Nicht eine gute Möglichkeit zum Schlafen* [Gilbert]

Había comprobado la irónica capacidad de los eventos de volverse una farda de tonterías en solo minutos, pero realmente ESTO era el colmo.

Supuestamente si uno se hallaba SOLO en una habitación de una academia las cosas eran medianamente silenciosas. No podría esperar un silencio de librería en la habitación del otro germano por supuesto, pero tampoco esa exageración.

Ludwig NO estaba, y de todos modos el maldito Pruso se las estaba ingeniando para hacer la misma molesta cantidad de ruido de siempre. ¿Cómo mierda lo conseguía? ¡Eran las 2 de la mañana por dios! Y por lo que tenía entendido mañana había clases.

Ah, y un examen de matemática… pero en su caso no estudiaría.

Hizo una mueca, seguramente aunque se fuera a la azotea podría escuchar su bendita música de Rammstein sonar, y, si bien compartía varios gustos musicales –Y el mismo solía poner la música al mango- No lo hacía a las tres de la mañana de un día que se sabía el siguiente sería de clases.

Aún menos cuando intentaba concentrarse para al menos tener UNA de las miles de tareas que debía completas.

-¡Gilbert!, Öffnen Sie die verdammte Tür!- gritó con ‘stress’ remarcado en su voz, comenzando a considerar patearla si no la abría pronto.

Su hermano había salido, eso solo significaba una cosa: ¡Libertad! Aún bajo las ataduras de la apuesta no podía desordenar el cuarto así que su diversión se redujo a colocar en el reproductor su cd preferido mientras se tiraba en la cama a comer chips de papa. Con su ojos cerrados y un miguerío de papitas alrededor de él que su pequeño pollito se encargaba de limpiar mientras caminaba picando el alimento el prusiano mantenía sus ojos cerrados moviendo su cabeza al ritmo de la música cantando al son de la misma.

El abrumador sonido golpeaba su pecho y hacía vibrar el piso, la puerta y las ventanas como si fuese un bombo golpeado desde dentro, seguro el señorito no estaba o ya habría golpeado la pared... o quizás lo hizo y no le escuchó. Así como no escuchó los golpes en la puerta.

- ¡Ich will eure energie, ich will eure hande sehen. In beifal untergeheeeeeen!! - abrió los ojos solo para ver su guitarra colgada en a pared como su más grande trofeo... quería...

-¡Gilbert!- repitió en un grito, finalmente tomando impulso para empujar la puerta sin mayor paciencia. Al chocar contra esta se sorprendió al encontrarla curiosamente abierta en lo que caía de lleno dentro. Tardando unos segundos en razonar lo que acababa de pasar.

Se sintió completamente estúpido de no haber probado el pomo desde un principio, sin embargo en lo que la madera de la puerta se apartaba, la música parecía salir de sus confines, la melodía se expandía por todo el pasillo. Seguramente consiguiendo llamar la atención de más de uno.

Se levantó rápidamente y cerró la puerta del peliplata, si antes creía que su música podría escucharse nada más hasta la azotea era por que no se había puesto a oírla desde dentro. Sentía que sus tímpanos se romperían del nivel de volumen que despedían los parlantes.

Caminó hasta el volumen con los oídos cubiertos y lo bajó considerablemente, suspirando con alivio en lo que se volvía hasta el otro con el ceño fruncido.

-¡No sé si no lo has notado pero son las putas TRES de la mañana!, ¡Y Te recuerdo que algunos intentamos terminar la tarea y dormir por que mañana hay CLASES!-

El abrir de la puerta le hizo alzar la mirada a la puerta viendo al rubio dirigirse a su equipo de audio y bajar el volúmen considerablemente hasta que fue solo un murmullo en comparación al volúmen anterior. Enseguida el paquete semi vacío de papas voló por la habitación directo a la cabeza del rubio repartiendo papitas por el piso. El alvino sonrió, staba algo feliz de más... se veía por las dos botellas vacías de cerveza volcadas en el piso, fuera de eso la habitaicón estaba impecable de ordenada y limpia.

