Fiesta clandestina. [Libre para todos]

Ese día no había pasado por su habitación. Las clases habían terminado y se metió en el club donde extrañamente no se escuchó música en todo el día, solo cuchicheos y arrastrar de cosas. Viéndosele en el jardín hablando con todos quien se le cruzaba y estratégicamente evitando a su hermano o al señorito terminó por ingresar al colegio cuando se dio el toque de queda.

22:14

Todo el club de música alternativa se filtró en los pasillos arrastrando voluminosos objetos por las escaleras hasta la azotea, entre ellos no estaba el peliblata, este estaba con uno de los guardianes hablando mientras a su lado había un casillero de cervezas y un paquete un poco voluminoso que parecían contener varios CDs. Con una sonrisa se dieron la mano y el platinado subió a comenzar a ordenar.

23:42 p.m.

La consola estaba colocada, los parlantes se posicionaban estratégicamente en cada rincón dando un sonido envolvente y poderoso, aunque por el momento solo sonase muy bajo un disco de Ramnstein, algunas mesas, sillas, luces de colores, decoraciones simples y por cada rincón casilleros de cerveza, licor y vino. Incluso en un lugar había armado una batería con un bajo, guitarra y micrófono con sus debidos amplificadores. Estaba todo listo y el platinado sentado sobre una de las mesas estaba con una botella de cerveza bebiendo del pico.

Sus pantalones de cuero negro, ajustados, con un cinturón de tachas plateadas remarcaban las curvas de los musculos delgados de sus piernas y sobretodo de sus pantorrillas donde terminaban en unos tennis negros con cordones azules. Una remera azul algo suelta de cuello desbocado cubría su pecho y por encima una campera de cuero negra con un águila imperial estampada en la espalda. De su cuello no podía faltar su cruz de hierro y en una de sus manos un guante sin dedos. Sobre su cabeza estaba su mascota que parecía disfrutar del ambiente.

Solo restaba esperar.

Hizo una mueca mientras abría la puerta, sin sorprenderse de ya escuchar sonidos desde dentro del sitio y ver las luces de colores cegandole la vista.

Había un leve aroma a comida y alcohol entremezclados, era un ambiente bastante bueno.

Entre aquella exagerada iluminación consiguió ver la silueta del cabecilla de su club, soltándo una risa al identificar aquellos pantalones ajustados, practicamente iguales a los suyos -Pareces una prostituta...- Anunció, y con eso pasó hasta quedar parado frente al otro; quitándole la botella de las manos para dar un trago de esta.

Caminaba lentamente hacia el lugar de encuentro, miró su reloj de pulsera y le presionó un pequeño botón, el cual encendió una luz dándole más claridad para leer la hora, dentro de aquella oscuridad. Eran las 12 en punto. Se metió las manos a los bolsillos y comenzó a andar escaleras arriba, camino a la azotea, llevaba puestos unos pantalones con estampado de cuadros, estilos escocés, los que estaban bastante desgastados y abiertos en las rodillas. De su bolsillo colgaba una cadena plateada que terminaba en el bolsillo trasero del pantalón. La camiseta que tenía puesta era blanca, y tenía impreso el nombre de una de sus bandas preferidas "Sex pistols", y una pañoleta negra cubría su cuello, finalmente en sus pies adornaban unas botas cortas y negras, que resonaban al caminar.

Abrió lentamente la puerta que daba al lugar del encuentro y pudo oir la música inundar el lugar, sonrió para sus adentros en ese momento. Sí, extrañaba el ambiente, ese que le embriagaba cuando era apenas un mocoso que prentendía tener el mundo en sus manos, que se perdía en el instante en que sus dedos se deslizaban por las cuerdas de su amada guitarra.

-Todo bien, pero hace falta algo de punk -Comentó acercándose al sitio donde se ubicaba la consola y se dedicó a observar curioso los discos de música seleccionados.

Habiéndose asegurado que el austriaco estuviera dormido, tomó la ropa que tenía guardada bajo la almohada y corrió a uno de los baños a cambiarse. Vestía elegantemente una camisa roja, acorde con un pantalón negro de vestir. Su cuello estaba adornado por una hermosa cadena de oro y lo rodeaba una delgada bufanda azabache.

