Einsamkeit begleitet [Vash]

Sucedió todo tan rápido que no encontró tiempo para reaccionar, estaba lamiendo su miembro con aquella bella sinfonía de gemidos cortados y repentinamente se sintió apartado; una pequeña hilera de saliva cayendo ligeramente desde la comisura de sus labios.

Aquel movimiento efectuado por el albino le recordó a cuando estaban en el cuarto que compartía con su hermano. (O que solía compartir, todavía no estaba seguro de como finalizaría esa pelea suya.) A lo que una sonrisa se dibujó en sus facciones.

Levantó la mirada hacia él una vez ya estaba obviamente inmovilizadoe ignoró que sus muñecas yacían contra el cabezal, ladeando un instante la cabeza. - Las posiciones cambian, Gilbert...Y tarde o temprano tendrás que dejarme tocarte otra vez...-

Sus labios dibujaron una sonrisa y se inclinó para besar los labis del rubio susurrando contra estos. - Descuida... tocarás mucho~ - ambas muñecas fueron tomadas con una sola mano mientras la otra se dedicó a apartar algunos cabellos de su rostro bajando por su cuello acariciando el mismo y arañando con suavidad su pecho. Sus dedos dibujaron el camino, delineando sus músculos delgados y delicados siguiendo por su vientre hasta su miembro.

Acercó su cuerpo para rozar ambas intimidades tomandolas juntas con su mano comenzando a masturbarse y masturbarle al mismo tiempo. Sus labios acariciaron los ajenos y le besó invadiendo su boca con su lengua. aún no lo soltaba ni mostraba intenciones de hacerlo, por el contrario su mano se apretaba mientras su cuerpo se tensaba por las sensaciones que experimentaba.

-M-Mein... gott- Cerró los ojos al sentir su cálida mano masajeando y entremezclando la ligera capa de sudor que les cubría en sus miembros y el resto de su figura. Cerrando los ojos mientras se dejaba hacer, relajándose entre sus manos.

No le agradaba generalmente quedarse tan vulnerable con otra persona, pero no se sentía tan mal con el albino, además, en cuanto este acabara de tirarse de dominante podría fácilmente invertir la situación. Solo necesitaba encontrar un punto donde tocar... que le hiciera más vulnerable.

Sonrió al imaginarle sobre la cama en su misma situación, se aseguraría de aprovecharse de hasta el último suspiro que pudiera salir de su boca.

Rodeó con una pierna su cadera, separando la otra mientras forzaba sus ojos abiertos. -Y-Ya para con esto de una vez...-

Sus labios aumentaron su sonrisa mientras escuchaba las cortas respiraciones que intentaban camuflar sus gemidos así como su forzada mirada que parecía querer amenazarle y así se lo confirmaron sus palabras. ¿Quién se creía ese rubio hablandole de aquella manera en la cama? Se sintió tentado a enseñarle los modales que debía tenerle, pero no quería asustarle, al menos no ahora. Solo lamió su mejilla saboreando la piel salada por el sudor del otro.

- ¿Y si no quiero dejarte? ¿Qué harás? ¿Gritarás? ¿Por que no te relajas y dsfrutas nada más? - La mano que les masturbaba sguió acariciando aunque apartó un poco su cadera para centrarse solo en el miembro ajeno mientras se acomodaba mejor entre sus piernas rozando con su glande la zona bajo sus testiculos y el inicio de sus nalgas. Sus labios besaron su mejilla y comisura de sus labios sin lelgar a cubrirlos, querá escucharle y si lo besaba él se contendría.

-S-Scheisse...- Una oleada eléctrica recorrió desde la punta de sus pies hasta su nuca, apretando ligeramente sus uñas sobre las palmas de sus manos. Se asfixiaba el aire entre ellos, podía sentir como se consumía y se volvía energía que palpitaba sobre sus cuerpos y al mismo tiempo salía.

Su voz de aquella forma le hacía perder poco a poco los estribos, dejando su cordura sobre la cama mientras se inclinaba para besarle, apoyándose sobre sus codos en una posición un tanto extraña. Así, tiró de su cabello perdiendo ese equilibrio previamente efectuado y mordió su lóbulo, moviendo sus caderas mientras buscaba contacto con el miembro del otro, encontrándolo para frotarlos con plena satisfacción con la mano del otro de por medio.

-¿Quién dijo que quería que me dejaras...? Solo te dije que te detuvieras... - Murmuró en voz baja, acariciando su pecho ya con la espalda completamente sobre la cama una vez más.