Asuntos pendientes [Arthur]

Llevó prácticamente arrastrando al inglés al jardín. Durante todo el camino no dijo palabra alguna. Se podía notar en su expresión la furia que estaba sintiendo en ese instante, pero hacía todo lo posible por contenerse (a excepción del agarre violento que ejercía sobre el brazo británico). Se detuvo en la penumbra, no habiendo otro sonidos más que el de su pausada respiración y el de los insectos nocturnos que lo acompañaban.

Aún no conseguía digerir la noticia.
Hacía apenas unos momentos, se había enterado de boca del propio austriaco el encuentro físico que había tenido con el chico de cejas pobladas. Enseguida reaccionó violentamente, incluso llegando a los golpes con su íntimo amigo germano y ahora se encontraba ahí, buscando una explicación que el británico aún no daba.

Suspiró, buscando un poco de estabilidad y se giró hacia Arthur, aunque sin poder definir mucho de su rostro, pues la oscuridad los escondía a ambos, dándole de alguna manera un poco más de confianza para actuar. No iba a admitir que estaba jaloux. Primero muerto. Así que debía pensar bien en lo que diría. Pasaron un par de minutos antes de que se animara a hablar, y cruzándose de brazos, se dirigió al ojiverde.

-Lo único que quiero saber, es que sucedió. -Se arrepintió en esos momentos, después de todo ya sabía lo que había sucedido. No, eso no era. -O más bien, por qué sucedió.

Se quedó mirando expectante a su acompañante.

Maldito sea el momento en que había abierto la boca, él y el austriaco, ahora por alguna razón estaba asustado. Quizás porque nunca se había esperado esa reacción por parte del francés, y menos que recurriera a los golpes con el germano. Ahora no solo estaba siendo arrastrado por medio campus, si no que prácticamente había sido tratado como un cualquiera. En su rostro se formó una mueca ligera de dolor, pero no reclamó nada, su orgullo no se lo permitía.

Una vez se hubieron detenido, bajó la mirada, aunque daba igual, todo estaba sumido en sombras e inconcientemente una de sus manos fue a dar al sitio en su brazo dónde había sido agarrado, aún le dolía un poco. No quiso decir nada dentro de aquel silencio que se formó, tampoco le correspondía decirlo, mas se mordió el labio al oir al otro hablar hasta el último momento.

-¿Quieres que te de detalles o qué? Tsk... Perdí una apuesta, de esas que suelen hacer el resto. Después de todo era el secretario del consejo estudiantil ¿no? Dí mi palabra de que haría lo que él me pidiese si es que perdía. Bien, ya sabes que pasó, me citó al baño... Y ya. Pasó ¿Qué más quieres que te diga? -Lo había dicho todo más o menos apurado, si al fin y al cabo ese francés no tenía porque enterarse de todo aquello. No tenía poder sobre él - ¿Por qué te importa tanto? No es como si fuese algo que ni tú hicieras....

Esuchó pacientemente lo que Arthur tenía por decir, pero eso no significó que su rabia hubiera disminuido. Au contraire. Esa actitud que el percibía como desafiante en el otro, lo irritaba cada vez un poco más. Buscó algo para desquitarse, pero la oscuridad esta vez estaba en su contra y apenas y podía distinguir la silueta de su acompañante.

- ¡Qué importa si yo lo hago o no! Merde! ¡La cuestión es que fuiste TÚ el que lo hizo! -Sus argumentos no tenían sentido, y lo sabía perfectamente. Pero sus celos y la desesperación no le permitían fraguar una mejor contraposición. Nuevamente caminó hacia Arthur, tomándolo por los hombros, hablando en un susurro fúrico. -Entonces, si yo te apuesto contigo... ¿harías lo mismo?

Lo que Francis le había dicho terminó por colmarle la paciencia de un modo descomunal ¿La cuestión era que ÉL la había hecho?, apretó los puños notoriamente molesto. Ya, el francés de seguro quería burlarse de él y hacerlo sentir mal, por eso buscó la manera de llevarle la contraria en lo que fuese.

-¿Qué? ¿Acaso no tengo derecho a acostarme con quien quiera? Pues mira que lo hice ¿y sabes qué? Me gustó... - Soltó una ligera risa burlona- ¿Acaso estás celoso? Será eso... -Cuando le oyó decir lo último, entrecerró los ojos- No es de mi preferencia apostar... Pero si me viera en la necesidad de hacerlo, lo haría... Pero, viendo que no tienes nada más coherente para decir, mejor me retiro.