Caminó hacia uno de los cúbiculos del baño, sacando una caja de madera que contenía varias botellas de vino tinto, y sin perder más tiempo se encaminó a la azotea. En el momento que ubicó al albino, se acercó a el despreocupado.

-Traje algo de alcohol, mon blanc chaton~ -Repuso tranquilamente, examinando a los actuales acompañantes.

De por si no tenía mucho entusiasmo de ir a aquella fiesta, desde que el Pruso intercambio palabras con él preguntado si el idiota Español le había informado sobre aquello. Por que todo lo que tramaran los tres amiguitos, terminaba mal. Es por eso trataba de mantenerse al márgen la mayoría de las veces, aunque no todas daban resultado, como ahora.

Ahí estaba, subiendo las escaleras, aún dudoso de su decisión. Quizás no era tan mala idea después de todo, podría ligarse una que otra chica y si todo funcionaba, tendría un revolcón seguro. A veces hacían falta, hay que admitirlo. Así, con ese proposito, busco las prendas que mejor resaltaran en su tostada piel, una camiseta gris con una escritura pequeña, no mu entendible, como estampa. Sus pantalones no salían de lo sencillo, de color verde oscuro, pero tenían ese toque de moda italiana que recalcaba. Sólo por ligera vanidad, llevaba una pequeña boina ladeada sobre su cabeza, con cuidado de no tocar ni ocultar su rizo, y una pañueleta del mismo color verde opaco. Así se cubriría del frío, por si acaso. No buscaba impresionar a nadie más que a las chicas con las que se topara, y con lo que tenía, bastaba.

Se adentró con suma cautela, divisando sólo algunos de sus compañeros, con ninguna había entablado nunca una conversación más allá de discuciones, pero no le importo.


- Veo que esto es reunión de tarados. -No podía faltar su comentario odioso, dibujando una irónica sonrisa.-

-'God Save The Queen', es una buena de los Sex...- aconsejó a Arthur mientras se sentaba sobre la mesa de bebidas, apartando algunas botellas para hacerse lugar mientras dejaba caer sus piernas. Al ver al rubio entrar hizo más lugar, Señalándole un sitio libre donde podría poner el alcohol que acababa de traer.

Se arregló un poco su camiseta, la cual lucía parches de bandas de los 70' en lo que dejaba la botella en las manos de Gilbert otra vez.

Sintió que si se movía mucho acabaría desgarrandose el pantalón gracias a lo ajustado que estaba. Sin embargo, al ver que Gilbert se movía con libertad lo descartó. El cuero era un material muy resistente.

-¿Qué no eres del club de teatro?...- preguntó como saludó, dejando los ojos en blanco ante el comentario que había hecho.

No le gustaban demasiado las fiestas, pero iba de todas formas sólo porque estaban ahí sus dos mejores amigos esperandole, y así todo era más divertido, siempre.
Le habían dicho que debía verse bien, pero si la idea era divertirse, ¿Para qué verse tan bien?, decidió vestirse sencillo, como siempre lo hacía, después de todo no quería impresionar a absolutamente nadie y sabía que sus amigos le querían así. Se puso su camiseta favorita, esa que llevaba el estampado "¿Por qué no te callas?" de color rojo y sobre eso una chaqueta negra deportiva cerrada hasta la mitad de su pecho, unos pantalones de jeans que le llegaban hasta las rodillas y zapatillas de marca converse negras.
Cuando estuvo listo, salió de la forma mas silenciosa posible y caminó tranquilamente hasta las escaleras que llevaban a la azotea, subió de la misma forma tranquila, pensando en que tal vez se había arreglado demasiado. Cuando escuchó los ruidos proventientes del lugar de la fiesta, apresuró el paso hasta llegar, abrió la puerta y se quedó unos segundos allí, de pie, observando todo con emoción, se habían esforzado bastante, era algo simple pero le encantaba.
Salió hacia la azotea buscando con la mirada a uno de sus dos amigos, al pasar cerca del italiano le saludó alzando un poco la mano y esbozando una sonrisa y siguió su camino sin prestarle mayor atención, aunque riendo bajito, esa boina le hacía parecer un viejito o un tío del ejercito.
Cuando vió a sus amigos, corrió hacia ellos y se colgó del cuello del francés por la espalda en un efusivo abrazo, tapandole los ojos luego con ambas manos para saber si era capáz de reconocerle o no.