- ¡Oe! ¡Estaba escuchando eso! ¿Acaso no te enteras, dummkopf? -

El menor de ambos germanos suspiró, intentando no encestarle un puñetazo directo en el estómago mientras sentía un tic en su ojo izquierdo hacerse presente gracias a las papitas que aún permanecían en su persona.

Observó las botellas de cerveza vacías y viró los ojos, una vez se quitó el bocadillo de su cuerpo le miró de manera fulminante, aunque ya sin tanto enfado como antes. – Scheiße...¿Me harás que repita lo que ACABO de decir?, O le dejas el volumen así o te meto tu guitarra por el…- Señaló el área para dar énfasis, cruzándose de brazos.

Sonrió a sus amplias sentandose con pesadez en la cama arrimandose al borde de un corto saltito con sus muslos - Vash, estás tenso y negativo. Te pareces a mi hermano, mañana es examen de matemáticas ¿Acaso piensas que te va a ir mal? Lo pasarías aunque no durmieses nada en toda la noche. - se levantó acercandose al otro, caminaba de forma normal, no se encontraba tan afectado por el alcohol, solo un poco alegre.

Le rodeó para tomarle por el hombro y apartar las migajas de papa que tenía en este. - Quedate un rato, no te hará mal. Bebe una cerveza y escucha un poco de música de la buena, no de la basura que tengo que escuchar de los novatos del club o de los ensallos del bocchan del otro lado de la pared. - le sonrió y le dio una suave palmadita en la mejilla para enfatizar su punto.

Al sentir el brazo del otro por sus hombros suspiró, era difícil mantenerse enfadado con Gilbert, al menos para él lo era. Sin embargo el peliplata conseguía sacarle la paciencia a esa misma velocidad. Pero bueno, era un ‘don’ que Gilbert tenía, podría hacer insultar y enfadarse a la monja más dulce si quisiera.

-No sé tú, pero yo apesto en esa materia, así que seh, seguramente me vaya mal- aseguró mientras suspiraba, intentando en vano mantener su tono de enfado. – Además, eso no quita que son las tres de la mañana y a que... tsk-

El rubio negó con la cabeza sin proseguir, ¿Para qué se molestaba?, no era como si Gilbert le fuera a escuchar. Además, quizás podría convencerle de que mantuviera el volumen a nivel “aceptable” –O sea, que no les volaran los tímpanos pero que fuera lo suficientemente fuerte como para fastidiar un poco a los de al lado-

Se soltó del agarre del mayor y se sentó sobre el borde de su cama, posando su mirada sobre el otro aún con algo de desaprobación.

-Bah… puedo quedarme un rato, pero mantén el maldito volumen a un nivel “normal”, o acabarás sordo-

- Ja, ja. No te sulfures, Vashín. - dijo entonando el "ja" como afirmación en alemán y no como una risa, sin embargo el tono burlón seguía en su voz. Mientras el otro se sentaba el albino se acercaba subiendo nuevamente el volúmen aunque no de un modo tan exagerado como hacía unos momentos, al tener a alguien con quien hablar no necesitaba poner tan alto como para no escuchar sus propios pensamientos.

Al sentarse el rubio el pollito sobre la cama se apróximó curioso al germano y huyó cuando el albino se dejó caer en la cama - ¿Cómo está tu hermana? - fue lo primero que preguntó con un poco de interés para molestarle.

Siguió al pollito con la mirada, algo enternecido de la mascota. Se estremeció un poco al sentir que toda la superficie donde yacía sentado se movía, maldiciendo al otro germano y a sus movimientos bruscos.

Frunció el ceño y le miró de la forma más intimidante que pudo, cayendo completamente a lo que Gilbert quería – Bastante bien… espero que tu interés sea vana curiosidad sana… no eres el tipo indicado para mi hermana- soltó de manera cortante y sobreprotectora, cruzándose de brazos. -De todos modos ha de estar en su habitación durmiendo. No como el tuyo, que aparentemente tuvo algo mejor que hacer que dormir...- comentó sorprendido.

