Ensayo. [ Privado. ]

Había llegado el día, era lunes en la tarde y ya había hecho todo lo que debía, ensayó, revisó que su hermano siguiese guardando el dinero en el mismo lugar, alimentó a Gilbird dejandolo en su habitación ya dormido cuando se sentó sobre uno de los amplificadores mirando su guitarra. Hoy comenzaba a ir a la habitación del autriaco para pagar su maldito silencio. Separó las piernas apoyando sus codos sobre estas y su mentón sobre sus manos, veía de reojo a su hermano estudiar, tan calmado y centrado como siempre, tan distante desde ese día que dolía... estar allí le dolía. Se levantó bruscamente y tomando su guitarra colgandola al hombro tomó el cable colgandolo en su brazo y el amplificador llevandolo en su mano saliendo sin dar explicaciones, solo cerró de un azote.

Tocó un par de veces la puerta del austriaco y mirando a ambos lados para que no le vieran intentó abrir, para su sorpresa estaba abierto por lo que ingresó cerrando a su espalda. Su mirada insitntivamente se posó sobre el castaño observandole sentado, tan despreocupado con su violín... cerró sus ojos un instante y suspiró - Ya, vine. ¿Que deformidad me harás tocar?- dijo con desgano pensando que se pasaría de acompañante a un aburrido violín.

El violín alcanzó su tono justo a tiempo, Gilbert había entrado y el sonido de la puerta lo había delatado. Ya que esta estuvo cerrada, se acercó al buró y tomó el control del clima, ajustando a una temperatura cómoda y suavemente fresca, solía ser algo friolento y por ello no lo encendía, pero cuando recibía visitas no quería tenerlas incómodas. Se puso de pie y luego avanzó hacia la puerta corrediza que daba paso hacia el balcón, abrió las cortinas y dió la luz necesaria a la habitación, pues las había cerrado antes para obtener más paz. Cuando todo estuvo listo, tomó aisento en su cojin. Entre ambos había una pequeña mesa, con sendas partituras para ambos.

- Vamos a tocar algo muy sencillo para empezar. Hice unos pocos arreglos en las partituras para saber qué tan bueno eres leyendo .. - Había hecho partituras con nuevos arreglos para él mismo, consideró injusto quedarse atrás, pero su lectura era tan buena como si fuese un libro de texto normal. Había elegido una pieza muy conocida para entrar en la misma frecuencia lo más pronto posible, pero el estilo que quería probar con el ya había sido colocado. Las partituras en realidad sí tenían MUCHOS arreglos hechos a mano, con una letra fina digna del austriaco. La verdad era que cada arreglo tenía una creatividad única, pero no al nivel de alguien que ha practicado guitarra siempre.

Cuando todo estuvo listo soltó un suspiro y acomodó su violín sobre el hombro, le dirigió una mirada cómplice cuando estuvo listo y luego asintió, comenzando con la introducción.

[ Gilbert: https://www.youtube.com/watch?v=OV-jgWj4Cv8&feature=related ]
[ Roderich: https://www.youtube.com/watch?v=XW15pZpmO3M&feature=related ]

Se acercó dejando su guitarra aun lado mientras acomodaba el amplificador enchufando el mismo moderando el volúmen para que fuese cómodo y conectó la guitarra acomodandose en el almohadón que se le había destinado mirando la partitura por arriba, su vista viajó por las notas subiendo y bajando las escalas con una fluidéz envidiable. La guitarra no había sido siempre su instrumento de lo contrario de los que muchos creían. Él había empezado a estudiar música por alguien en especial... alguien que él admiraba y por esa persona aprendió a tocar la flauta traversa. Claro, aquello era un GRAN secreto del platinado que ni siquiera sabía su hermano, quizás pordía sospecharlo, pero nunca nadie más que esa persona le había visto tocar. Aquello le había inculcado obviamente la música clásica y esa era la raíz de su conocimiento en el tema que parecía tan atípico en él.

Cruzando sus piernas se colocó la guitarra de forma cómoda sobre estas y acomodando sus dedos sobre los trastos delizó su mano derecha por el brazo de esta sacando la púa de su compartimiento y así mirar al austríaco asintiendo con su cabeza para indicarle que estaba listo.

