Sumersión [Libre]

Había sido un día agotador, clases que no le agradaban, demasiado ruido y los griteríos de todos los días la tenían aburrida. Al menos tenía una forma de escapar de todo eso y esa era la gran piscina del club; el agua pura siempre lograba devolverla a su centro y refrescarla para mantener esa indiferencia sin explotar.

Tomó su bolso lila y se dirigió a la piscina; se colocó el traje de baño de una pieza que era del tono de sus ojos y se hizo una coleta. Como no era una práctica no sería necesario la gorra. Dejo con cuidado sus cosas en un gancho de la pared y se lanzó al agua.

Sumergirse era la mejor respuesta a todo lo que sentía y no podía demostrar. Era quizás, sólo quizás, tan purificadora como un buen libro de hadas.

¿Qué fue eso? Se dió la media vuelta y pudo ver que el agua, que estaba tranquila hace un momento, ahora se movía a causa de un chapuzón. Se encontraba en la parte baja, sólo estaba ahí, sin moverse. Le gustaba meditar sus pensamientos en el agua los días en los que no había clase de natación. Su semana había sido dura por ser el chico nuevo, aún se acostumbraba al ritmo de las tareas, además de que tenía problemas emocionales que ocultaba con una encantadora sonrisa cuando saludaba a los demás estudiantes.

Las ondas de ese chapuzón desconocido llegaron hasta donde se encontraba, causándole curiosidad. Volteó a ver y contempló a una joven que emergía de la espuma. Su cara le pareció familiar, estaba en su clase de natación. Sin dudarlo, exclamó un saludo.

- Aluu! -Dijo mientras hacía señas con los brazos para hacerse notar-

Tardó un poco en acostumbrar su respiración y vista al agua; una vez logrado usando sus brazos se desplazó hasta el centro cuando notó los brazos moviéndose. Se detuvo en seco e intentó reconocer al dueño de ellos. Si no se equivocaba era otro miembro de la clase de natación, específicamente uno de tercero.

- Hallo....-contestó por educación más que por ánimo y le examinó con la mirada, si mal no recordaba era un chico tranquilo...se alegró por ello pero no lo demostró- ¿Hace cuánto estás aquí?

Dejó de agitar sus brazos al ver que la chica lo volteó a ver. Escuchó atenta y detenidamente su voz.

- ¿Yo? Pues... -Se rascó la cabeza en señal de duda- Hace poco... -Sonrió de manera tímida-

Él también había tenido un día cansado, aún no se acostumbraba al ritmo tan estricto de las clases, además de que todavía no tenía un amigo fijo. El silencio de la tarde en la alberca era tranquilizante, por eso le gustaba venir a descansar y a reflexionar de ves en cuando.

- ¿Y tú? -Inquirió sin mirar a la chica, sólo jugaba con el agua de la superficie- ¿Cómo es que estás por aquí? Hoy no hay clase...

Cada reacción o movimiento contrario era registrado en su cabeza y reconoció pequeñas señales en el contrario. Se le notaba cansado aun que intentaba ocultarlo, ella mejor que nadie -como experta observadora que era- podía asegurarlo.

- Que yo sepa, podemos venir a cualquier hora...-comentó revisando con la mirada el lugar, el sol aún tenía tiempo en el cielo y no era tan tarde, había terminado sus deberes y eso la recompensaba con más tiempo en aquella piscina- Además no es novedad verme por estos lados, esos todos lo saben...¿Eres nuevo?

¿Qué acaso era la pregunta de la semana? Se encogió de hombros al escuchar esa cuestión nuevamente, desde que entró al Instituto ha oído esa pregunta varias veces.

- Eh... Aap -Respondió asintiendo con la cabeza- No hay regla que nos prohíba venir... Soy Erik. -Le extendió la mano aún encogido de hombros, mirándola con ojos tímidos que eran iluminados por el sol-

Al parecer tenía que conocer mucho más a sus compañeros para poder adaptarse mejor a la escuela, sólo que aún no lo entendía.

Su pregunta había incomodado, de eso no había duda..la reacción lo decía todo. Volvió a fijarse en los ojos y notó cierta timidez, lo suyo no era llevarse con otros. De hecho era feliz si nadie le hablaba pero no entraba en sus costumbres ser maleducada. Al menos sabía que a un saludo así, debía responder de la misma forma.

- Soy Skadi, un gusto Erik...- Estrechó la mano y pronto la soltó. No sé le ocurría que más decir y decidió que lo más sensato era guardar silencio, probablemente ese chico quería descansar igual que ella.