Nicht eine gute Möglichkeit zum Schlafen* [Gilbert]

El juego de sombras del rostro deformado por el placer de sus actos era algo que no se le sería fácil de olvidar al albino, aquel rostro que raramente sonreía y siempre se mostraba serio adoptaba aquella exresión de una manera sinceramente deliciosa y natural, sin arrugas en su rostro no parecía para nada forzada. Sus uñas se despegaron de la piel al llegar a la altura de su ombligo y volvieron a subir sus dedos acariciando mientras sus labios se unían.

El frío del metal unió ambas bocas, pues la cruz seguía entre los dientes del otro. Con sus labios separados tomó el colgante y por debajo de este su lengua se filtró a la boca ajena presionando hacia arriba el metal que poco a poco templaba su temeratura. Sus ojos se cerraron adormecidos por el contacto en el brde de su pantalón pero bajando una mano tomó la ajena y la puso de lleno contra su erección aprisionada por sus jeans. Sin soltarle le presionó comenzando a fregarle para incitarlo a que lo hiciese.

Seguía besandole solo separandose para llevarse la cruz consigo apretandola entre sus dientes dejandola caer, mojada, pegandose al pecho ajeno por la cercanía y volver a atacar sus labios mordiendo el inferior antes de volver al profundo beso que habían comenzado, su respiración acabab en jadeos que morían en la boca ajena por el contacto directo contra su miembro.

Sonriendo internamente sus dedos de la mano libre bajaron rozando el camino con sus uñas terminando por liberar el primer botón del pantalón.

El tacto de los dedos del otro sobre su piel le producía un hormigueo en su estómago, sensación que aumentó instantáneamente cuando sintió la cálida lengua del mayor dentro de su cavidad; ahogando un suspiro mientras se distraía lamiendo la cruz que yacía en la boca de este.

Partió los labios mientras soltaba un ligero ruidito de asombro una vez el otro fue quien le presionó sin vueltas sobre su entrepierna. Aún algo ido entornó los ojos mientras seguía el movimiento previamente efectuado por el otro, presionando su mano sobre el miembro cubierto gracias al pantalón.

Percibió su propio pulso acelerarse al notar como uno de los botones de su propia prenda inferior se desprendía entre una de las expertas manos del peliplata. Adivinando que su rostro volvía a sonrojarse al poder ya predecir lo que estaba por ocurrir, cierta ansiedad haciendo que sus labios pasaran suavemente desde el inicio de la yugular hasta la curvatura del cuello del otro, mordiendo finalmente la zona.

Fue entonces que copió su acción de una forma un tanto más directa, colando su mano derecha dentro de su pantalón mientras uno de sus gráciles dedos acariciaba la longitud por sobre la fina ropa interior, sonriendo sobre la piel que acababa de morder.

Separó sus labios emitiendo un gemido contra su boca alzandose más que el sonido de la música, no había esperado una acción tan directa y atrevida del rubio, por supuesto que no le aartó o detuvo, solo le imitó bajando su cierre y tomando la prenda por la cadera se apartó un poco para jalar de la misma hacia arriba obligandole a levantar sus piernas, por ende soltar su miembro, para llevar el pantalón hasta sus tobillos dejando desnuda sus piernas y semi caido por el brusco arrastre, a sus prendas interiores.

Arrodillado frente a él le sonrió con diversión mientras una de sus manos empujaba el calzado ajeno por su talón para quitarlo y dejarlo caer al piso seguido de sus pantalones. Su lengua recorrió su pantorrilla y dejó que la pierna cayera a un lado volviendo a separar estas.

Acomodandose nuevamente contra el cuerpo ajeno resfregó ambos vientres haciendo que sus miembros se rozasen mientras sus labios se cruzaron en el cuello subiendo a su lobulo donde susurró sobre la música - ¿Te exita que estemos a punto de hacerlo en la cama de West? - dicho esto mordió el lobulo jalando suavemente bajando a su cuello mordiendo el mismo.

Sintió satisfacción al escucharle gemir, su voz había sonado suave pero lo suficientemente audible para identificarse entre la fuerte música alemana.

De una forma u otra pudo también distinguir el sonido del cierre mientras instantáneamente sentía que su espalda regresaba contra el colchón, una ligera corriente de aire colándose en sus piernas descubiertas mientras no se molestaba en arreglarse la ropa interior. Así dejándose descalzar y mover a antojo para mayor facilidad del albino.

Se mordió los labios frente a su sonrisa y, ante la acción que más tarde le procedió, el tacto de su lengua sobre aquella inesperada zona efectuando un ligero temblor en su cuerpo.