Dejó que la introducción fuese el violín, nuevamente sintió los cabellos de su nuca herizarse y al momento de entrar aquello fue como mágia, sus dedos se movieron sobre las cuerdas de acero mientras de suaves roces su púa pasaba de una cuerda a otra presionada por sus dedos contra los diferentes trastos. Su meñique jalaba del sintetizador y para prolongar la vibraciones del sonido mientras este fluía de una forma casi única de aquella guitarra... como si el platinado estuviese completamente familiarizado con la melodía. Su mirada seria no se despegaba de la partitura dandole ligeros toques propios buscando amoldarse al sonído del violín sin cubrirlo, solo acompañandolo y complementandolo.

Concentrado en su interpretación se sentía algo acojonado en su pecho por la pieza a interpretar, una de las primeras que había aprendido como acompañamiento, pero algo estaba mal... o diferente. Sentía algo sobre sí. Normalmente tocaba, acostumbraba improvisar también por lo que solo le bastaba mirar por encima los arreglos, muchos de ellos incompatibles para una guitarra electrica. Nuevamente ese sentimiento.

Sind ejar de tocar alzó la vista encontrandola directamente con la del austriaco, aquel sentimiento era solo el sentirse observado... ¿Acaso le estaba evaluando? Sonrió de lado y en una muestra de grandeza y habilidad agilizó sus dedos siguiendo la melodía con un estricto punteado - ¿Acaso te gusto que me miras tanto? - soltó de golpe al hechar un vistazo a la partitura.

Había una siniestra seriedad en su semblante, única y quizás un poco aterradora. Seguía mirándolo y después algo acomplejado por el tema, bajó la vista hacia su violín y continuó tocando, pero cuando ocurrió una pequeña pausa, reuniendo algo de valor admitió lo que por mucho estaba deseando evadir y omitir.- .. Es posible. -Mencionó, pero lo dijo con un tono tan seguro y sereno que realmente aparentaba no estar metiéndose en juegos, como si de verdad estuviese diciendo la verdad. No tenía miedo de admitirlo con él, más miedo le daba el entender que sí, era posible.

Después de haber dicho eso cerró los ojos y continuó tocando. Era un maestro en ello, y con la pericia de Gilbert la pieza se volvía llena de armonía, perfecta y sumamente limpia, era una delicia para los oídos de cualquier individuo, de seguro algunos de los estudiantes se detendrían un poco por fuera de la puerta para escuchar, y para después de unos entonces, todo el mundo sabría que el peliplata entraba a la alcoba del austriaco a practicar, su talento era inconfundible para los oídos de los otros.

La fugaz mirada a la partitura se cortó para mirarle sin dejar de sonreír cuando el otro habló. Le miró, ahora con otros ojos, con la idea de verlo como un hombre, una criatura sexual, y no como solo un compañero de clase. Su mirada pasó por sus labios, sensuales y delicados con ese pequeño lunar que daban un toque exótico a su rostro afilado, su mirada violeta, tan intensa a travez de sus gafas, y aquel cabello algo desordenado dando un ligero toque salvaje a su semblante. Sus dedos delizandose sobre el arco del violín así como por las cuerdas mientras su delicado mentón descansaba sobre aquel instrumento. Su postura tan relajada, como nunca lo había visto...

No soportó más la lejanía, la música dejó de sonar pues había soltado su guitarra dejandola a un lado y se adelantó hacia el castaño apoyando su mano sobre el violín para bajarlo y atacar sus labios con los propios en un arrebato de beso. Arrodillado frente a él su mano se había apoyado en la pierna del austriaco para cubrirle con su sombra por el acercamiento. Al separarse le miró de manera intensa a travéz de sus carmines - ¿Sigue siendo un "es posible" o ya es un "si"? - su mano acarició la pierna donde se apoyaba y volvió a acercar su rostro. Pensaba que recibiría una negativa, incluso algún golpe, pero no le importaba, su lengua pasaba por sus labios saboreado aquel sabor prohibido del enemigo...

Casi pierde su equilibrio por la reacción del austriaco, le abrazó respondiendo el beso y empujandole hacia atrás para recostarlo en el piso, sus labios se abrieron debrando así su boca al saborearla con su lengua. Se metía con él por que le gustaba... esa actitud infantil que estaba tan arraigada en él y por eso le gustaba hacerle rabiar, que centrase su atención en él... era... no podía pensarlo, simplemente le gustaba el castaño, desde la primera vez que le había visto desafiandole pateando su telefono celular, dandole el frente cuando todos bajaban la cabeza.