Se había encontrado con el alemán rubio en el transcurso de la mañana. Este, igual de extrañado que él, le comentó que al parecer su hermano traía algo entre manos. A decir verdad, no se había fijado demasiado hasta entonces, sólo había notado que la gente hablaba más bajo de lo normal, incluso cuando cuestionó al francés este pareció evitar el tema. Entonces, hizo un acuerdo con Ludwig: Seguir a sendos compañeros de habitación. Se aseguraría de perseguir a Francis, y él a su hermano Gilbert. Conociendo a este último, debía ser el organizador de tal asunto.

El día corrió de forma normal, y cuando fue hora de dormir se quedó totalmente derribado en su cama, pero nunca se durmió. Al escuchar que el francés tomaba su ropa y salía de la habitación, se colocó un par de jeans negros y una playera tipo polo color verde oscuro, y al finalizar su calzado sencillo salió de la habitación, con el móvil en su bolsillo por si Ludwig enviaba algún mensaje.

Desde ese entonces, no se dejó ver. Apenas terminó de bajar las escaleras se ocultó en el jardín central, luego notó actividad en la azotea.. Ahí era. Pero no podía ir por el camino principal, optó por usar la escalera de emergencia para subir, y cuando llegó a la zona se ocultó detrás de un depósito de agua, en donde estaba totalmente oscuro y su mirada no podía ser detectada. Ahí, decidió simplemente espiar.- .. Si serás, Gilbert ..

El rubio casi saltó de la mesa cuando el ruido de la puerta siendo azotada se escuchó. La botella que sostenía entre sus finas manos inclinándose medianamente y casi mojando el mantél. Abrió los ojos con sorpresa al ver al alemán entrar y entonces tragó duro, estaban en problemas, en grabes, problemas...

"¿Cómo rayos supo...?" Pensó, temblando ligeramente al ver la expresión en la cara del rubio. Bueno, con suerte solo le daba una paliza a Gilbert y el resto salía invicto.

Con suerte, claro.

-Ya... estamos jodidos-

Desde que encontró a su hermano en la escuela, una que otra ocasión seguía a su hermano en la hora del almuerzo, escucho lo de la fiesta. Le pregunto a su hermano y después de algo de insistencia, algo de convencimiento y finalmente llegando al chantaje, logro aceptar que su hermano la dejara asistir también, sería buena idea. Aunque su hermano le decía que de preferencia no asistiera, quería saber que cosas hacía su hermano con sus amistades.

Después de bañarse y mentirle a Elizabeta sobre a donde iba a ir, comenzó a arreglarse en los baños femeninos, pues no iba a salir con ese tipo de ropa de la habitación, aparte de ser obvio, tendría que darle explicaciones a Eli y no sería bueno, salió desde horas antes, considerando la fiesta era nocturna. Ya en el baño femenino decidió cambiarse, se desvistió por completo, poniéndose las calcetas negras hasta un poco arriba de las negras con algunos agujeros en ellas, de los lados de las calcetas unos ligeros plateados unían las calcetas al pequeño short negro de licra que llevaba, encima de eso había una falda escosesa, rojo con negro, debajo de la falda había unos encajes que la levantaban un poco, en la parte de arriba llevaba un corset en color negro, la parte de la espalda estaba descubierta, unida por listones negros, se puso una gargantilla negra con estoperoles, el cabello estaba un poco despeinado, en las manos estaban guantes de maya y las uñas pintadas de rojo. El maquillaje era algo oscuro y demás. Al terminar de vestirse y arreglarse, camino escaleras arriba, hacía la azotea que ya había visitado una vez, al llegar observo el bullicio, la música y un olor que la mareo casi enseguida, sin decir nada, observó a Roderich, a Lud en la puerta y los demás chicos dentro.

- ¿Acaso ya acabo la fiesta..? -Dijo inocente y un poco tímida, mientras se posaba al lado de Ludwig, con la intención de entrar en la fiesta a como diera lugar.

