Búsqueda y Desastres. [Libre]

No estaba ahí porque quería, aunque a veces le gustaba el silencio y la soledad que habían en el bosque, esta vez definitivamente no tenía ganas de estár en ese lugar. Había salido con la única intención de comprar un poco de comida en las tiendas que estaban cerca del instituto ya que gracias a que se gastaba el dinero en cosas sin mucha importancia la mayoría de las veces, y las horas de comida del instituto las usaba para pasearse por ahí buscando "tesoros", no había comido nada en todo el día.
Había sacado una de las cajitas de Lokum para comenzar a comerlos, y en el preciso instante en el que metía uno en su boca, vió al gato pasar corriendo rápido y asustado, como si el mismisimo demonio le persiguiera, y adentrarse en el bosque de esa forma tan abrupta. Parecía un gatito bien cuídado y hasta llevaba un collar, bueno, no había podido observarlo durante mas de tres segundos, pero incluso así podía notarse su buena apariencia, tipica de un gato de alguna de esas chicas elegantes o algo por el estilo.
No era necesario ser demasiado intelgente para darse cuenta de que el felino había escapado de su casa, o más bien de la habitación de uno de los alumnos del instituto, y aunque no tenía una mascota, podía imaginarse la angustia de su dueño, y no sólo eso, el bosque podía ser un lugar peligroso para un animalito, y como ella era valiente y conocía bien ese lugar, se adentró tras el gatito para rescatarlo, y por esa razón ahora estaba ahí, toda manchada con tierra y lodo, algunos rasguños y hojas y ramas enredadas en su cabello, había caído por un pequeño barranco, al menos sus dulces aún estaban intactos.
Y fué justo ahí donde lo encontró, al parecer con una patita herida, entonces lo tomó entre sus brazos, no sin antes acariciarle la cabeza para darle un poco de confianza, y le regaló uno de sus dulces, el cual el animal comió con gusto. Se sentó por ahí para vendarle la patita con un trozo de su camisa mientras pensaba en como iba a salir de ese lugar, y escuchó los ruidos, cerca, esperaba no fuera uno de los maestros o docentes del instituto, porque tendría la expulsión del lugar segura, o tal vez un animal salvaje... Bueno, había tenido que pelear alguna vez con uno de esos, caminó con el animal entre sus brazos para poder ver de que se trataba, escondiendose entre las sombras y haciendo el menor ruido posible mientras se acercaba, entonces vió a la chica, sucia y con mal aspecto, triste... Se acercó sin pensarlo dos veces.

- ¿Estás bien?. -Preguntó amablemente, era obvio que no lo estaba, pero debía comenzar la conversación de alguna forma.

Spoiler:

Se encorvó, con las manos enguantadas y mugrientas en lodo y pequeñas hierbas que se fijaron a la tela. Contuvo las lágrimas por todos los medios y en un momento pensó que Laki estuviera a salvo y no en las fauces de algún oso. -Si solo hubiese sido más cuidadosa...- Musitó con un rictus de tristeza, encontrando sus manos cuales insectos muertos a punto de pudrirse con la naturaleza. Entonces, pegó un leve brinco al escuchar pasos arrastrase con suavidad por la tierra, como si no desearan ser escuchados, el crujir de unas ramitas y la voz cercana que le preguntaba, desprevenida, cómo se encontraba.

Alzó la mirada violácea y se encontró con una chica de cabellos marrones y a... ¡Laki! Se le aguaron los ojos y se levantó con torpeza, casi a punto de romperse por lo frágil de su apariencia y, quitándose los guantes, extendió las manos hacia el gatito negro que ella tenía en sus brazos. Primero le tocó suavemente la cabeza a Laki, quien apretó los ojos felinos y luego ronroneó reconociendo a su ama y la amabilidad de dichas manos femeninas que siempre encontraba cálidas y la esencia llamada hogar. -Ahora lo estoy... Gracias, muchas gracias- Apretó los ojitos y con suavidad, sin querer molestar a la muchacha y a Laki, tomó entre brazos al pequeño gato, abrazándole suavemente. Volvió a mirar a la chica. -Eres muy amable. Muchas gracias, ¿cómo puedo agradecerte?- Mencionó con sincero agradecimiento en su suave timbre de voz. Le miró detenidamente, dándose cuenta del estado en que vestía porque era evidente que rescató a Laki. -Y te has tomado la molestia de rescatarle.