Se estiró en la cama tomando al pollito y atrayendolo hacia él acurrucandolo contra su vientre, desde allí observó la nuca cubierta por el desmechado cabello rubio de la corta melena del suizo, una sonrisa leónida apareció en sus labios al escucharle molestarse - Seguro West se la está mamando al chico de japón o a Feliciano. Son algo cercanos... a veces... - pese a que empezó como una broma la idea le disgustaba, aún era algo sobreprotector con el menor y que este no le necesitase y que hiciese su vida tan apartado suyo le dolía. - Ksé... - bufó enojado y apartó al pollito que caminó torpemente por sobre las irreglaridades de la colcha llegando al borde donde dudó si saltar.

El prusiano sonrió nuevamene y tomó al suizo de la cintura atrayendolo hacia atrás para tirarlo sobre la cama.

Rió levemente al escuchar lo que acababa de decir, seguramente si el alemán estuviera entre ambos ahora mismo le habría dado un buen golpe a su hermano mayor – y quizás a él también por reírse-. Pero bueno, el tono que había utilizado Gilbert le había hecho inevitable el contenerse y mantener un perfil disgustado. Ya incluso olvidando a que venía en primer lugar.

No obstante, su mirada se volvió hacia él una vez identificó un tono ligeramente distinto. Gilbert había sonado algo… ¿afligido? La sola idea sonaba curiosa en el peliplata pues era extraño no verle con esa sonrisa socarrona que daba a entender claramente lo poco que le importaba llevarse al mundo por delante. Ese gesto de “debilidad” había durado poco pero le había dejado pensando al respecto, entendiendo un tanto la razón de su tono.

Le oyó bufar y lo siguiente que captó fueron sus manos en su cintura y como su espalda reposaba sobre el colchón de la cama del mayor. Observándole extrañado sin terminar de digerir lo ocurrido.

-¿Qué demonios…?-

La cama se movió un poco, pues no había sido presisamente de forma suave que le había atraído, el pollito terminó por saltar al piso quejandose con un repetitivo "pipipi" y se alejó picando las migajas del piso. Una vez con el rubio en la cama se subió encima montandole al pasar su pierna por sobre su cuerpo y sentandose sobre su vientre. Sus manos tomaron las muñecas ajenas y las presionó contra la cama para evitar una reacción agresiva por parte del suizo.

Su mirada carmín se afiló y casi que pareció brillar en la penumbra de la habitación, pues estaban las luces apagadas y solo la portatil al lado de su cama daba una luminiscencia amarillenta al lugar. Su sonrisa se tornó un tanto pervida mientras se inclinaba hacia adelante. - Vash... ¿te han dicho que te pareces mucho a tu hermana? -

Durante el procedimiento hecho por el peliplata no había conseguido decodificar el asunto, simplemente viajando entre los sonidos de la habitación. Despertando de su ensoñación al escuchar al pollito de Gilbert soltar un par de “quejidos”.

Su mirada se posó en sus ojos, hipnotizado por las orbes carmines que poseía mientras la suave luz de la habitación le daba un aire bastante propio y peculiar. Recordándole unos instantes a alguna clase de depredador en la oscuridad.

Claro que, todos estos detalles que minuciosamente observaba fueron olvidados tan pronto notó su expresión cambiar y oyó lo que tenía para decir.

Su propia expresión mutó desde sorpresa y shock, hasta una mirada asesina que claramente demostraba que no se había quedado satisfecho con lo que acababa pronunciar.

-Ficken pervertieren... ¡Te juro que en cuanto me suelte te voy a dar LA golpiza de tu vida! – gritó con claro enfado mientras comenzaba tirar de sus muñecas; levantando la pierna en un claro ademán de golpearle la entrepierna por lo que acababa de decir.