" .. Ese Gilbert .. Invitó a todos, excepto a nosotros dos. Ya verá, me encargaré de derramarle café hirviendo en la entrepierna cuando sea alguna junta del consejo. De esta no se escapa, incluso llenó todo de bocadillos y luces .. Si será un maldito desconsiderado. " -Pensamientos como ese llegaban a su mente, pero de repente todo se esfumó. Alguien había gritado el nombre de Gilbert con todas sus fuerzas, y ese grave tono de voz pertenecía a nadie más que a Ludwig.- "Maldita sea, Lud .. ¡No debías enojarte tanto! .. Si sólo era una fiesta en la azotea, nos podríamos haber desquitado en otra ocasión." -Toda la gente se había quedado inmóvil, soltó un suspiro y salió de su escondite. Localizó a Lili y se percató de que le veía, aprovechó para saludarla con el gesto de su diestra y luego hizo sonar sus palmas, buscando obtener la atención unos momentos.

- Ludwig, no es necesario que alguien salga lastimado. - Avanzó hacia este, palmeándole un hombro com calma y emitiendo un suspiro tranquilo.- Los golpes no llegan a nada, lo único que haremos será llegar a sus exámenes y altear las calificaciones para desquitarnos un poco, nada inofensivo .. Ó, podríamos hacer algo más sencillo para que los directivos no se enteren de esto. -Se cruzó de brazos, mirando a cada rostro presente con una suave sonrisa.- Todos ustedes van a debernos un favor a cada uno. Es decir, harán lo que nosotros les digamos un día entero, la fecha que nosotros decidamos. -Intensificó su sonreír, sabía que tenía el poder para alterar las calificaciones de cada uno, era un individuo cercano hacia los maestros, por no decir la figura más seria de los alumnos, nadie dudaría de él.- .. Si no quieren reprobar la siguiente entrega de calificaciones, claro está .. Excepto tú, Lili. Tú me caes bien. -Dijo con todo descaro, sonriéndole a la chica. - Si llegamos a ese acuerdo, existe la posibilidad de que sigan su fiesta tranquilamente.

Casi murió de un infarto cuando escuchó el portazo, y peor aún cuando escuchó el grito del alemán llamando a uno de sus mejores amigos, la fiesta estaba completamente arruinada y ni siquiera había comenzado. Dejó de cubrir los ojos del francés para abrazarse a él con miedo, no quería ser golpeado y menos por las manos de ese tío tan musculoso, seguro terminaría muerto.
Tras él llego el austriaco, supo que las cosas se complicarían, entonces sin pensarlo dos veces soltó a su amigo francés y buscó con la mirada al italiano, tenía que ser rápido, si ese alemán iba a golpearles no podía dejar que le hiciera daño a él, o pasara lo que pasara. Mientras escuchaba las palabras de Roderich, no dejaba de buscar hasta que finalmente le encontró, corrió hacia él y le tomó una mano, el escuchar lo que el austriaco había dicho le había dejado muchisimo mas preocupado, no pensó que los dos fueran capaces de hacer las cosas en las que estaba pensando, pero era mejor prevenir.
Se quedó a un lado del chico sin decir absolutamente nada, sosteniendole la mano con fuerza.
De repente y de la nada, le jaló con fuerza para obligarle a caminar hasta la salida del lugar, frente a todos, pasando a un lado de los dos que recién habían llegado a arruinar la fiesta, como si nada ocurriera, iba a salvarlo sin importar que, y no se le había ocurrido nada mejor.

Al escucharle olvidó la paliza de Ludwig por completo, su mirada posándose sobre el castaño a un metro de Gilbert.

El muy hijo de puta se las había arreglado bien. Sin embargo, del que sentía compasión era de peliplata, quien tendría más problemas que cualquiera en esa habitación.

Se le quedó viendo en silencio, la música apagada ya hacía unos minutos desde el grito del alemán; aquel austríaco le sonaba conocido de alguna otra parte. Sin embargo estaba más concentrado en las ganas que sentía de borrarle esa sonrisa socarrona de la cara.

“Vaya víbora…”

No obstante, sus ojos se posaron sobre su hermana y sintió un ligero tic en el ojo al ver como iba vestida. Suspiró, calmándose, ya le sermonearía luego. Ahora había un asunto más importante.