Iba a tirar del pantalón del otro, pero al sentirle amoldarse contra él nuevamente olvidó instantáneamente su cometido, cerrando sus ojos al sentir la intensa y placentera sensación que había causado el roce de ambos miembros.

Sentir sus cálidos y finos labios subir por su piel otra vez le hizo gemir, pero al escuchar lo que acababa de decir le observó instantáneamente como advertencia.

-G-Gilbert… al menos que te detengas... cosa que no creo que hagas... Sind wir tot.-

Escuchandole no dejaba de moverse para fortarse contra él rozando así sus pechos e intimidades, solo pudo reir a sus palabras - Ksesesesé... ¿crees que... me detendré? Después de esto ve... a preparar la tumba de ambos... - habló entrecortado por sus aciones pero con un deje de diversión en su voz. A decir verdad tenía algo en su interior que le gustaba doblar reglas, molestar a las personas y en ese momento le exitaba hacerlo en la cama de su hermano... aunque este enloqueciera cuando se enterase... si es que se enteraba, claro estaba.

Bajó una de sus manos y el mismo bajó su pantalón hasta la mitad de sus piernas y llevó consigo su ropa interior dejando a la vista su miembro, este arqueado hacia arriba por la exitación fue cubierto enseguida por la mano del suizo, pues esta había sido llevada por el prusiano hasta allí manifestandole sus obvias intenciones. Acto seguido bajaó la ropa interior del rubio para igualar el acto pero en el mimebro ajeno comenzando a mover en principio suave sus dedos a lo largo del tronco presionando levemente más marcado sobre su glande.

Un corto jadeo calentó el cuello ajeno y su muerdida se hizo más fuerte ya dejando los dientes marcados sobre la piel. Succionando se encargará de dejarle una marca más clara y duradera... algo que le marcaría como suyo... solo un fetiche del albino.

La idea le pareció llamativa, de hecho, no podía aguantar la risa y al mismo tiempo el miedo que le causaba imaginar la cara de Ludwig si supiera. ¿Sería a esto lo que llamaban adrenalina? Fuese cual fuese aquella sensación seguramente el otro también la sentía, en su mirada se podía leer la excitación que experimentaba el estar haciendo aquella cosa en semejante lugar.

Siguió los movimientos del peliplata con una mirada felina, sus ojos bajando hasta su erección, dejando que el otro llevara su mano hasta esta –Sin verdadera necesidad, ya que planeaba hacer lo mismo- y así, comenzara a moverla sobre aquella erguida y caliente parte de su cuerpo.

Separó las piernas un poco más instintivamente al sentir como la tibia mano del otro se deshacía de su ropa interior, formando una mueca de puro placer cuando este comenzó a tocarle, haciendo que dejara atrás cualquier posibilidad de dudar de lo coherente del asunto.

Apretó los dientes un segundo al sentir la mordida sobre su cuello intensificarse, sin sentir molestia por su acción si no que más excitación, su mano bajando hasta su escroto mientras volvía a subir. Apartándola de su miembro un segundo mientras mojaba sus dedos con sus labios y volvía a acercar sus dígitos húmedos al glande del otro, copiando su acción en él de manera suave, gradualmente intensificando sus movimientos.

– Será muy evidente si dejas una marca…- susurró con la respiración algo pesada, su mano libre acariciando una de sus tetillas mientras la otra seguía complaciendole.

Su cuerpo había temblado por las caricias del suizo y pudo apreciar a la perfección su respiración cuando la canción finalizó, así como pudo sentir el sonido de la puerta abrirse. Un escalofrío recorrió toda su columna vertebral y separando sus labios del cuello dejando una notoria marca rojiza en el mismo ladeó su rostro para encontrarse con aquella terrible escena, solo alcanzó a razonar lo que su mente a groso modo logró ver. Alto, rubio, su hermano. Estaban muertos.

Se separó del suizo como si este repentinamente le quemase el contacto, sus manos enseguida subieron sus propios pantalones para cubrir su intimidad bajando de la cama para darle espacio al suizo para que se vistiese y enfrentar a su hermano en caso que se enviolentara, pero al pararse y mirarle mejor sintió que su sangre se le helaba. Su pulso tembló y sus uñas se clavaron en la palma de su mano... su hermano menor, estaba... llorando. Tomo su remera y se acercó al equipo de música para apagarlo - Ludwig... - le llamó por su nombre pero no supo que decir, solo se colocó la remera tomando a su pollito del piso. - Vamos Vash... - su voz era apagada y entrecortada.

