Fiesta clandestina. [Libre para todos]

La tensión en aquel lugar realmente comenzaba a hacerlo temblar. Miró alrededor cuando recién llegaba y notó como un joven rubio le hacía señas de que no dijera nada. Cosa contra lo que no iba a objetar. Simplemente se retiró del ojo de todos, acercándose a una de las tantas mesas de alrededor, evitando captar nuevamente la atención de los que estaban ahí.

Escuchó una discusión entre aquel castaño y el mismo albino que le había dicho que fuera. Ignoró un poco sus palabras, intentando todo el ambiente de tensión pudiera irse de alguna manera… La cual presentó cuando ambos jóvenes abandonaron la fiesta y un rubio de cabello largo, claramente Francés por su idioma, nuevamente encendió la música, pero esta era lenta.

“¿Hora romántica?”

Pensó un momento antes de negar y mirar alrededor. Muchas clases de tragos ¿acaso no había algo de bebida sin alcohol?... Realmente no quería tener que tratar con borrachos en ese lugar. Suspiró un par de veces y apoyó la espalda contra la pared, viendo a la gente comenzar a moverse.

Le devolvió la mirada al francés y suspiró; recogiendo los vidrios de la botella que Gilbert había dejado caer momentos antes.

Suspiró mientras terminaba de agrupar los vidrios y los metía dentro de una bolsa que había en la mesa. Tras limpiar el suelo con una tela que había encontrado por la habitación se acercó hacia las luces y le bajó algo de intensidad, ayudando a Francis con el ambiente.

Sin embargo, cuando iba a hacer algún otro movimiento notó como nuevamente todo se hacía silencio, y un sudor frío recorrió su cien, fijando su vista en el alemán que yacía parado como una estatua, pero que permitía ver las pequeñas venas que se formaban en sus brazos y cuello por la tensión.

Escuchaba lo que decía, su voz sonaba cortante y fría, seguramente todos en esa habitación estaban congelados al igual que su persona.

Observó al francés con ojos entornados, sin saber que hacer en aquella situación. Sabía que plantarle cara a Ludwig sería estúpido, de todos los germanos era el de peor humor -incluso peor que el suyo propio. Y él tampoco tenía mucha pasiencia-

Frunció el ceño, sin mover algún otro músculo, intentando pensar que hacer...

Pasó por la puerta desencajada de sus visagras por el golpe de su hermano a la misma momentos antes, solo habían pasado unos momentos, la negociación con el austríaco había sido corta y sencilla, incluso llegaba a considerar que había salido bien parado al no tener que hacer nada humillante. Volvía dispuesto a disfrutar de la fiesta cuando no escuhó música, solo más tensión y vio a su hermano parado con el cable en su mano... genial...

Se apresuró a ir hacia el menor a medio trote y tomando su muñeca le quitó el cable tomandole del brazo, podía sentir los músculos tensos y duros como rocas bajo sus dedos. Estaba en zona peligrosa, pero nuevamente no tenía intención de dejar morir la fiesta, tenía un compromiso para con sus invitados y con su propio club, era el líder y se sacrificaba por el grupo - Vamos Westo, no te lo tomes así. No te lo tomes tan a pecho, es solo una fiesta. Ven, vamos a caminar y hablar y... - notó las manos manchadas de sangre de su hermano y volvió a mirarlo. - y a limpiarte las manos. - le empujó un poco comenzando a llevarlo a la salida mientras le hacia gestos a Vash y Francis que conectasen todo de nuevo.

Tanta falta de alumnos le llamo la atencion, bueno, mas bien le aburrio estar solo asi que desidio investigar por que tanto ruidaje probeniente de la sotea. Habia oido algo de una fiesta, pero en el momento no le intereso para nada. No era una de esas personas que amaran las fiestas, solo queria algo que hacaer a demas de recorrer los pasillos que a esas altuar parecian todos copias el uno del otro. Al ir subiendo la escalera se escuchaba musica y palabrerio constante en tono muy elevado. Pero a medida que subia se detubo momentaniamente todo el ruido y se escucharon unas palabras dichas con mucho enojo y frialdad.