¿Qué carajo iba a hacer Gilbert?

Se sorprendió un poco de que de repente saliera Roderich.. ¿Acaso no lo habían invitado?. Le pareció un poco maleducado y al mismo tiempo un poquito tonto. Era el que tenía más influencias en el lugar, seguro si lo hubieras invitado podría apoyarlos mucho, para que no fueran descubiertos y demás, sin más escucho las palabras del austriaco. ¿Menos ella? ¡Menos mal! Así no estaría en problemas.. Aunque se sentía un poco mal, no quería ser la excepción si castigaban a todos. Pues ella también había asistido a la fiesta y tenía en parte culpa porque no debería ir si dicho evento no estaba aprobado, eso no se veía bien en una Jefa de Club como ella, pero al menos estaba un poco más calmada, noto la sonrisa de Roderich hacía ella, sólo le respondió con una calmada, tranquila, de lo más tierna e inocente, mientras sus mejillas tomaban un rubor muy tenue. Así mismo observó como el español hacía un intento por huir del lugar..

Pero si Roderich ya lo había dicho, le iba a ir mal. La mejor manera de salir de ahí era hacerle un favor y listo ¿Estaría tan mal el tipo de favores que pedía él? Allá tú a saber, lo poco que había convivido con él, le había parecido un chico muy agradable, fácil de llevar y muy tranquilo, amable y simpático. ¿Por qué lo tratarían así los demás? Tal vez jamás entendería.. El caso es que después logro divisar a su hermano, algo le pasaba en su ojo, pero poco le importo, se encamino rápido a donde el, con la sonrisa en sus labios.- ¡Niisama! -Dijo animada, llegando donde él, le abrazo por los hombros justo al llegar, separándose después de besar su mejilla.- ¿Te gusta como me queda la ropa? ¿Es mucho? ..Q-Quise venir con la temática. -Admitió algo sonrojada.

Escuchó el súbito rugido del alemán, incapaz de contestar a los saludos previos del suizo. Su sangre se heló y no dudó en esconderse tras el albino. ¿Cómo se habían enterado? Fueron muy cuidadosos de que los cuchicheos no llegaran a los oídos de los aguafiestas, y sin embargo, ahí estaban. Ninguno con una expresión realmente gentil en su rostro.

-¿Ahora qué hacemos? Nos van a matar. -Apremió a su amigo de orbes carmín, algo nervioso. Su prioridad era esconderse de Roderich. Quién sabe qué cosas le haría cuando estuvieran solos en la habitación. No quería enfrentarse a una reprimenda esa noche, al menos le gustaría haber degustado un par de copas de vino.

Revisó todo el lugar, no había muchas vías de escape; la principal estaba obstruida por Ludwig y sus opciones se reducían a: taclearlo o saltar desde el tejado. Suspiró resignado. Bueno, ya qué. No se arrepentía, eso seguro.

Al ver acercarse al suizo sonrió a sus amplias al comentario dejando que se llevase la cerveza - Seguro que desearías que lo fueras para contratar mis servicios. Ksesesése. - bebió de la cerveza cuando se la devolvió y sonrió al francés que traía el vino. Todo parecía tranquilo, la gente comenzaba a llegar, dentro de poco aquello se animaría y la verdadera diversión comenzaría. Aún faltaban personas, él había invitado a todo… TODO el colegio. Incluso amenazado a quienes no iban por timidez, como aquel joven de Lituania o el pequeño de Letonia, tan lindo ellos temblando ante su alzamiento de voz, de cualquier manera los buscó con la mirada hasta que un violento escalofrío le recorrió…