El poco aire que le había quedado en los pulmones se había ido tan pronto el sonido de la puerta había hecho su paso entre todas esas melodías entremezcladas, paralizándose una vez la silueta en la puerta se hacía clara entre su borrosa visión.

“Wir sind tot…”

Enseguida el otro reaccionó copió su acción, arreglándose los pantalones mientras sentía su propio rostro enrojecerse por la vergüenza de la mano a un terror que le helaba la sangre. No obstante, este sentimiento que surcaba sus venas se tornó en intriga y desconcierto al verle llorar.

Estaba sumamente confundido y extrañado, no esperaba que el alemán reaccionase así. Separó los labios para decir algo, pero no sabía qué. La imagen del otro ojiazul tan… afectado, le había dejado un tanto descolocado.

Al escuchar a Gilbert se levantó de la cama; observandole desde la comisura de sus ojos mientras se iba poniendo la camiseta, tomaba su calzado y se alejaba de la puerta hacia afuera a pasos relativamente lentos, dándole una última mirada al recién llegado. Se dispondría a esperar a que Gilbert finalizase de vestirse fuera del sitio, todavía no decodificaba la situación

Apoyó la espalda en la paréd a un lado de la puerta, fuera del sitio. Entornando los ojos mientras sentía alguna clase de culpabilidad recorrerle desde los pies hasta la nuca. El aire se había vuelto sofocante ahí dentro, y prefirió estar fuera, donde podía pensar con mayor claridad y darle la privacidad deseada a ambos hermanos.

"¿Qué demonios acaba de pasar?"

Ya, estaba de acuerdo... habían hecho algo sumamente tonto, eso de acostarse en su cama no era agradable, pero... no esperaba que llorara si no que se enfureciese de sobremanera.
Sincera y sorprendentemente prefería un golpe de aquel hombre a que se mostrara tan dolorido. Todavía no le entraba en la cabeza, ¿Qué le había afectado tanto de la escena?

Fue entonces que un sudor frío recorrió desde su cien hasta caer por su mejilla, el mal presentimiento formándose en su estómago mientras balanzeaba su peso en ambos pies.

"¿Acaso él y Glbert....?"

Cuando el otro se retiró el albino se acercó a su hermano pero al escucharle frunció el seño conteniendo su respiración - Siempre metes al abuelo de por medio... me dices niño a mi pero eres tu el que necesita creer, Ludwig. - apretó sus dientes mientras intentaba contener lo que quería decir, palabras algo hirientes, no terminaba de comprender la reacción de su hermano, estaba haciendo mucho alboroto por solo encontrarle en esa situación en su cama, pues el único error que el albino veía en su comportamiento era el de haber estado en la cama del otro y no en la propia. Quizás...

- Nunca te oculté mi sexualidad y creo que armas un teatro muy grande por solo estarme besando con otro en tu cama. Te guste o no esta es mi habitación también y tengo derecho a hacer lo que guste. - se alejó retrocediendo un par de pasos antes de dar la espalda y encaminarse hacia la puerta. Estaba confundido, no sabía como reaccionar y consideró que lo mejor era alejarse de allí, darle unos momentos al rubio para que pensara y se calmase. Una terrible culpa caía sobre sus hombros y no sabía por que, le desesperaba desconocer la razón de eso. ¿Sería por ser el responsable de hacerle llorar? Definitivamente prefería que le golpease a aquello, sentía su pecho destrozado y sus ojos ardiendo. Tenía que salir de allí y eso hizo. Sus pasos le llevaron fuera de la habitación y cerró la puerta volteando su rostro hacia Vash - Me quedaré en tu habitación esta noche. West está extraño. -dijo aún algo confundido.

El otro germano mantuvo su mirada en el marco unos segundos, sus oídos agudizándose levemente al oír suaves pasos resonar en el suelo y acercarse hasta su dirección. No parpadeó ni un instante hasta que vio salir al ojirojo, la clara duda leída en su mirar.

Fue a decir algo hasta que le vio voltearse hacia él, sus palabras llegándole en un tono bastante suave, perturbado, al igual que él mismo.

La petición -más bien el anuncio- no le perturbó para nada, ladeando un segundo la cabeza mientras notaba que la puerta del cuarto de ambos hermanos aún permanecía abierta

-No hay problema-

Intentó sonreír para aminorar la tensión, pero solo una mueca torcida surgió en sus facciones; dejando de intentarlo mientras se volteaba y avanzaba unos metros hacia su puerta, abriendola. Se hizo a un lado y así dejó que el albino pasase antes, finalmente cerrando la puerta.