- Ksesesése~ - se reía mientras el otro forcejeaba bajo sus manos, y al estar sentado sobre su vientre lo máximo que el rubio pudiese hacer era golpear su espalda de un rodillaso o si le daba la elasticidad intentar golpearle la nuca con el pie. Se inclinó aún más y sus labios rozaron los ajenos cuando habló. - Tranquilo, no te exaltes por eso, se te harán arrugas si te enojas tanto... - murmuró algo alto para sobreponer su voz a la música de fondo pero sin cortar el aire íntimo.

- Shh... sé que no eres Lily... Ella es muy chiquita para mi gusto así que calmate. - Su nariz rozó la ajena y su aliento acarició los labios ajenos con su suave vapor.

Siguió forcejeando bruscamente con el ceño fruncido mientras le escuchaba reír.
Le miraba aún con coraje por lo que acababa de decir, ¿Cómo se atrevía a observarle así y nombrar a su hermana? Eso era lo peor que podía haber dicho. Era tan… deshonroso para la chica…

Claro que, una vez sintió los labios del otro rozar sobre los suyos sus movimientos se detuvieron completamente, sintiendo su respiración cortarse mientras no prestaba mayor atención al comentario de las arrugas. –Un tema que sinceramente no era de su interés-

Fue a decir algo al respecto hasta que le escuchó hablar nuevamente, sintiendo cierto alivio y distensión ante la declaración del mayor con respecto a Liech. Ese tema quedaba fuera, pero ahora…

-Gilbert… qué... ¿Qué carajo estás haciendo?-

Adoraba esa reacción del rubio, esa manera de quedarse estático por un efímero roce de labios era solo delicioso. Sus carmines se quedaron fijos en los ojos celestes del suizo, eran como dos cielos en esa noche y el pequeño brillo que era el reflejo de la luz le daban una vida única que parecía temblar como la llama de una vela. Su sonrisa se borró por un instante y ese efímero roce fue un toque de labios, por un instante sus ojos se mantuvieron abiertos pero enseguida se cerraron para profundizar el beso entreabriendo sus labios. La suave piel de estos, levemente humeda ejercieron la presión suficiente para obligarle a entreabrirlos y prermitir el paso de su lengua a la intimidad de su boca.

Demasiado corto fue aquel contacto pues se separó para mirarle con aquellos rubíes que brillaban por la tenue luz. - Te beso, ¿parecía otra cosa? - murmuró calmadamente.

Cuando la distancia se hizo nula otra vez, entornó los ojos mientras se concentraba en los suaves y cálidos labios del otro. Estos se movían suavemente sobre su boca y de cierto modo le hacían olvidar unas cuantas cosas durante esos instantes. Claro que, al mismo tiempo sentía como si cada movimiento que hacía le arrancara energía de su cuerpo, todo con aquellos cortos y venenosos besos suyos.

Una vez este se detuvo fue cuando percibió sus propias mejillas adquirir cierto calor, frunciendo el ceño ligeramente al adivinar que se estaba sonrojando mientras una sensación muy extraña se formaba en su estómago. No se habría esperado acabar en una situación así con el líder de su club… era algo simplemente… extraño.

-Sé lo que estás haciendo…- respondió manteniendo su tono de voz bajo pero suficientemente alto como para que le escuchara por sobre la música – Mi pregunta es, ¿Por qué?-

La intimidad de la situación era tal que comenzó a hablar en susurros contra su oído sin siquiera notarlo, su vos se había tornado más aterciopelada y el ritmo de su respiración era tan suave que se confundía co una suave brisa. Era increíble como se podía lograr ese ambiente con Rammstein de fondo, presisamente en Rosenrot.

Volvió a acercarse para lamer el lobulo de la oreja del rubio - ¿Por que no? No parece disgustarte. - sus manos acariciaron las muñecas del suizo soltandole con cuidado deslizando sus dedos por sus brazos para ir liberandolo. Cuando más libre estaban sus brazos más cerca estaban los labios del albino del cuello ajeno hasta que el inminente contacto se efectuó comenzando a besarle.

Un leve sonido se desprendió de sus labios al sentirle lamer el lóbulo de su oreja, enseguida tensándose ligeramente mientras sus ojos se posaban acusadoramente sobre la figura de Gilbert.