Sentía la presencia de peligro…

Seguro era un estupidez, ni que tuviese sentido arácnido, simplemente debía ser alguna corriente de aire pero el golpe de la puerta le hizo quedarse congelado en su lugar viendo como la imponente figura de su hermanito derribaba la puerta como si fuese de papel… y eso que estaba abierta para que pudiesen entrar… Su corazón dio un vuelco comenzando a latir y casi duplicando su ritmo, su respiración bajó y pudo sentir la gota de sudor gélida que corría por su mejilla, no comprendía por que estaba allí, se cuidó de que no le siguiesen, debería estar durmiendo... La música paró y enseguida el rugido de guerra germano que vocalizaba su nombre hizo temblar el pecho y los oídos de cada uno de los presentes allí. El frances se ocultó detrás de él y el alvino solopudo sorprenderse y estremecerse nervioso por el comentario, tenía que pensar rápido... Solo un murmullo escapó de sus labios cuando la mirada de su hermanos le encontró. - Scheisse… Ich bin tot... - la botella de cerveza se resbaló de sus dedos por el sudor que cubría los mismos y se rompió al caer al piso. Podía ver la escena, él siendo sujetado por el cuello y el puño de su hermano impactando repetidas veces contra su rostro como si fuese algún implemento de gimnasio… o peor aún… Sintió que palidecía y se le secaba la boca… le diría a su abuelo…

Los músculos de sus piernas se habían tensado listos para correr si su hermano se acercaba pues sabía que de esta no saldría sin un diente menos o un hueso roto, pero el sonar de unas palmas le desvió la atención al castaño. ¡Roderich también estaba allí! Ya… estaba muerto y expulsado… Al escucharle un tic nervioso azotó su ceja, ese chantaje era del más bajo y descarado que podía hacer, pero aquello era una salida, y una salvada de cuello de parte del Austriaco. Él era el más involucrado de los presentes y al parecer tanto el austriaco como el rubio de su hermano pretendían tomarle de punto. No se dejaría ridiculizar, su ego no se lo permitía.

La situación era tensa cuando el austriaco se paró frente al alvino, pero este se separó de la mesa y una sonrisa que alzó más su comisura derecha que la izquierda se plasmó con descaro y autosuficiencia en su rostro. Sus dedos se sacaron en su cadera en un disimulado movimiento y tomó por el pico dos de las botellas de cerveza intercalando sus dedos con el vidrio y con habilidad las abrió con la llave de su habitación que saco de su bolsillo encaminándose a su hermano pasando al lado del austriaco ignorándole deliberadamente. Frente a este le extendió la botella de cerveza, un muy sutil temblar de su mano se dejó ver, al austriaco lo enfrentaba sin miedo, su hermano… se podría decir que ya le conocía enojado y ambos sabían que no haber gente habría huido pues era su mejor opción - Westo~ No es razón para enojarte, bebe una cerveza y relájate. Tienes cerveza para toda la noche y música para distenderte. ¿Acaso es tan malo? Ni que no te hubiese invitado. – una tensión en los presentes evidenció un poco la mentira del platinado que seguía sonriendo y miró el semblante del rubio - ¿No me digas que no pasaste por el cuarto? – dijo algo sorprendido ante lo obvio por como estaba vestido y lo que portaba en sus manos - Gutt. Entspannen, bruder. – le dejó la cerveza en sus manos y le guiñó el ojo antes de alejarse un paso retrocediendo y regresando.

Paso a paso asesinó la poca distancia entre su Némesis, el austriaco que con su porte serio y severo le miraba esperando respuesta. Su sonrisa se amplió mientras le rodeaba aún con una cerveza en su mano, su brazo derecho descansó sobre los hombros ajenos y le miró - ¿Desde cuando te rebajas a chantaje, Roderich? – no había utilizado apodos como bocchan, señorito o alguna clase de insulto… tenía una apuesta con su hermano y no dejaría que por un descuido tener que deshacer el club de música alternativa que era como su templo. Incluso en el tono de su voz estaba moderado para no sonar burlón - Pero sé que eres alguien razonable que se puede hablar como personas civilizadas para llegar a un acuerdo. ¿No es así? De líder a líder de clubes, de miembros y encargados del consejo, hablemos y podremos resolver. – le acercó la botella de cerveza y su mirada se afiló. - Hablemos a solas. –

"¿Rebajarme a chantajes? .. Por Dios, Gilbert .. Entre líderes de club sabemos que existen medidas mucho peores para conseguir nuestros objetivos, medidas que incluso tú has llegado a utilizar. La prueba misma es semejante fiesta, hecha escándalo. Aunque mis intenciones no eran volverlo tanto .. Quizás si hubiese llegado junto con Ludwig, habría conseguido mis deseos de una forma más tranquila." - Pensaba el castaño mientras Gilbert le ofrecía una cerveza a su hermano, que era el más molesto de los tres. Ese reto le estremeció ligeramente, era como remarcar en la cara del alemán el descaro de la fiesta, le parecía que era incluso peor ponerse a invitarlo con el humor que traía .. Pero finalmente ese no era asunto suyo. Soltó un suspiro que exclamaba resignación hacia el carácter del prusiano, que poco después se devolvió en torno a él, utilizando un tono más serio. Llevó la mano hacia la cerveza ofrecida, y con tranquilidad la depositó sobre la mesa, era débil con el alcohol y no pensaba delatarse en ese factor justo ahora.