Sus manos ansiosas se aferraron a su camisa y de un jalón arrancó los botones para dejar el pecho del austriaco al descubierto, le importaba poco el ir rápido, le deseaba, ¡ya! Nada más. Jaló de la camisa por las mangas para quitarsela sin detener el beso que facilmente podía ser catalogado de salvaje, no se separaba ni para respirar. Se había olvidado de las partituras, de la guitarra y de la canción, tenía un intrumento más interesante para tocar.

Lo tenía, finalmente le tenía con él, ya no importaba nada. Quería cambiar de postura, pero cuando movió su pierna su tobillo topó en contra de la pequeña mesita que estaba entre ambas almohadas, lo que le causó molestia. Apoyó el pie en la pata de la misma y la pateó con una fuerza desmedida hacia otro lado, haciéndola chocar con la puerta y producir un fuerte ruído, pero no le dió importancia. Gracias a ello, las hojas de las partituras habían caído y ahora estaban regadas por el suelo, de forma silenciosa.

Pero ahora tenía el espacio que deseaba, no podía quedarse quieto con él y por eso sus manos siempre querían seguir tocando. Giró hasta quedar recostado de lado junto con él, y ahora en esa postura podía actuar un poco más, su mano derecha le tomó una de sus piernas y la levantó sobre la propia cadera, después metió una de sus piernas entre las ajenas, comenzando a frotar de forma salvaje y casi dolorosa su rodilla contra su entrepierna, lo quería volver loco, tanto como él le estaba volviendo. Utilizó tanta fuerza que olvidó la cordura de su propia boca, y sin darse cuenta ya se encontraba mordiendo el labio inferior ajeno, apretándolo y tirando de él, después llenó de besos ese lugar, chupando sin descanso. Apenas recordaba respirar, pero en una ocasión alcanzó a hacerlo.- .. Gilbert, Ah .. Gilbert .. -Alcanzó a murmurar en ese lapso, su nombre era lo único que podía decir, pues en su mente no había nadie más que él.-

Aquello era un encuentro demasiado descontrolado, sus manos despojaban de ropa quitandole la camisa y lanzandola a un lado, poca importancia le dio a la mesita y el estruendo que hizo contra la puerta al ser pateada, solo quería continurar sin importar donde fuese su lecho, le haría suyo. Sin más el austriaco sería suyo, aquel sentimiento de poseción nació en el prusiano de una forma extremadamente fuerte, como fuego líquido en su pecho quemando cada fibra de su piel.

Sus uñas arañaron el pecho del otro mientras sus piernas se entrelazaban gimiendo contra los labios ajenos por la violenta forma de estimularle con su rodilla, su labio estirado y mordido comenzó a arder un poco al ser dejado dandole oportunidad a él para apresar el labio inferior del austriaco tirando de este con un poco de violencia. No contenía sus gemidos ni sus acciones, se apegó a su cuerpo rozando su entrepierna contra el muslo opuesto mientras una de sus manos bajó para tomar la intimidad desatendida con la molesta ropa de por medio, presionando marcadamente comenzó a frotar notando su agitada respiración así como sus sonoros jadeos.

Ya con más espacio pudo acomodarse mejor sobre la alfombra del piso apoyandose de lado contra su codo para quedar ligeramente levantado para poder observle mientras se movía, espiaba su cuerpo y las curvas de este, tan delicadas como masculinas en un equilibrio exquisito. Sintió el zipper de su pantalón y al poco tiempo las manos calidas sobre su miembro. Acarició el pantalón en la zona de la cintura ajena comenzando a jugar con su pretina quitandoselos al bajarlos junto con su ropa interior, sus dedos se aferraron a las piernas del austriaco conteniendo un gemido a sus acciones. Inclinó la cabeza encontrandose contra sus labios el glande ajeno, un corto beso humedeció sus labios y sujetó por el tronco con su mano comenzando a masturbarle con firmesa y agilidad.

Adelantó su cadera apoyando su peso en su pierna contra el piso y comenzó a lamer el miembro que se presentaba frente a él con largas lamidas dejandolo brillante por su saliva, esta se exparcía por toda la superficie mientras su mano se deslizaba cada vez con más fluidez por la lubricación. Su respiración era una con sus gemidos y no se preocupaba en opacarlos, no le importaba ser escuchado, estaban en una habitación privada y con la mesilla delante de la puerta sería dificil que alguien entrase.