-Wurde nicht der Punkt Gilbert...- murmuró, intentando atinar dentro del campo auditivo del mayor. Internamente agradeciendo la música que obligaba al otro a susurrar sobre su oído. Dándole una sensación curiosa en el resto de su cuerpo.

Se sorprendió un poco de la gentileza de sus actos. En un principio al apoyarle sobre la cama lo había hecho con total brusquedad, pero ahora parecía algo más propio, tierno y, ciertamente, poco Gilbert.

Por inercia, sus brazos rodearon el cuello del otro germano. Su respiración acelerándose un poco al igual que su ritmo cardíaco. Los labios que se posaron sobre su cuello causando estragos dentro del área racional de su cerebro.

Su cuerpo se fue acomodando sobre el del otro mientras sus labios recorrían la suave piel depositando cortas mordidas por cada beso húmedo, la piel algo satinada del suizo por la saliva prusiana era enfriada por su propia respiración y entiviada nuevamente por la lengua que no cesaba de deborar cada centímetro cuadrado. Sus dedos siguieron la figura del otro recorriendo así los costados de su pecho hasta su cintura aferrandose de la tela que la recubría para jalar hacia arriba buscando tocar directamente su piel.

Si bien sus besos eran delicados y dulces así como sus caricias estan eran rápidas, apenas un roce ya llevaba a quitar la ropa, una carica ya llevaba a un pellizco y un beso a un mordisco. Estaba siendo intencionalmente dulce para no espantar al otro, lo último que necesitaba era a alguien gritando y alertando a los vecinos de cuarto... aunque claro, la música disimulaba considerablemente más por su alto volúmen que seguía siendo considerable pese a la bajada del mismo.

Sintió como se deshacía entre sus brazos, respirando fuertemente por la nariz al estarse mordiendo suavemente los labios. Sus dientes prohibiendo cualquier sonido que delatara lo que estaba sintiendo.

Iba bastante rápido y con acciones contradictorias que le confundían. De todas maneras entre el leve ajetreo no era difícil notar que se estaba conteniendo.

Entornó los ojos, indispuesto a solo quedarse ahí tirado como una víctima y tímidamente tomó el cuello de su camiseta, acercándole mientras apoyaba sus labios sobre los del otro ario, robándole un beso más profundo del que él había comenzado anteriormente.

Recibiendole con sus labios abiertos su lengua invadió la boca del otro de una forma dominante rebuscando en su interior, rozando y empujando la lengua ajena mientras sus ojos cerrados solo eran levemente apretados por el placentero sabor de aquellos labios. Su respiración agitada se entrecortaba entre sus jadeos y besos aseverando su trato, aquel acercamiento con ese beso había sido simbolo claro de que el suizo le permitía continuar... ya no tendría vuelta atras.

Desde hacía tiempo deseaba acercarse de aquella manera al rubio, desde que le había visto inscribiendose en su club, y ahora tenerle era un capricho cumplido, un deseo realizado y por sobretodo un placer prohibido siendo saciado.

Sus manos recorrieron curiosas la piel suave del otro, subiendo y arrastrando consigo las prendas superiores arañando suavemente sobre su piel, su cuerpo se amoldaba completamente al otro como si fuesen los amantes perfectos rozando así sus piernas y la unión de estas contra las partes suizas.

Un leve mordisco se llevó su labio inferior estirándolo hasta que simplemente se liberase de sus dientes y volviendo a arremeter contra aquellos labios sin permitirle palabra.

La fortaleza de la música marcaba un ritmo que inconcientemente el albino seguía, su movimiento de cadera contra el cuerpo del otro era un claro reflejo de la guitarra de aquella pieza de música germana, así mismo sus dedos rozaban arañando y presionandole como si el mismo suizo fuese un intrumento músical al cual tocaba.

Sentía admiración desde que le conocía, ese aire confiado que portaba como si nada le importase… ¿Por qué mentir? Era algo difícil de resistir. Pero, de esa atracción indirecta a estar intercambiando saliva con su líder había un gran abismo de distancia. Y casualmente ahroa mismo se estaba deshaciendo.