"¿Hablar a solas? .. Vaya.. ¿Qué vas a conseguir con eso? ¿No sería más razonable que estuveras con Ludwig para medir su enojo? .. No, el alemán ya encontraría su manera para controlarse." - Si se le había ocurrido el hecho de los favores era por que desde que habían tocado juntos en el Auditorio, había tenido antojo de hacer una prueba. Fue tanto lo que perduró ese deseo en su mente, que cuando encontró la oportunidad para realizarlo no dudó en tomar el instante. Giró su rostro hacia el del peliplata, enfrentándolo sin miedo. Ambos estaban muy cerca, y pudo ver el sentido de su mirada como nadie.- Bien. ¿Dónde? -Cuestionó en un murmullo tan bajo que sólo pudo ser escuchado por él. Tan cercano, que incluso pudo sentirse la sensación de su tibio aliento en los labios opuestos.

Examinó la situación. Gilbert sin duda sabía cómo manejar a esos dos, así que lo dejaría actuar. Se sirvió una copa de vino mientras miraba al abino actuar con su reciente y extraña diplomacia. Aunque eso no le quitaba el pavor que sentía por las amenazas de Roderich y la furia aún notoria en la sien del alemán.

Su mirada examinó nuevamente a los presentes. Ninguno se movía, incluso la música se había detenido debido a la intrusión de los dos últimos. Todos estaban casi tan tensos como ellos, y no escuchaba alguna defensa. Y bueno, después de todo no eran tan tontos como hacerle frente a Roderich y Ludwig a la vez.

-Exactement, Roderich... háblenlo a solas, allez. -Le dió un pequeño empujón en la espalda a su compañero de cuarto, ansioso de eliminar la tensión que sentía al verlo en esa clase de situaciones.

A penas hacía dos días que había llegado al sitio y ya dos veces se había topado con un joven albino, quien al parecer provenía de Prusia. Las mismas dos veces ya había sido amenazado por este mismo, primero para inscribirse en el club de música alternativa a la que él pertenecía y luego para que asistiera a una extraña fiesta, claramente no autorizada por las reglas de la escuela.

Ese último ofrecimiento lo pensó mucho más que el primero. Al fin y al cabo, el primero era sólo un club estudiantil, lo segundo ya era algo por completo distinto. Iba en contra de todas las reglas y si es que era atrapado seguramente darían motivos quizás hasta para expulsarlo, cosa que haría que sus padres se sintieran horrible y de seguro garantizaba otra ebria paliza de su padre en la ida a casa- Agh… -Se llevó las manos al rostro, dándose vuelta una y otra vez en la cama intentando pensar que debía realmente hacer. Igual el peliplata le había dicho que todo estaba seguro, que nadie les atraparía, que había hecho todo para que nadie les llegara a sorprender… pero… ¿quién le garantizaba que eso realmente iba a ser así?...

Cerca de 2 horas pasadas el toque de queda fue que se quedó dando vueltas en la cama, hasta que se decidió. Igual tampoco quería tener problemas con ese chico y tenía más posibilidades de que aquel fuera el que le hiciera la vida imposible en ese momento.

Se dirigió a su armario y sacó lo que creyó pues… adecuado. Una simple camisa blanca, cuyos puños y los dos primeros botones de su cuello estaban abiertos. Unos jeans azules oscuros le cubrían las piernas y al final unos simples tenis blancos con cordones negros. Nada fuera de lo normal, tampoco iba a ir a impresionar a ese sitio. Dejó su cabello suelto y salió de la habitación, no sin antes haber apagado el móvil y dejado este dentro del cajón de la mesa de noche.