Dicho esto, dio un paso hacia atrás, alejándose del otro para dar media vuelta y darle la espalda, dispuesto a irse. Ya había tenido suficiente de todo ello. Más del extraño comportamiento que el francés demostraba, por más que intentó no había una razón de peso para que le afectase de esa manera, a menos que... Negó con la cabeza mientras comenzaba a caminar, eso no era, definitivamente no.

¿Dijo que le gustó? Ja. Eso lo decía porque sin duda alguna, no había probado las habilidades del francés cómo amante. Pero eso podía cambiarse. En cuanto el otro mencionó el asunto de los celos, dio un pequeño respingo, preparando un nuevo argumento con el cual rebatirle esa proposición, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, el británico comenzó a alejarse.

Súbitamente, más por inertie que por otra cosa, lo tomó por el brazo. Ya no con el agarre violento de antes, sino con uno que más bien denotaba desesperación. Desesperación porque Arthur no se fuera.

-¿Entonces quien sea está bien para ti? ¿Cualquiera menos yo? -Tenía el ego herido, y lastimosamente admitió, que también un poco el corazón.- No te vas a ir, cejotas. No te lo voy a permitir.

Y cumpliendo la reciente amenaza, rodeó el cuerpo más pequeño con sus brazos, fuertemente. Al principió pensó que la reacción que su cuerpo sería de asco, de desagrado. Pero el mismo se sorprendió al descubrir que en realidad, la calidez del ojiverde le resultaba charmant.

Iba a devolverse a plantarle un golpe en la cara al sentir un nuevo agarre, pero quedó estático al sentirse rodeado por los brazos ajenos, haciéndole estremecer ligeramente. Nunca fue bueno en comprender los sentimientos de los demás, y eso era porque nunca se molestó en hacerlo, por eso no lograba descifrar que pasaba en la cabeza del francés para comenzar a actuar de esa manera. Nada, para él, en ese instante tenía algo de sentido, por eso intentó ordenar su cabeza, a duras penas.

-¿Y qué ganas reteniéndome aquí? N-no sé que te pasa Francis... Te comportas extraño... Si lo que quieres es "hacer eso" no cuentes conmigo ahora.... -Suspiró con fuerza, sí, habío dicho "ahora", como si en otro momento hubiese alguna oportunidad. Pero ni él sabía bien que decirle, la causaba una tremenda curiosidad saber que pasaba por la mente del más alto, por eso su rostro lentamente se dirigió hasta el de él, mirándole fijamente a los ojos, dentro de lo que podía por la falta de iluminación. -Sólo dime que te pasa, Francis.

Le resultaba extremadamente difícil devolverle la mirada al otro, pero se armó de valor y lo hizo. Temblaba de una forma casi imperceptible, por nervios y sentimientos reprimidos, pero de ninguna manera aflojaba el agarré que ejercía sobre el cuerpo británico.

-¿Quieres saber qué me pasa...? -Lentamente fue acercando su rostro al del otro, dejando su frente junto a la contraria.-Me pasa que me estoy muriendo de jalousie, al imaginar a cualquier otro que no sea yo tomando tu cuerpo... -Su voz era suave, calmada, como si con ella buscara embrujarlo.- Porque te quiero para mí, sólo para mí.

Acto seguido, tomó al rubio por el mentón, rozando apenas sus labios con los de él, en un delicado intento por transmitir sus sentimientos. ¿Quién lo diría? El confesándose a aquel cejón. Qui aurait cru.

Encogió un poco el cuerpo, de alguna manera el calor del cuerpo ajeno le estaba afectando, pero no supo captar la forma en que lo hacía, solo algo muy pequeño se movía, tal vez solo era la impresión del momento.

-Francis, tú... -La voz se le fue en un hilo, ahora el otro estaba prácticamente pegado a su rostro, y un sonrojo se hizo presente en sus mejillas- N-no... - No supo que decirle ¿otro que no fuera él? Entonces, por un instante se imaginó aquella situación, pero con el francés y su cuerpo volvió a estemecerse ¿por qué le hablaba de esa manera? No supo explicarse hasta que oyó la última frase. - ¿Me quieres... solo para tí? - Entonces supo a que se refería, era una clase de confesión. Le había costado bastante captarlo, tal vez porque era la primera vez que le pasaba algo así.