Se detubo un momento a pensar si seria buena idea, pero llego enseguida a la concluscion de que era la mejor manera de conocer gente. Cuando termino su asenso, el cual parecio mucho mas largo de lo que en realidad era, abrio la puerta que daba a la asotea e instintivamente cerro sus ojos en señal de felicidad, pero al dar un par de pasos sobre el piso superior de la academia impacto (como era de esperarse) de lleno contra alguien callendo al piso segundos despues.

- Lo siento! No vi por donde .... Ve~ - Dijo sin poder completar su oracion. Al abrir sus grandes ojos de tonalidad amarilla descubrio frente a el un par de muchachos de gran estatura, ambos de pie, que en un principio parecieron intimidarle. Segundos despues sin embargo, una sonrisa se volvio a dibujar en su rostro al mirar a los 2 muchachos.

-Hola ahy arriba! - dijo con gran felizidad agitando una mano y aun desde el suelo. -Un gusto conocerlos! Mi nombre es Feliciano-

La furia tan explosiva de Ludwig era una de las cosas más effrayants que había experimentado, pero al notar que su albino amigo nuevamente había tomado el control de la situación, no dudo ni un segundo en comenzar a reconectar todo lo que el alemán había desordenado. Tomó una cerveza, alcanzándosela al suizo y la música nuevamente sonó. Tomó el micrófono y con su encantadora voz, retomó el mando.

-D'accord, Francis está aquí para llenar esta fiesta con amour... así que haremos un pequeño juego. Comenzará una canción y todos tienen que tomar una pareja... cuando yo lo indique, cambiarán de pareja, no importa de quién se trate, commençons! -Una nueva melodía comenzó a sonar. Empalagosa, romántica. Era momento de que todos los presentes empezaran a jugar.

Aceptó gustoso la bebida que el francés acababa de brindarle, llevándosela a los labios sin quitar sus ojos de ambos hermanos –quienes momentáneamente eran el centro de atención-.

Tenía que decir que el movimiento de Gilbert había sido imprudente, pero al menos se había atrevido a hacer algo al respecto, quizás habría sido peor si se hubiese quedado quieto sin más.

Pensó que todo se había arreglado hasta que vio al alemán levantando al peliplata desde el cuello de su camisa, y antes de conseguir mayor tiempo a reaccionar, pudo ver como Gilbert se estrellaba contra una de las mesas –casualmente en la que él mismo estaba apoyado- Obligándole a apartarse.

Su mirada se intercaló entre el pruso y su hermano menor, escuchando el finalizar de su amenaza. Frunciendo el ceño, algo tenso por la situación. Ciertamente no sonaba para nada apetecible que ese chico te golpeara. – Scheiße… -

Ante la mirada de todos solo atinó a acercarse rápidamente a Gilbert y levantarle, haciendo un gesto en dirección al resto – Ya, Ya, no pasó nada- soltó en voz alta, dando a entender que siguieran haciendo lo que fuese que hacían sin prestar mayor atención al incidente. Mejor era centrarse en la idea de Francis, al menos así Gilbert mantendría algo de su imagen.

Las cosas empeoraron sin que tuviera siquiera tiempo de darse cuenta. Esta vez aquel rubio que le había atemorizado desde el principio les decía a todos que se marcharan. En un momento, tuvo el impulso de huir cuando aquel sujeto lo había dicho y los miraba a todos como con ganas de eliminarles, pero nadie más que él parecía con ganas de salir huyendo. Iba a pasar como el cobarde y seguramente iba a tener que no sólo aguantar a ese rubio, si no a todos los demás de la fiesta. Entre ellos a los integrantes de la música alternativa. No, en definitiva prefirió no moverse.

Fue entonces que vio como el albino volvía al sitio. Parecía que las cosas habían salido bien. Le siguió un rato con la mirada. Atento a como encaraba a ese sujeto rubio, que seguramente podría ser fácilmente un militar entrenado. Tembló levemente al imaginarlo y al ver cómo era sujetado por aquel joven. Retrocedió como pudo intentando alejarse aún más de ese par. Pues en su primer movimiento había quedado peligrosamente cerca del cable del equipo de música. Tomó una gran distancia y sólo observó como el rubio le levantaba, decía algo que no escuchó y lo lanzó contra otra mesa antes de irse. La música nuevamente había empezado a sonar, él de nuevo a temblar y el francés nuevamente a hablar.