Soltó un leve quejido al sentir como mordía su labio y lo estiraba de esa manera tan sensual, cerrando los ojos un instante mientras le tomaba de la nuca y volvía a forzar sus labios juntos.

Observó sus ojos carmínes y simplemente dejó de pensar, sus manos apoyándose sobre su estómago mientras lenta y traviesamente se adentraban debajo de su camiseta, sintiendo su cálido pecho bajo sus dedos.

“Sie will es und so ist es fein
So war es und so wird es immer sein
Sie will es und so ist es Brauch
Was sie will bekommt sie auch”

Entornó los ojos al captar aquellas líneas de la canción, sonriendo inconscientemente, de una forma u otra ese párrafo que acababa de escuchar le había recordado un poco al germano que ahora yacía sobre él.

-¿Qué tan lejos… planeas llegar?- preguntó en un susurro sobre su oído; arañando ligeramente su estómago mientras le quitaba la camiseta.

Los roces de los dedos ajenos contra su piel dejaban leves señas electricas que le hacían estremecerse de placer, así se sentía cuando obtenía lo que deseaba y como lo deseaba. Le besó como deseaba abriendo sus labios para volver a recibirle, sus manos se llevaron consigo la prenda superior al deslizarse como una caricia estas por el cuerpo del rubio separandose solo para dehacerse de aquellas molestas telas mientras su propia remera era quitada.

- Hasta el final y más allá. - le dijo con una sonrisa ladeada apoyando su mano al costado de la cabeza del suizo para mantener su pecho en alto, sin la remera su cruz de hierro quedó colgando de su cuello por la cadena que la sostenía balanceandose suavemente rozando el mentón ajeno. Moviendose un poco la llevó a acariciar los labios del suizo - Muerde~ - ordenó observandole por sus carmines con ese brillo que solo la lujuria logra acentuar.

Sus rodillas se apoyaron entre las piernas del suizo y separandolas le obligó a separar sus piernas para poder tener base donde arrodillarse y con su cuerpo completamente encorvado curvó sus dedos arrastrandolos por los pectorales ajenos dejando caminos rojizos en su piel por el paso de sus uñas - Tu piel es tan blanca... y se marca con tanta facilidad... - sus palabras fueron dichas en un susurro que apenas se escuchaba por la música, pero su acalorada respiración se notaba en estas aunque quizás no llegase el significado a los oídos del ario.

Repasó con sus ojos el ario pecho del otro, tenía su cuerpo marcado pero no de manera exagerada como su hermano menor, si no que lo adecuado para dar un aire de fuerza y firmeza. Su fina constitución presentaba músculos que –sinceramente- no sabía de donde salían, pues hasta donde tenía entendido el ojirojo hacía todo menos ejercicio.

Al escuchar su respuesta sonrió ligeramente, no podía esperarse menos de Gilbert que llevar el asunto hasta el final independientemente de las consecuencias.

-Hmm…-

Sus ojos siguieron el collar que se balanceó entre ambos, identificando a este intruso como a la conocida “Eisernes Kreuz”. Símbolo de ‘valentía’, aunque no tenía una opinión exacta de aquello.

Sintió el helado metal tocar sus labios junto a la orden del otro germano, así separándolos para sujetarla con sus dientes. Seguidamente sus labios acariciaron la superficie fría de la cruz mientras más bien la humedecía ligeramente sin despegar sus ojos del albino.

No llegó a entender lo que había pronunciado, escuchando los cantos elevados del vocalista desde donde nacía la música. Más los ligeros arañones y su cálida respiración fueron suficientes para saber la emoción que desperdigaban.

Se apoyó sobre ambos codos mientras una de sus manos tomaba el mentón de Gilbert y le acercaba suavemente, sonriendo con ligereza antes de unir sus labios en otro húmedo contacto. Bajando su mano desde allí hasta el inicio del pantalón del otro en sus caderas, haciendo un leve ademán de adentrar sus dedos dentro de estos.