Se rindió, simplemente no supo como responderle al francés, porque ni él entendía que pasaba por su propia cabeza, solo se limitó a sentir aquel roce entre los labios de ambos, aunque sabía que eso no ayudaría mucho a despejar la cabeza.

Muy lentamente comenzó a profundizar el beso, cortando la milimétrica distancia que podía haber entre ellos. No tenía la menor idea de lo que estaba diciendo o haciendo, pero tampoco era como si le importara. Lo único que tenía en mente en ese instante eran los labios británicos amoldándose a los suyos delicadamente. Y entonces no pudo evitar pensar que ninguno de sus anteriores amantes lo habían hecho estremecerse en la cama como el inglés lo hacía con tan sólo un beso.

-...Alors quoi? -Cuestionó, impaciente de alguna manera por conocer la respuesta de Arthur. Se lamentó entonces de ser tan desesperado. ¿Qué podía esperarse? Era más que bien sabido que el ojiverde le odiaba, lo demostraba cada que podía. Sólo estaba haciendo el ridículo. Y bueno, era su culpa de todas maneras, por haberse enamorado justo de ce garçon.

Sus manos se elevaron, tomando al rubio por el rostro, acariciándole después las mejillas con mucha delicadeza. Quizás y sus ojos estaban jugándole una pequeña broma, pero podía jurar que las mejillas ajenas contenían un muy dulce toque carmín. El joven gritón, estricto y violento que siempre estaba en los pasillos, en aquel momento lucía realmente indefenso. Deseable.

Mantuvo los ojos cerrados, dedicándose solo a sentir el beso en sus labios, sin atreverse aún a corresponderlo. Notaba algo extraño, incluso curioso en el comportamiento del francés, que de todos modos, en el fondo le estaba removiendo un poco, casi enterneciéndolo. Sin embargo aún no encontraba explicación a lo que él mismo pudiese estar sintiendo, por lo que abrió despacio los ojos, luego de oir la pregunta y sintiendo aquellas cálidas manos en sus mejillas le dedicó una pequeña y casi inperceptible sonrisa.

-¿Entonces qué? No lo sé, no pensaba que me dirías esto alguna vez, pero... ¿Podríamos probar? -Cuestionó, desviando la mirada de manera avergonzada. No quería decirle que sí, porque en el fondo sabía que las cosas no siempre terminaban bien, sobretodo con el carácter de ambos. Si solo pasaba un rato con él, tal vez entenderían que Francis solo lo deseaba de esa manera porque lo veía como algo imposible, o eso intento convencerse. Porque el francés jamás se enamoraría de él, de hecho, jamás nadie se enamoraría de él, después de todo era un amargado ¿no?

[Lamento la demora, demasiadas cosas que hacer y cosas tontas así, pardonnez-moi.]

Aquellas palabras lo tomaron realmente por sorpresa. Se esperaba un rechazo inmediato, quizás incluso un par de golpes y ya. Pero que el británico cediera a siquiera pensarlo no lo había concebido ni en el más dulce de sus sueños. Sonrió ampliamente, volviendo a abrazarlo con fuerza. Su cuerpo le pedía a gritos sentir el calor del muchacho, tenerlo, poseerlo completamente.

-Arthur... -Susurró, con una voz grave, seductora y aterciopelada, buscando nuevamente los labios del anglais. Sus manos se controlaban desesperadamente para no realizar un movimiento que lo arruinara todo. Pero simplemente, la anatomía del ojiverde era irresistible para él. Era por el hecho de que había un sentimiento de por medio. No quería sexo, lo que quería hacer con él era el más profundo e intenso amour.-...ven conmigo.

Oirle hablar de esa manera lo hizo estremecer. Nunca pensó que Francis podría llegar a tratarle de esa manera, siempre vivían peleándose y nada más, usualmente ese tono lo usaba con alguna chica linda o algo similar. Sintió las manos del francés tomarle y moverse sobre su cuerpo, poniéndolo un poco más nervioso de lo que ya estaba. Lo haría de todas maneras, parte de sí no quería echarse atrás.

-Nh... ¿A dónde vamos? - Parpadeó confuso, mirandole como pudo entre la oscuridad. Luego de eso miró hacia los lados pero no lograba ver a nadie más -Uh... Espero que no sea alguna de tus bromas... O algo así.. -La idea se le había formado en la cabeza y comezaba a asustarle de sobremanera.

[Gomen también la demora ;3; me perdí por el mundo]