- D-debería irme… -susurró sólo para sí mientras veía al mundo a su alrededor.

No sabía como explicar todo lo que recién había pasado. Sintió un extraño miedo, algo de pavor recorrer su cuerpo, sabía que su hermano la iba a regañar, seguro por la vestimenta, pero eso había pasado a segundo plano. No supo como explicar lo que sentía cuando vio toda esa furia alemana en contra del Kaichou. Se quedo sentada en su lugar, con ambos hombros alzados, el rostro hacía abajo, sentía miedo. Bastante a decir verdad, pero no podía ni hablar, las piernas le temblaron un poco, mucho más al instante en ver como Gilbert era lanzado hacía la mesa, quiso, de verdad quiso levantarse a ayudarlo pero sus piernas no reaccionaron en ese momento, agradeció que al menos su hermano tuviera el valor de moverse e ir a ayudar al albino.

Escucho varias de las propuestas del francés, que al final caían en lo mismo. Música romántica.. ¿Debería? No tenía con quien bailar en ese momento, le sería vergonzoso quedarse ahí sentada, pero entre no tener quien y el miedo, no pudo siquiera moverse de su silla, las reacciones de la mayoría de los invitados a dicho evento eran de miedo, intimidados también. Casi nadie sabia que hacer, pues estaban algo nerviosos. Lili solamente logro cerrar sus ojos mientras tomaba una gran bocanada de aire, poniéndose de pie. Tal vez lo mejor era irse y mantenerse lejos del problema, Roderich ya le había dicho que ella estaba salvada de aquella situación, pero algo no podía.- Qué debo hacer..? -Tomando un gran suspiro.

Y el peligro se manifestó... Antes de poder reaccionar se vio privado de aire y piso en donde pararse, sus pies apenas se movieron en el aire y sus manos se sujetaron de la mano de su hermano que le sostenía en el aire, entrecerró sus ojos por la falta de aire al intentar respirar, pero fue inútil... su hermano poseía una maldita y endemoniada fuerza que parecía no ser humana, quizás no era mala idea ir de tanto en tanto al gimnacio para mejorar su estado físico... en esos momentos se evidenciaban la diferencia.

Sintió que le movía y enseguida el golpe en su espalda seguido por el sonido de cosas romperse, la tabla de la mesa se partió pues era solo una smple tabla fina sobre dos sillas para sostener bocadillos y alguna botella, quizás a alguien sentado, pero no un golpe como aquel. Su mano se dirigió enseguida a su cabeza mientras miraba como su hermano se retiraba - ... Scheisse... y después me dicen matón a mi... - dijo cuando el rubio se acercó levantandose y sacudiendose la ropa de la suciedad que esta poseía ahora. Volvió a maldecir por esta, había manchas que no saldrían y era su conjunto preferido. Con el seño fruncido se quitó la chaqueta de cuero dandosela a su amigo - West se pasó esta vez. Estoy cansado que él y el bocchan nos sostengan de las pelotas todo el tiempo. Justamente por eso no le dije... Escuchame Vash. Esto no quedará así con ninguno de los dos, ksé. Ambos me tienen en deudas, pagaré primero, después se arrepentirán. - dijo con algo de enojo bajando su mirada a sus pantalones. - No puedo regresar al cuarto donde seguro se meterá West. Prestame unos pantalones tuyos y volvamos. -

El rubio le miró en silencio, Gilbert sonaba aterradoramente serio. Le quitó algo de polvo a la chaqueta que ahora sostenía, era una lástima. Sus ropas eran de muy buena calidad, y ser estropeadas de tal forma era un desperdicio.

Dio una ojeada al resto de la habitación, sus ojos posándose en su hermana. Iba a acercarse hasta que escuchó la petición de su amigo, pasándole de regreso su chaqueta.

-De acuerdo, pero mejor quédate por aquí y calma un poco los aires. Ya te traeré un cambio de pantalones. - Aseguró, sonriéndole ligeramente en lo que se volteaba y comenzaba a caminar hasta la salida.