña pausa para calentar sus manos con su propio aliento y luego continuó - Estaba asustado, como cualquierla lo hubiese estado, entonces vi esas pequeñas luces brillantes, que danzaban sobre las flores. Allá en Inglaterra las hadas son pequeñas, caben en la palma de una mano y caprichosamente se arman hermosos vestidos con los pétalos de las rosas - Volvió a meter las manos en sus bolsillos, juntando un pequeño montoncito de nieve con el pie.
-Dime... Vidharr ¿No? Tengo miedo de pronunciarlo mal -Dijo algo avergonzado- Somos compañeros, aún así no te he visto hablar mucho con el resto ¿Te sientes incómodo en la escuela? -Aquel chico le agradaba, y no perdería esa oportunidad para entablar una amistad.
Tomó una pequeña pausa para calentar sus manos con su propio aliento y luego continuó - Estaba asustado, como cualquierla lo hubiese estado, entonces vi esas pequeñas luces brillantes, que danzaban sobre las flores. Allá en Inglaterra las hadas son pequeñas, caben en la palma de una mano y caprichosamente se arman hermosos vestidos con los pétalos de las rosas - Volvió a meter las manos en sus bolsillos, juntando un pequeño montoncito de nieve con el pie.
-Dime... Vidharr ¿No? Tengo miedo de pronunciarlo mal -Dijo algo avergonzado- Somos compañeros, aún así no te he visto hablar mucho con el resto ¿Te sientes incómodo en la escuela? -Aquel chico le agradaba, y no perdería esa oportunidad para entablar una amistad.
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
¿Miedo? Cerró los ojos, cuestionándose la pregunta que le había hecho el ingles, antes de recordar aquella vez que. El solo tenia 3 años, pero a pesar de todo, el recuerdo se quedó grabado en fuego en su memoria, como uno de los mas mágicos y maravillosos que hubiese experimentado en su vida.
Recordaba el olor a naturaleza, también como sus lagrimas empapando la camiseta blanca que llevaba puesta, aunque no recordaba con exactitud porque había estado así aquel día, pero tomando en cuenta que los desprecios de su padre habían iniciado desde que él tenia poca edad, no le extrañaría que el fuera el culpable.
Al principio, el observar el gran hombre con barba y de color verde lo había dejado atónito, incapaz de reaccionar y sentir el terror que debía sentir, y cuando empezó a reaccionar, este le acariciaba la cabeza suavemente, murmurándole un "No llores, los niños pequeños deben sonreír".
Pronto se encontró rodeado de pequeñas hadas, brillando de diferentes colores, y el hombre gigante paso a ser un hada también, tenia forma indefinida, llevaban una túnica del color en el cual brillaban y su rostro era un hermoso ovalo, adornado con dos grandes ojos, una nariz tan pequeña que parecía un punto y una boca delgada, que ni siquiera parecía tener labios, todos juntos le provocaron una sensación de jubilo inexplicable y empezó a reír, persiguiendo a algunas, sin real intención de atraparlas y escuchándolas hablar, contándole historias para no entristecerse, y desde ese momento, él supo que ellas iban a estar siempre a su lado.
Un copo de nieve cayó en su nariz y lo sacó de su recuerdo, al mismo tiempo que se daba cuenta que una leve sonrisa surcaba en su rostro, se había sumergido en sus recuerdos luego de que Arthur terminó de hablar, así que un silencio prolongado de ciño en el ambiente, antes de que Viharr mirara al ingles, volviendo a su rostro serio de nuevo.
- No me gusta hablar -Admitió, tratando de rememorar cuando su personalidad se volvió tan cerrada, sin éxito- Pero no me molesta este lugar, es agradable -Miró el suelo, donde la nieve ya había cubierto toda su superficie.
Recordaba el olor a naturaleza, también como sus lagrimas empapando la camiseta blanca que llevaba puesta, aunque no recordaba con exactitud porque había estado así aquel día, pero tomando en cuenta que los desprecios de su padre habían iniciado desde que él tenia poca edad, no le extrañaría que el fuera el culpable.
Al principio, el observar el gran hombre con barba y de color verde lo había dejado atónito, incapaz de reaccionar y sentir el terror que debía sentir, y cuando empezó a reaccionar, este le acariciaba la cabeza suavemente, murmurándole un "No llores, los niños pequeños deben sonreír".
Pronto se encontró rodeado de pequeñas hadas, brillando de diferentes colores, y el hombre gigante paso a ser un hada también, tenia forma indefinida, llevaban una túnica del color en el cual brillaban y su rostro era un hermoso ovalo, adornado con dos grandes ojos, una nariz tan pequeña que parecía un punto y una boca delgada, que ni siquiera parecía tener labios, todos juntos le provocaron una sensación de jubilo inexplicable y empezó a reír, persiguiendo a algunas, sin real intención de atraparlas y escuchándolas hablar, contándole historias para no entristecerse, y desde ese momento, él supo que ellas iban a estar siempre a su lado.
Un copo de nieve cayó en su nariz y lo sacó de su recuerdo, al mismo tiempo que se daba cuenta que una leve sonrisa surcaba en su rostro, se había sumergido en sus recuerdos luego de que Arthur terminó de hablar, así que un silencio prolongado de ciño en el ambiente, antes de que Viharr mirara al ingles, volviendo a su rostro serio de nuevo.
- No me gusta hablar -Admitió, tratando de rememorar cuando su personalidad se volvió tan cerrada, sin éxito- Pero no me molesta este lugar, es agradable -Miró el suelo, donde la nieve ya había cubierto toda su superficie.