Intentaba no gemir y poder seguír atendiendo su miembro, pero le era casi imposible, la habilidad del austriaco con su boca y mano era única. Sus piernas se separaron al flexionar sus rodillas, su pie superior descanzaba apoyado y pisando el opuesto dejando su rodilla en alto y levemante su cuerpo ladeado hacia arriba en una postura un tanto vaga pero que dejaba sus músculos tensos y estirados marcandose sobre su piel, fínos músculos de deportes suaves, nada fuertemente marcado como su hermano, incluso se le podía tomar como alguien delgado.

Su lengua siguió atendiendole algo suave centrandose más en sus masajes con la mano mientras la opuesta acariciaba la pierna blanca del castaño subiendo por su muslo para tomar una de sus nalgas separandola para volver a apretarla contra la otra. Sus dedos se deslizaron tomando sus testiculos empujanolos un poco al frente y despues acariciandolos con una presión suficiente para que se sintiese pero no le doliese. Pasando sus dedos por su húmedo miembro humedeció el mismo y volvió a rozar la unión de sus nalgas - Ah... bocchan... - gimió antes de engullir su miembro llegando casi a tocar su garganta presionandole con su lengua y labios acariciandole en su interior, saboreandole mientras sus ojos se cerraban y su dedo se deslizaba por la entrada del austriaco penetrandolo mientras le sujetaba con firmeza para que no se apartara, aunque arrinconado si adelantaba se encontraba con la boca del prusiano y si retrocedía solo lograría penetrarse más.

Era extraño que se dejase penetrar, contadas las ocasiones en las cuales era pasivo, y en ese instante quería dominarle, hacerle suyo por completo. No se esperaba la presencia de su dedo en esa zona, lo que le hizo abrir los ojos sorprendido y retirar la boca de su miembro, el cual resbaló por su comisura y mejilla, apoyándose en su pómulo. Había enviado la vista hacia Gilbert con cierto enojo.- ¡Obaka-san..! ¡Retira eso de-de-- ¡¡Ahh!! -Exclamó con fuerza, con un tono ronco y extasiado. En ese instante había apartado las caderas y todo su dedo le había penetrado. Era un sitio muy estrecho y se negaba a ser sometido, por lo cual apretaba a su dedo casi sin desearlo, tensando la quijada y apretando los ojos.

Buscó alejarse de ese dedo e introdujo todo su miembro en la boca de Gilbert, volviendo a liberar un gemido de placer bastante fuerte. Estaba completamente sometido por ambos lados, por lo que no movía sus caderas. Para su mala suerte, su cuerpo estaba tan dentro del placer con esa persona que poco a poco volvió a tomar el miembro ajeno y lo acarició con su mano, controló un poco su agitada respiración y ya que había asimilado el dedo dentro de él, devolvió la boca hacia su miembro, lamiéndolo por fuera con largas lamidas en todo el tronco, después ladeó su miembro para frotarlo con su mano y lamer sus testículos de forma amplia, aferrando los labios a estos y chupándolos repetidas veces.- Mhhh..

Por primera vez en su vida aquel sobrenombre despectivo e insultante le resultó extrañamente exitante, al punto que jadeó con el miembro en su boca al escucharle rozandole un poco con sus dientes. Pese a las quejas del otro no se apartó, aquella presion que atrapaba su dedo era simplemente deliciosa y no podía pensar en otra cosa que no fuese que su dedo se remplazase por su propio miembro. No razonaba del todo bien, solo se aferraba a quellas caderas moviendo un poco su dedo en el interior mientras su boca se encargaba de moverse a la par para no dejar de proporcionarle placer a esa situación que quizás incomodase al castaño.

Apartó sus caderas al alejarlas y moverse sin retirar ni sus labios ni su dedos de su hubicación, con cuidado comenzaba a girarse para tomar una posición más cómoda. Su boca comenzó a dejar filtrar su propia saliva por la comisura de sus labios para que mojasen los testiculos ajenos.

Ya había dejado de pensar, solo se dejaba llevar por aquel deseo, nunca lo había notado pero ahora era más que obvio, aquella rivalidad y odio se habían tornado en ese deseo incontrolable. Sus dedos apretaron la carne bajo estos, sus uñas rosaron el tronco del mimebro del austriaco mientras este se le trepaba obligandole a quedarse boca arriba y comenzó a empujar un segudo dedo en su interior. Le engullía casi hasta la base lo que le impedía gemir de forma audible, terminaría por acabarle en su boca si seguía así, pero no era lo que deseaba... y él siempre tenía lo que deseaba, hasta ese punto llegaba su terquedad, sobretodo en ese punto se resaltaba su terquedad.