Se encaminó hacia el sitio en donde se supone se había acordado todo. Veía las luces a lo lejos, se notaba un poco el aroma, pero lo que le extrañó fue no escuchar ninguna clase de música, es más, ya desde donde estaba, podía sentir cierta… tensión en el aire. Algo malo había pasado…

Se detuvo en medio del pasillo por unos instantes, debatiéndose un momento si seguir el camino hacia la fiesta o dar media vuelta y volver de donde venía. Tomó aire un par de veces y por una vez ignorando un poco de su sentido común, siguió caminando, entrando al lugar. Observando cada uno de los rostros que estaban presentes. La atención parecía centrarse en dos individuos en especial, un castaño con lentes y un rubio de aspecto amenazante. El primero tenía al chico de Prusia encima y el otro… bueno, al otro parecía que nadie quería acercarse.

Al parecer aún no notaba, que al haber entrado de esa manera en el lugar… había quizás atraído la atención de algunas personas en medio de aquel lugar.

Atinó a ver al chico castaño que acababa de entrar, sin reconocerle más haciendole señas de que se quedara en silencio, regresando su vista a Liech.

Suspiró de manera sonora cuando su hermana estuvo completamente frente a él, aguantando el hacer una escena familiar ridícula. Recorrió la ropa que traía con la mirada, si, le quedaba muy bien y resaltaba sus curvas. Pero precisamente por eso sentía instinto protector, simplemente apoyando una mano en el hombro de esta mientras le acercaba - Luego hablaremos de esto nee-chan...-

Se levantó de su "asiento" dejándole ir y tomó otra cerveza para sacarse algo de tensión, Le extrañaba el tono de voz que utilizaba Gilbert y las palabras elegidas. No había ni un insulto directo en aquel vocablo suyo.

Cuando captó las palabras “A solas”, observó del todo en dirección a Gilbert y Roderich, notando esas miradas intensas que se dirigían, sin prestar atención a nadie más en la habitación. La pelea se había vuelto entre ambos, y al pacer Francia acabaría colgado de sus genitales si no se alejaba del alemán.

“Si las cosas siguen así… esto no acabará bien”

La sonrisa se ladeó cuando escuchó la respuesta del austriaco, aquellas palabras acentuadas con la intimidad del susurro y la cercanía de sus rostros le decía que logró lo que buscaba… nada más ni nada menos que largarse de allí, lejos de su hermano para que se desquitara con otra cosa que no fuese él. Claro… también poder alejarse de la gente con el austriaco por el chantaje y el problema de la apuesta. Entre su hermano y el austriaco le tenían maniatado de cualquier cosa y no permitiría que aquello se supiese públicamente, tras las puertas cerradas podría llegar a ser que el alvino bajase la cabeza por su propia conveniencia, sobretodo si terminaba en expulsión o que le delaten con su abuelo… aún resentía que Ludwig fuese el favorito cuando él también había logrado tanto… De igual manera, aquello no venía al caso.

Sintió las miradas de todos allí sobre ellos y posteriormente el empujón del francés hacia el austriaco, aprovechó esto para avanzar y llevárselo a la salida - Vallamos a algún salón vacío. – Se detuvo en la puerta y miró al francés y después al suizo sonriendo les hizo un gesto con la mano para que continuasen, la fiesta no acabaría allí. No por nada iba a negociar… y a huir de su hermano.

Ahí iba un hombre vaillant dispuesto a sacrificarse al martirio austriaco con tal de salvarles la fiesta. No podía permitir que el sacrificio de su amigo fuera en vano, así que se giró hacia la consola y miró al suizo con una expresión cómplice, destapando otra de las botellas de vino y bebiendo directamente de ella.

-Bueno, Gilbert ha abogado por nosotros. Le spectacle doit continuer!

Puso música un poco más relajada. Era momento de entrar en un ambiente mucho más romántico. ¿Cómo era posible que faltara algo así en la fiesta? Tomó uno de los micrófonos y moduló su voz, de forma que esta sonara un poco más sensual, acorde a la ocasión.

-Muy bien, mes chatons. Llegó el momento de la hora romántica de Francis onii-chan... tomen a su pareja y disfruten del amour~