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Se había quedado algo atónito observando la expresión que el noruego tenía en el rostro. Pensó que tal vez nunca le había visto así en todo el tiempo que llevaba en ese lugar, y no era porque precisamente pasara mirando al resto, si no que aquel chico, entre el resto de sus compañeros llamaba un poco más la atención. Por un segundo sintió que la sangre se le había agolpado en las mejillas, quizás porque se le había venido a la cabeza la idea de que Vidharr era... Lindo. Parpadeó un par de veces, intentando entender la idea que se formaba en su propia cabeza, pero intentó deshecharla, no era un buen plan iniciar con aquello.
-¿No te gusta hablar? ¿Ni aunque sea de las cosas que te agradan? Es un buen comienzo... ¿No crees? Quizás no soy el mejor ejemplo... No soy del todo sociable. No sé si te has dado cuenta, tengo muy mal temperamento -Dijo algo avergonzado. Se detuvo un momento a mirar el suelo ya blanco por la nieve, y de golpe se dejó caer sentado, liberando un ligero quejido de dolor, para luego echarse a reir. - Vidharr... Vidharr... -Repitió su nombre como pensativo, mientras se rascaba una mejilla - Llevamos poco tiempo aquí y considerando que... De lo mucho que he visto no todos pueden ver seres mágicos, te tengo una propuesta... -Extendió su diestra, especificamente el meñique de la misma mano, hacia el chico.
- Do you wanna be my friend~? -Le dedicó una ligera sonrisa, manteniendo el meñique extendido, esperando que el otro enlazara el suyo - Ante cualquier cosa, nos protegeremos mutuamente.
-¿No te gusta hablar? ¿Ni aunque sea de las cosas que te agradan? Es un buen comienzo... ¿No crees? Quizás no soy el mejor ejemplo... No soy del todo sociable. No sé si te has dado cuenta, tengo muy mal temperamento -Dijo algo avergonzado. Se detuvo un momento a mirar el suelo ya blanco por la nieve, y de golpe se dejó caer sentado, liberando un ligero quejido de dolor, para luego echarse a reir. - Vidharr... Vidharr... -Repitió su nombre como pensativo, mientras se rascaba una mejilla - Llevamos poco tiempo aquí y considerando que... De lo mucho que he visto no todos pueden ver seres mágicos, te tengo una propuesta... -Extendió su diestra, especificamente el meñique de la misma mano, hacia el chico.
- Do you wanna be my friend~? -Le dedicó una ligera sonrisa, manteniendo el meñique extendido, esperando que el otro enlazara el suyo - Ante cualquier cosa, nos protegeremos mutuamente.
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Re: Noche Nevada. [Arthur Kirkland]
Quizás sus ojos habían quedado algo atrofiados cuando levanto la mirada de la nieve, pudo haber jurado que las mejillas del ingles se habían teñido de un levisimo rojo. Contempló a Arthur con supuesta indiferencia, escrutando su rostro y pensando en que era la primera vez que le prestaba real atención y por alguna razón, en su interior, se arrepentía de ello.
Pensó en lo que le decía ¿Hablar de lo que le gustaba? Había tratado pero... simplemente no le salían las palabras, solo las justas, ninguna que pueda derivar a una conversación amena, como la que parecían tener todos los alumnos sin ninguna clase de problemas, incluso algunas veces podía jurar que una chispa de envidia salia de los mas profundo de su alma ante su facilidad de comunicación, y deseaba gritarles, insultarles, preguntarles ¿Como pueden hablar con tanta facilidad?
Lo miró de nuevo cuando se dejó caer en el suelo, terminando por hacer lo mismo con mas cuidado, aunque a la final se arrepintió y permaneció acuclillado. Cerró los ojos y contuvo el repentino estremecimiento al escucharlo decir su nombre dos veces, una reacción totalmente hilarante de su parte que se apresuro a esconder con éxito
Observa el meñique extendido y duda, después de todo ¿No es que sus relaciones sociales terminaban de forma desastrosas? Con alguno de los dos -o ambos- sangrando y siendo acosado con razón como el que había iniciado. Cerró los ojos, incomodo, debatiéndose entre las ganas de aceptar o declinar, quedándose un rato sin hacer nada, sintiendo un leve acceso de miedo en su interior.
Repentinamente extendió la mano y entrelazo su meñique con el de él, asintiendo y sonriendo a conciencia por primera vez.
- De acuerdo -Susurró, luego de asegurarse que su voz no iba a temblar de una muy escondida emoción.
Pensó en lo que le decía ¿Hablar de lo que le gustaba? Había tratado pero... simplemente no le salían las palabras, solo las justas, ninguna que pueda derivar a una conversación amena, como la que parecían tener todos los alumnos sin ninguna clase de problemas, incluso algunas veces podía jurar que una chispa de envidia salia de los mas profundo de su alma ante su facilidad de comunicación, y deseaba gritarles, insultarles, preguntarles ¿Como pueden hablar con tanta facilidad?
Lo miró de nuevo cuando se dejó caer en el suelo, terminando por hacer lo mismo con mas cuidado, aunque a la final se arrepintió y permaneció acuclillado. Cerró los ojos y contuvo el repentino estremecimiento al escucharlo decir su nombre dos veces, una reacción totalmente hilarante de su parte que se apresuro a esconder con éxito
Observa el meñique extendido y duda, después de todo ¿No es que sus relaciones sociales terminaban de forma desastrosas? Con alguno de los dos -o ambos- sangrando y siendo acosado con razón como el que había iniciado. Cerró los ojos, incomodo, debatiéndose entre las ganas de aceptar o declinar, quedándose un rato sin hacer nada, sintiendo un leve acceso de miedo en su interior.
Repentinamente extendió la mano y entrelazo su meñique con el de él, asintiendo y sonriendo a conciencia por primera vez.
- De acuerdo -Susurró, luego de asegurarse que su voz no iba a temblar de una muy escondida emoción.
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