Ladeó su rostro y el miembro del castaño se escapó de su boca presionandose contra su mejilla dandole solo espacio para respirar y emitir un gemido entrecortado. - Ah... mon... montame... - solicitó en un gemido moviendo sus dedos en la entrada del austriaco intentando que se acostumbrase a su presencia, pero el maldito era deliciosamente estrecho llevandole al borde de la locura.

Su entrada trasera comenzaba a estar cada vez más dilatada, pero por algún motivo no quería .. No, realmente deseaba cumplir los deseos ajenos, aunque realmente no fuese lo suyo dejarse penetrar. Con él no le importaba, y por un momento más de placer con él le permitiría hacer todo lo que deseara con él. Todo su cuerpo estaba tembloroso, la saliva en su miembro le daba una sensación mojada que le enloquecía, y los dedos en su trasero ya habían comenzado a darle placer, estaba preparado. Soltó su miembro y apoyó las manos en el suelo para levantarse, se retiró del cuerpo ajeno y después, frente a frente, comenzó a inclinarse.

Había lubricante, pero para ese momento no lo deseaba. Quería sentirle totalmente como era y por ello, no le importó siquiera utilizar protección. Apoyó las manos en el abdomen ajeno y despacio, dobló las rodillas para frotar sus suaves nalgas contra el glande resbaladizo de su amante, pero necesitó tomar el tronco de este para guiarlo directamente hacia su ano y con una impredecible fuerza, bajó las caderas y dejó que el glande entrara de golpe, arrancándole un grito verdaderamente fuerte por ello.- ¡Mhh-Ahh!! ¡Gilbert ..! -Fue bajando sus caderas, apretando los ojos para clausurar su vista y así inclinó su torso hacia el ajeno, hablando sobre sus labios entre pequeños jadeos.- .. Se siente delicioso.. Tenerte dentro, mhh.. !

Sus piernas flexionadas hacían que sus pies se afirmaran en el piso mientras el austriaco se acomodaba sobre él. Sus manos le sujetaron la cadera acariciando la misma mientras el castaño se apoyaba en su abdomen, contenía la respiración mientras le miraba. No pudo evitar subir su mano para quitarle las gafas lanzandolas sobre la cama y poder observar aquel rostro sin obstaculos y sus cabellos desordenados cayendo sobre su frente, sonrosado por la exitación y su rostro deformado por la lujuria, era una imagen claramente delciosa.

Lentamente su respiración se fue soltando mientras levantaba su cadera, apenas un roce en principio que le hizo gemir bajo y finalmente un profundo gemido por la sentada del ajeno. No se esperaba aquella acción tan brusca que le hizo retorcerse bajo el peso del otro estremeciendose por la estrecha entrada que le llegó a producir algo de dolor. Sus dedos se habian clavado en las caderas ajeas dejando una leve marca de sus uñas allí. Jadeó intentando acostumbrarse a aquello abriendo sus labios para besarle al sentirle tan cerca, saboreaba sus labios como el manjar más exquisito del universo.

Solo podía seguirse repiticnedo aquello... el austriaco le enloquecía.

Comenzando a mover su cadera y sujetandole con firmeza de la ajena comenzó a incitarle que se moviese, que esta subiese y bajase en un corto pero constante rebote. Su diestra acarició su cadera pasando por su muslo ara enseguida apresar el brillante y húmedo miembro del austriaco comenzando a masturbarle respetando aquel ritmo.

La estrecha entrada le apretaba de manera casi incontrolable arrancandole gemidos de placer y jadeos de éxtasis, una entrada que parecía ser virgen o muy poco usada por lo difícil que era hacer que se adaptase... pero los movimientos del austriaco no parecían para nada a alguien inexperiente, completamente lo contrario, cada sentada que le daba eran como millones de descargas electricas recorriendole el cuerpo y concentrandose en su bajo vientre uniendose con ese fuego que marcaba su estado de exitación.

Sus manos se alzaron tomando las mejillas del castaño y le atrajo para besar sus labios, desconociendo aún la zona erógena del otro solo pasó su lengua por la gota de su sudor acariciando a su vez el lunar. Con sus piernas bien separadas se afirmaba en el piso haciendo fuerza con las mismas para mover su cadera y así seguir el ritmo del otro haciendole rebotar de forma constante. - ¡Ahh...! ¡Bocchan...! -