[Privado] Utilería

El entrenador fue quien le pidió que fuera a la sección de teatro en busca del equipo que se les había prestado para la última puesta en escena -que bien poco nos interesa cuál fue-, motivo por el cual está aquí, mordiendo descuidadamente la colilla de un cigarrillo apagado que se ha llevado clandestinamente a la boca ahora que no hay ningún profesor ahí que pueda echarle la bronca por llevar algo así consigo.

Le molesta hacer mandados y todo eso, pero vamos, es un buen alumno y respeta a su profesor(?), así que no pasa nada. Llama a la puerta con los nudillos y se queda ahí esperando con cara de fastidio a que venga alguien a atender.

Si no se demora, tal vez tenga tiempo para ir a fumarse uno a la parte trasera del edificio antes de volver a su propio club.

Ni ganas de estár en ese sitio después de clases, tenía mejores cosas que hacer. Las horas que eran de talle, las dedicaba a eso y ya, pero quedarse durante el resto de la tarde era un fastidio. Para su desgracia, era su turno de quedarse a ordenar los objetos utilizados en el ensayo y aunque hubiera reclamado o inventara justifiación, no le permitieron zafarse.

Escuchó los golpecitos en la puerta, de mala gana se incorporó, déjando lo que hacía para atender a la persona que estuviera jodiendo.

- ¿Qué mierda quieres?. -Soltó con cara de pocos amigos, no le interesaba realmente de quién se tratara. Quería salir de ahí pronto.

Ensanchó los ojos cuando la puerta se abrió y lo primero que vio fue... a ese sujeto. No se esperaba que al atender alguien fuera a recibirlo con palabras tan dulces, por eso frunció el cejo, rotando el cigarro hacia un costado de su boca con la lengua.

-He venido por el equipo de kendo que se les prestó la última vez.- anuncia, con voz serena pese a todo, aunque no por eso menos amenazante de lo normal. Y no es que lo haga a propósito... es que así habla él.

No podía verle más que la corbata a la altura que se encontraba, era mucho más alto que él, por lo debío alzar la vista. Poco le importo, su expresión de molestía no se borro, sino que se marcó aún más al oír lo del equipo. N recordaba exactamente dónde estaba todo.


- ¿Tiene que ser ahora?. -Maldijó entre dientes luego de preuntar, regresando adentro para buscar aquello, sin buen resultado.-

-Tiene que ser.- alza las cejas, con una mirada casi curiosa, mientras el pequeño vuelve al interior del taller.

Él se queda ahí de pie en la entrada por un momento, pero como no nota éxito en la misión, al final termina por entrar también, resoplando, algo irritado.

Le molesta esperar. Le molesta dejar que los demás hagan las cosas, porque tienden a hacerlo mal.

-¿Quieres que te ayude con eso?

- No, puedo solo, maldición. -Zanjó, todavía perdido entre tantas cosas. Más que ordenar, dejaba más desastre, pero poco le importaba en esos momentos. Ya después sufriría el mismo las consecuencias.


- Al carajo, no sé donde diablos los dejaron. -Se incorporó, frustrado y molesto, cargando uno que otro objeto perteneciente a las tantas de la utilería del club, pero que no tenían relación con lo que sujeto frente a él buscaba. Y ya le estaba nervando, era muy... extraño.